Las Dos Elenas

La verdad es que la historia está muy interesante, jamás pensé que iba a tener ese final. Por lo regular cuando leo, en este caso un cuento, siempre voy pensando el porqué del título, adelantando cual será el final. Esta vez esperaba un final diferente.

Cuando comencé a leer, creí que se trataba de una doble personalidad de Elena, una hija que se casó joven, que tenía grandes sueños, que vivía en su mundo moderno, una esposa que descuidaba su casa, asistía a fiestas raras, y en algún momento pensaba en tener dos esposos. Tal como lo describe la madre. Por otra parte esa esposa que vivía enamorada de Víctor, y aunque pensaba en tener otra pareja, jamás le seria infiel, todo indicaba que lo amaba y que se llevaban muy bien.

Prácticamente en todo el cuento Víctor habla bien de Elena, su esposa. Pareciera un eterno enamorado.

Pero sorpresa, resulta que admira ciertas cosas de su suegra, la otra Elena. Pero pensé que solo era admiración, por el contraste que resulta entre madre e hija. Una muy moderna, con una vida agitada y la otra toda una señora, seria, con experiencia y según con mucha moral.

Creí que la mala del cuento iba a ser Elena, la hija. Adelantándome, imagine que en cualquier momento iba a traicionar a Víctor con algún amigo, y como el habla y se expresa muy bien de ella, iba a quedar como la peor de las mujeres.

No pensé que Doña Elena, fuera capaz de traicionar a su hija, porque pareciera que es una persona de mucha moral. Realmente lo que habla en el cuento, es acerca de la actitud de Elena, de la educación que le dio, de la tranquilidad que debe tener su esposo y de Veracruz, pareciera que no hay nada más.

Por eso, jamás imagine que se fuera a meter con el yerno.

Desde mi punto de vista, en esta historia no hay justificación ni para Víctor, ni para su suegra. Creo que tal vez Elena (hija) no se merecía esta traición.

Por supuesto que no me espanto, cada persona para bien o mal, con moral o sin ella, es su sentir y por eso actúan o hacen ciertas cosas.

Me encanto el cuento, por el giro que tiene la historia. Más no por el desenlace de la misma. Pero efectivamente estos, no son cuentos de hadas.

Carlos Fuentes nació de padres mexicanos en Panamá, el 11 de noviembre de 1928 y falleció a los 83 años en la Ciudad de México, el 15 de mayo de 2012. Su padre era diplomático, por lo que el escritor pasó su infancia en diversas capitales de América: Montevideo, Río de Janeiro, Washington D.C, Santiago de Chile, Quito y Buenos Aires, ciudad a la que su padre llegó en 1934 como consejero de la embajada de México. Los veranos los pasó en la Ciudad de México, estudiando en escuelas para no perder el idioma y para aprender la historia de su país. Vivió en Santiago de Chile (1941-1943)5 y Buenos Aires en donde recibió la influencia de notables personalidades de la esfera cultural americana.

Llegó a México a los 16 años y entró al bachillerato en el Colegio México de la capital. Se inició como periodista colaborador de la revista Hoy y obtuvo el primer lugar del concurso literario del Colegio Francés Morelos (hoy Centro Universitario México).

Se graduó en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México y en Economía en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra.

En 1972 se convirtió en miembro de El Colegio Nacional: fue presentado por el poeta Octavio Paz y su discurso de ingreso se tituló "Palabras iniciales".6

Se desempeñó como delegado de México en numerosos organismos internacionales y, desde 1972 hasta 1976, como embajador de su país en Francia. Destacó como profesor en las universidades de Princeton y Columbia y catedrático en las de Harvard y Cambridge.

Gran aficionado al cine, escribió varios guiones. Durante toda su vida colaboró en periódicos y revistas de ambos

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