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Las Cruces Sobre El Agua


Enviado por   •  22 de Mayo de 2013  •  3.175 Palabras (13 Páginas)  •  352 Visitas

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LAS CRUCES SOBRE EL AGUA

BIOGRAFÍA DEL AUTOR

Joaquín Gallegos Lara

Escritor guayaquileño nacido el 9 de abril de 1909, hijo del Sr. Joaquín Gallegos del Campo y de la Sra. Emma Lara Calderón.

Tuvo la desgracia de nacer con una grave lesión en la columna vertebral que le atrofió las piernas impidiéndole caminar y condenándolo a arrastrarse por el suelo para poderse movilizar. Por eso, al no poder asistir a la escuela ni jugar como los otros niños, dedicó todo su tiempo al estudio y la lectura dentro de su casa, empeñándose en aprender idiomas y llegando a dominar casi perfectamente el francés, el alemán, el italiano y el ruso.

Por el año 1927 su personalidad y amplia cultura llamaron poderosamente la atención a numerosos jóvenes que se reunían en su buhardilla a conversar con él. Fue así como conoció a Demetrio Aguilera Malta, quien más tarde le presentó a Enrique Gil Gilbert, y en poco tiempo nació entre los tres una inseparable amistad. Producto de esta unión apareció en 1930 la obra «Los Que se Van» (Cuentos del Cholo y del Montubio), que incluye varios cuentos de los tres escritores amigos, y con la que se inició al realismo social en el Ecuador.

A ellos se unieron posteriormente Alfredo Pareja Diezcanseco y José de la Cuadra, y juntos formaron el «Grupo Guayaquil» que tanto lustre dio a las letras ecuatorianas.

«Siempre inquieto guió a sus camaradas por el camino combativo de la militancia política. No quiso yacer en el lecho del inválido. Su voz estuvo presente en el Sindicato y en la Asociación Obrera, en el grito de insurgencia por mejores condiciones de vida para su pueblo. Escribió la conferencia y el microensayo, suya fue la voz del combatiente que se levanta en armas con la idea» (Barriga López.- Diccionario de la Literatura Ecuatoriana).

En 1943, como miembro del Partido Comunista que dirigía Pedro Saad formó parte de Acción Democrática Ecuatoriana, organización política de oposición al régimen constitucional del Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río. Luego del triunfo de la Revolución del 28 de Mayo de 1944, la Municipalidad de Guayaquil lo premió con la Medalla de Oro, que le fue entregada en sesión solemne del 9 de octubre.

Muy rica fue su producción literaria, en la que se encuentran obras como «Las Cruces Sobre el Agua», en la que relata de manera novelesca varios aspectos de la vida guayaquileña y los primeros días de esos triunfos sociales de los trabajadores del Ecuador, especialmente los relacionados con la Revolución del 15 de Noviembre de 1922; «La Ultima Erranza», «Biografía del Pueblo Indio» y «Cuentos Completos», estas dos últimas fueron publicadas en 1952 y 1956, cuando él ya había muerto.

En efecto, Joaquín Gallegos Lara murió en su ciudad natal, Guayaquil, el 16 de noviembre de 1947.

RESUMEN DE LA NOVELA

Alfredo Baldeón vivía en una vieja covacha llamada “La Artillera” en la ciudad de Guayaquil con su madre Trinidá y su padre un panadero llamado Juan, él era muy apegado a las faldas de su madre. Su padre era el más bravo de toda la covacha nadie se atrevía a meterse con él, por lo cual Alfredo empezaba a sentirse orgulloso y de grande esperaba ser como su taita.

Sus padres peleaban mucho, Trinidá vivía rabiosa. Se quejaba del mercado caro, de la blancas angurrientas a las que lavaba la ropa, de las vecinas y del marido que el daba una miseria del jornal y que correteaba detrás de otras.

Todos los días Alfredo jugaba con su grupito de amigos, sus vecinos en La Artillería; Segundo hijo de doña Manuela era como una especie de jefe de los más chicos, una noche hicieron una travesura por la cual se lo iban a llevar detenido a Alfredo, pero una joven mujer blanca intercedió por él para que no se lo llevasen desde ese momento él quedó muy agradecido, nunca había conocido persona igual; era como si su madre fuera blanca.

A Trinidá no le gustaba vivir en la sucia y vieja covacha, bueno en realidad no se acostumbraba a vivir en Guayaquil, siempre que pelea con Juan, amenazaba con que regresaría donde su mamá, a Daule porque ahí tenía una vida mejor y no llena de miseria como la que tenía con él, pero a la vez ella decía que si no se iba era únicamente por su hijo, por Alfredito, el cual en una ocasión defendió a su mamá para que su taita no le pegara.

Todas las mañanas Alfredo al disimulo intentaba ver a la blanca porque desde aquel día solo pensaba en ella, a toda hora del día ella estaba en su pensamiento, un día al regresar a la casa después de verla; encontró a su padre envuelto en la penumbra de la habitación, sentado en el catre, le tendió la mano y le dijo que su madre se había ido a Daule y que no podía llevárselo. Alfredo salió corriendo, llorando y gritando ¡Mamacita! ¡Mamacita mía!

Después de una semana entera de no salir a jugar, de solo llorar y llorar, prometió nunca más hacerlo y que en cuánto pudiera se iría a buscar a su madre.

Alfredo había escuchado que Segundo estaba enfermo y quería verlo así que se metió a su casa a escondidas, encontró a Segundo tirado en una cama, ardiendo en fiebre y con una pestilencia muy grande; tenía peste bubónica. No querían llevarlo al hospital porque decían que ahí mataban a los pestosos; pero al enterarse de que en la covacha había un enfermo los del hospital se lo llevaron Al Lazareto. En ese tiempo los extranjeros llamaban a Guayaquil el hueco pestífero del Pacífico.

Juan también se había contagiado de la bubónica y Alfredo no sabía qué hacer si llevarlo Al Lazareto, porque se lo había recomendado el tendero, el cual le había dicho que no sea tonto que lo llevase, que ahí si quiera hacen algo para evitar que se muera o si dejarlo morir en la casa sin hacer nada. Juan fue llevado y al contario de Segundo quien había muerto, se sano y retornó a su casa.

Pasaron varios años, Juan ya tenía nueva mujer, Magdalena, con la que tuvo dos hijos más; Alfredo había crecido y ahora tenía quince años y la nueva familia se mudó a la plazuela Chile abandonando la vieja covacha.

Alfredo a menudo iba con sus amigos al Muelle del Gas, a nadar y a bañarse, allí había acoderados dos barcos, uno de ellos de guerra, de casco gris, “El Cotopaxi”, el cual iba a zarpar en ese momento. Cuando retornaban a su casa Onésimo le propuso a Alfredo irse pelear con él y con su patrón a Esmeraldas, claro formarían parte de los rebeldes.

Después

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