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La cenicienta, una versión remasterizada


Enviado por   •  23 de Octubre de 2019  •  Trabajos  •  1.438 Palabras (6 Páginas)  •  180 Visitas

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rase una vez en un muy, muy, muy lejano y hermoso reino un una hermosa niña llamada “Ella”, con rizos tan brillantes como el sol y con piel tan brillante y blanca como porcelana, Ella venía de una pequeña familia; su padre, un hombre de cabellera castaña y piel canela, era uno de los comerciantes más importantes de todo el reino, y su madre, una hermosa mujer pelirroja y piel demasiado pálida que se dedicaba totalmente a su cuidado. Con el paso de los años Ella crecía cada vez más, disfrutando del amor y compañía de su madre, su padre, por otro lado tenía que viajar frecuentemente por negocios, pero cada vez que regresaba de sus viajes traía consigo un regalo sorprendente para ella.

Todo transcurrió como en un cuento de hadas por 9 años, hasta que un día su madre enfermó, buscar arduamente dentro y fuera del reino doctores para curarla, pero todo era en vano, 2 meses después cuando su madre casi a punto de morir le pidió se acercara para su última voluntad, le hizo prometer que sería valiente y bondadosa ante todo. El tiempo pasó, y el dolor por la muerte de su madre se volvió un recuerdo. En su corazón no hubo rencor o enojo, nunca cambió, pues recordaba la promesa hacia su madre, ser valiente y bondadosa. Su padre sin embargo había cambiado mucho, pero tenía fe en que habría tiempos mejores.

Varios años más tarde su padre conoció en uno de sus últimos viajes al mercader de textiles más grande del reino, quien repentinamente murió, dejando viuda a su esposa, Lady Elies, y huérfanas a sus dos hijas, Drizella y Anastasia. Más por lástima que por amor el padre de Ella se hizo cargo de ellas, llevándolas a vivir a su casa. Sus hermanastras, carecían de aptitudes para el quehacer del hogar, de hecho carecía de aptitud para cualquier arte. En un principio la convivencia y el trato hacia Ella por parte de Lady  Elies y sus hijastras era maravilloso; pero un día todo cambió. El mensajero familiar anunció la muerte de su padre, quien falleció durante uno de sus viajes a causa de una enfermedad desconocida.

Para subsistir había que tomar medidas drásticas, Lady Elies despidió a la servidumbre. Su madrasta y hermanastras abusaban de su bondad, y poco a poco fueron tratando menos a Ella como una hermana, y más como una mucama, Ella terminó haciendo todo el trabajo. Para ella por un lado esto era bueno, pues la distraía de su dolor, o al menos eso era lo que su madrasta decía; para Lady Elies y sus hijas era muy placentero darle muchas distracciones. Siempre compartía sus alimentos con los ratones, o al menos las sobras que le dejaban. Su madrastra la mandó a dormir al ático, ya que sus hermanastras decidieron ocupar su cuarto, pero, al final del día hacía demasiado frío en el ático, para pasar la noche se recostaba en el piso junto a la chimenea para entrar en calor.

Por las mañanas cuando despertaba tenía la cara llena de cenizas de las brasas de la chimenea, por lo que su madrastra y hermanastras apodaron como burla “Cenicienta”. Ella, o Cenicienta, como le llamaban desde ese día sentía que la habían transformado en una pobre criatura de ceniza y pena. Quizá fue bueno que sus hermanastras fueran tan crueles, pues de no haber ido al bosque, no habría conocido al  príncipe, y con él,  toda la verdad.

El rey, un hombre de piel blanca, culto y elegante, al estar tan moribundo organizó una fiesta de máscaras para que su hijo, el príncipe Charles, un joven alto, apuesto y pelirrojo desposara a una noble mujer, aunque su madre, una mujer hermosa, con caireles tan rubios y definidos, podía reinar después de la muerte de su esposo, pero la ley solo permitía a las mujeres de la realeza ascender al máximo cargo (reina) al estar casadas, y ella no pretendía volver a casarse. Por su puesto la familia de Ella fue invitada, estaba emocionada por ver de nuevo a Charles, quien anteriormente se hizo pasar por aprendiz, y sus hermanastras se sentían 100 veces más emocionadas e intrigadas por la idea de conocer al príncipe. La madrasta mandó a confeccionar 3 finos vestidos, uno para ella, y otro para sus hijas, dejando atrás el sueño de Ella por volver a ver al príncipe.

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