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La Lucha


Enviado por   •  6 de Mayo de 2013  •  Ensayos  •  687 Palabras (3 Páginas)  •  283 Visitas

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Cuaucóhuatl y Axolohua fieron pasando y miraron mil maravillas allí entre las cañas y las juncias.

Ese había sido el mandato que les dio Huitzilopochtli a ellos que eran sus guardianes, eran sus padres los dichos.

Lo que les dijo fue así: - “En donde se tienda la tierra entre cañas y entre juncias, allí se pondrá en pie, y reinará Huitzilopochtli.”

Así por su propia boca les habló y esta orden les dio.

Y ellos al momento vieron: sauces blancos, allí enhiestos; cañas blancas, juncias blancas, y aun las ranas blancas, peces blancos, culebras blancas: es lo que anda por las aguas.

Y vieron después donde se parten las rocas sobrepuestas, una cueva: cuatro rocas la cerraban. Una al oriente se ve, nada de agua tiene, es sin agua que se agita.

La segunda roca de la cueva ve al norte: se ve que está sobrepuesta, y de ella sale el agua que se llama agua azul, agua verdosa.

Cuando esto vieron los viejos se pusieron a llorar.

Y decían: - ¿Con que aquí ha de ser?

Es que estaban viendo lo que les había dicho, lo que les había ordenado Huitzilopochtli.

Es que él les había dicho:

-“Habéis de ver maravillas muchas entre cañas y entre juncias.”

¡Ahora las estamos mirando – decían ellos –, y quedamos admirados!

¡Cuán verdadero fue el dicho, bien se realizó su orden!

Van a buscar a los mexicanos y les dicen:

- “Mexicanos, vamos, vamos a admirar lo que hemos contemplado. Digamos al

Sacerdote: él dirá qué debemos hacer.”

Fueron a Temazcatitlan y allí se detuvieron. Por la noche vinieron a ver, vieron a mostrarse unos a otros y era el sacerdote Cuauhtlaquezqui, que es el mismo Huitzilopochtli.

Dijo él: - Cuaucóhuatl, ¿habéis visto allí todo lo que hay entre cañas y juncias? ¡Aún resta ver otra cosa!

No la habeís visto todavía.

Id y ved un nopal salvaje: y allí tranquila veréis un águila que está enhiesta. Allí come, allí se peina las plumas, y con eso quedará contento vuestro corazón: ¡allí está el corazón de Copil que tú fuiste a arrojar allá donde el agua hace giros y más giros! Pero allí donde vino a caer, y habéis visto entre los peñascos, en aquella cueva entre cañas y juncias, ¡del corazón de Cópil ha brotado ese nopal salvaje! ¡Y allí estaremos y allí reinaremos: allí esperaremos y daremos encuentro a toda clase de gentes!

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