La Ultima Noche
karlaivonne1231 de Mayo de 2014
818 Palabras (4 Páginas)431 Visitas
La última noche
Enrique Jaramillo Levi
La tarde se fue desplazando con la lenta monotonía de otros tiempos, cuando la capacidad de apreciación y análisis de aquel hombre aún yacían adormecidos por la ignorancia propia de un ser raigalmente sencillo.
Pero ahora fue capaz de entender a fondo, acaso por primera vez, que desde hacía muchísimos años vivía en un sitio privilegiado por Dios o por la simple naturaleza, y que el paso de una hora a otra más avanzada guardaba similitud con el reflejo de un estado de ánimo infinito que se movía de la vehemencia diurna a la monotonía de un anochecer inminente.
Porque cuando llega finalmente la noche, como cuando arriba la madurez y más tarde los años de una edad más avanzada, la percepción de las cosas se unta de esa misma falta de luz que pernea ahora las últimas horas de la tarde, impidiéndole captar en todo su esplendor las últimas minucias del día, sus implicaciones, las posibles consecuencias.
En la distancia, el sol se ponía con cierta majestuosidad untuosa tras las montañas, y sin duda ese era un espectáculo hermoso, digno de sus años, digno sin duda de cualquier edad. Ya no distinguía bien la forma de los árboles que poblaban el jardín, ésos que él mismo, de niño, había sembrado a instancias de su padre en épocas ya remotas y siempre memorables.
Tampoco podía ya distinguir, por más que mirara fijamente y esforzándose, la calidad de la roja tierra suelta de los nuevos sembradíos que junto a su nieto había dispuesto en días anteriores. Sin duda la deficiencias de su vista cansada tenían mucho que ver con el fenómeno, que apenas meses atrás no había percibido, pero tenía la impresión de que también era cierto que ahora oscurecía más temprano a pesar de que el invierno seguía vigente en la región, pese a que no era propio de la época que algo así ocurriera.
Y al principio sintió un inédito temor recorriéndole de forma descomedida la piel, yéndosele así hacia adentro, llegando poco a poco sin anunciarse hasta la médula de sus huesos.
Se había distraído un segundo, y cuando volvió a mirar en lontananza ya no había montañas lejanas perfilándose, ni más cerca de él árboles parcialmente sembrados por sus manos e ilusiones, pero ya para entonces se sentía en paz con el mundo y consigo mismo.
Ahora las luciérnagas revolotean cerca sin demasiada cautela, se escucha el sonido enmarañado de los grillos en alguna parte, y hay un momento en que la mente, titilando con indeseada timidez en su vacío ámbito, se le queda en blanco anunciando una etapa inédita en su ya larga existencia, una franja deshabitada de recuerdos a la que, sin reconocerlo abiertamente, había temido toda su vida. Entonces viene el sueño, y en su suave madeja se aposentan los viejos fantasmas familiares invitándolo sin mayor protocolo a compartir su compañía.
Hilario Andrés Araujo ya no ve cómo la oscuridad de la última noche lo rodea suave pero decididamente, apropiándose por completo pero sin prisa de cada cosa conocida a su alrededor, borrando sus contornos, respetando no obstante ese sagrado espacio propio en el portal de su casa iluminado por el débil foco que pende del techo de adobe, ese sitio de infinita quietud donde hasta hace un instante se columpiaba en la vieja mecedora entrañable de mimbre fabricada por sus manos, pero desde luego ni remotamente tan vieja como él.
Enrique Jaramillo Levi
________________________________________ (Panamá, 1944)
Poeta y cuentista panameño nacido en Colón. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Panamá, es fundador, editor y director de la revista cultural Maga y de la editorial Signos, así como de diversos premios literarios. Es autor de los libros de cuentos, Catalepsia (1965), Duplicaciones (1973), El búho que dejó de latir (1974), Renuncia
...