La Obsesión De Jean-Baptiste Grenouille Con Los Olores Expuesto Mediante Figuras Literarias

En el mundo hay personas que son muy buenas para una actividad en específico y siempre desean mejorar en esta, de una manera tan obsesiva que llegan a un punto extremo que termina afectando al resto. La obra “El perfume”, publicada por el autor alemán Patrick Süskind en 1985, refleja hasta que punto una persona se puede dejar llevar por sus obsesiones para obtener lo que desea, lo cual es demostrado por medio de figuras literarias y técnicas narrativas. En el siguiente ensayo se analizara cómo el narrador expone la obsesión del protagonista Jean-Baptiste Grenouille por los olores y el papel de la voz narradora en este aspecto.

La novela relata la historia del personaje Jean-Baptiste Grenouille, en Francia del siglo XVIII. Descrito como uno de los hombres más geniales y abominables de su época, Grenouille descubre y percibe el mundo a través del sentido del olfato, que tiene más desarrollado que el resto de las personas. A partir de su cualidad innata, este deseaba obtener el perfume perfecto, y para ello asesina a muchachas vírgenes de aproximadamente 15 años de edad para lograrlo mediante técnicas de extracción aprendidas a lo largo de su juventud.

El recurso estilístico de la retórica en la literatura se considera como un giro o transgresión del lenguaje para expresar con mayor vigor o exactitud una idea. Recurriendo al empleo de voces y palabras sin atenerse a significados implícitos, el autor no escribe en un sentido literal sino que provee un sentido diferente al comúnmente utilizado. El enfoque de este ensayo está basado en dos figuras literarias que ayudan a mejorar la comprensión del lector respecto a lo narrado; la sinestesia y la metáfora.

La sinestesia consiste en mezclar sensaciones de órganos distintos (audición, visión, gusto, olfato, tacto) o mezclar estas sensaciones con ciertos sentimientos. Jean-Baptiste tiene una gran afinidad con los olores por lo que posee la capacidad de separar, combinar y crear nuevos olores en su mente. Cuando Jean-Baptiste es enviado a recoger leña siendo un niño, el narrador describe cómo él huele cada clase de madera y era capaz de distinguirlas como si fueran objetos totalmente diferentes. Mediante la sinestesia se exagera y altera la realidad consiguiendo una mayor expresividad haciendo la situación más interesante y atípica:

“Pronto, no olió solo madera, sino clases de madera, arce, roble, pino, olmo, peral, a madera vieja, joven, podrida, mohosa, musgosa e incluso a troncos y astillas individuales y a distintas clases de serrín y los distinguía entre sí como objetos claramente diferenciados, como ninguna otra persona hubiera podido distinguirlos con los ojos.”

( Suskind,1985. P. 30).

Con respecto a la cita anterior se puede evidenciar como el autor mezcla el olfato del personaje con algo que pudiera ser visto y distinguido con los ojos. Este lo hace con la intención de darle énfasis al don de Grenouille y mostrar lo poderoso que era. Por medio de esta descripción de olores y visiones que Grenouille creaba en su cabeza, el narrador demuestra la potencia y la magnitud del olfato de él y así resaltar la característica que lograba la obsesión con los olores.

A medida que la historia avanza jean-Baptiste adquiere comportamientos anormales derivados de su condición, le empieza a tener asco al olor humano y esto hace que poco a poco se vaya alejando de la sociedad, hasta que se encuentra solo en medio de una selva la cual nunca había sido habitada por el hombre. Es ahí cuando lleno de tranquilidad, se queda a vivir 8 años en una cueva oscura y desolada, creando su propio mundo en el cual el era el rey y vivía de los olores que había recolectado a lo largo de su vida.

La obsesión de Grenouille con los olores está igualmente expuesta por el narrador por medio de la metáfora, es decir la unión un término real con uno imaginario entre los cuales existe una relación de semejanza o analogía; “En el universo interior de Grenouille no había nada, ninguna cosa, sólo el olor de las cosas.” (Suskind, 1985. P. 127). En esta frase se puede ver como se une un término real que es el universo con uno imaginario que es el interior de Grenouille. Por medio de esta metáfora el narrador logra describir la mente y los pensamientos

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