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La Odisea

DannyND3122 de Marzo de 2015

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La ninfa Calipso retenía a Odiseo, que deseba volver a Ítaca para reencontrarse con su mujer Penélope. En cierto momento, los dioses decidieron que el héroe podría volver. Hermes fue el encargado de avisar a Calíope de la decisión mientras que Palas Atenea fue a Ítaca y, entre otras ayudas, reveló a Telémaco, hijo de Odiseo, que su padre no habla muerto y lo instó a ir en su búsqueda. Mientras tanto Calipso se despidió de Odiseo, que en una balsa se preparó para tu/ver a Ítaca. A pesar de que Poseidón puso varios obstáculos, continuó su viaje gracias a la ayuda de diversas divinidades comoIno, Atenea y Circe. Ayudado por Atenea, llegó, camuflado, a la tierra de los feacios donde su rey Alcínoo le prometió ayudarlo y lo recibió como huésped. Llegado el momento, Odiseo se revela como quien es realmente y /es refiere la historia de su alejamientoy de los peligros atravesados (enfrentamiento con cíclopes y descenso a! Hades).

Tal fue lo que contó Odiseo. Enmudecieron los oyentes en el oscuro palacio, y quedaron silenciosos, arrobados por el placer de oírle. Pero Arete, la de los níveos brazos, rompió el silencio y les dijo:

—Feacios! ¿Qué os parece este hombre por su aspecto, estatura y sereno juicio? Es mí huésped, pero de semejante honra participáis todos. Por tanto no apresuréis su partida ni le escatiméis las dádivas, ya que se halla en la necesidad y existen en vuestros palacios tamañas riquezas, por la voluntad de los dioses.

Alcínoo respondió de esta manera: “Odiseo al verte no sospechamos que seas un impostor ni un embustero (…); tú das belleza a las palabras, tienes excelente ingenio e hiciste la narración con tanta habilidad como un aedo, contándonos los deplorables trabajos de todos los argivos y de ti mismo. Cuéntame, pues, esas hazañas admirables; y yo me quedaría hasta la divina Eos, si te decidieras a referirme en esta sala tus desventuras’.

Respondiole el ingenioso Odiseo: “; Rey Alcínoo, el más esclarecido de todos los ciudadanos! Hay horas oportunas para largos relatos y horas destinadas al sueño: mas, si tienes todavía voluntad de escucharme, no me niego a referirte otros hechos aún más miserandos (...) (Odiseo cuenta sus aventuras y lo que sucedio

después de 5u diálogo con Circe.) La divina entre las diosas se internó en la isla, y, yo, encaminándome al bajel, ordené a mis compañeros que subieran a la nave y desataran las amarras. Embarcaronse enseguida y, sentándose por orden en los bancos, comenzaron a herir con los remos el espumoso mar. Por detrás de la nave de azulada proa, soplaba próspero viento que henchía las velas; buen compañero que nos mandó Circe, la de lindas trenzas, deidad poderosa dotada de voz. Colocados los aparejos cada uno en su sitio, nos sentamos en la nave, que era conducida por el viento y el piloto. Entonces dirigí la palabra a mis compañeros, con el corazón triste, y les hablé de este modo:

-.--¡Oh amigos! No conviene que sea únicamente uno o dos quienes conozcan los vaticinios que me reveló Circe, la divina entre las diosas; y os los voy a referir, para que, sabedores de ellos, o muramos o nos salvemos, librándonos de a muerte y del destino. Nos ordena, ante todo, rehuir la voz de las divinas Sirenas y el florido prado en que se hallan. Manifestándome que tan sólo yo debo oírlas, pero atadme con fuertes lazos, de pie y arrimado a la parte inferior del mástil —para que me esté allí sin moverme— y las cuerdas líguense a él. Y en el caso de que os ruegue o mande que me soltéis, atadme con más lazos todavía.

Mientras hablaba, declarando estas cosas a mis compañeros, la nave bien construida llegó muy presto a isla de las Sirenas, pues la empujaba favorable viento.

Desde aquel instante, echose el viento, reinó sosegada calma y algún numen adormeció las olas. Levantáronse mis compañeros, amainaron las

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