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Literatura


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2014  •  997 Palabras (4 Páginas)  •  116 Visitas

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Los orígenes del pensamiento filosófico se remontan a la Grecia arcaica (s. VI a. C.), en la que destacan el

proceso por el que surge este pensamiento filosófico, el paso del mito al logos, y la cuestión a la que se enfrentan los

primeros filósofos, los presocráticos: el problema del cambio. Hay que destacar que el surgimiento de la filosofía estuvo

íntimamente relacionado con la situación de la época, en la que el contacto con otras civilizaciones y la existencia de una

conciencia ciudadana impulsaron y fomentaron el pensamiento racional para, en el primer caso, superar el etnocentrismo

y encontrar una cosmovisión universalmente válida, y, en el segundo caso, poder ejercer una vida política satisfactoria.

El paso del mito al logos es la aparición del pensamiento filosófico, en un momento histórico en el que se

sustituye una concepción mitológica de la realidad por otra de tipo racional en la que se reflexiona sobre la naturaleza. El

problema del cambio es la cuestión que se plantean los primeros filósofos, llamados “físicos” puesto que investigan la

naturaleza y sus características (physis es “naturaleza” en griego). Para ello, buscan un principio fijo e inmutable (arjé)

desde el que enfrentarse al cambio que se produce constantemente en la naturaleza y desde el que poder comprenderla.

Sin embargo, no puede decirse que haya una respuesta común de todos los presocráticos, sino que cada uno

proporciona la suya propia, aunque es posible agrupar a algunos de ellos en escuelas filosóficas. Tales de Mileto (escuela

de Mileto) defendía que el agua era el arjé debido a que todos los seres vivos la necesitan para vivir, y Anaxímenes

opinaba que lo era el aire, relacionado con el alma o “aliento vital”. A partir de este arjé, el aire, Anaxímenes detallaba

cómo se había formado la naturaleza mediante un proceso de condensación de este principio fijo e inmutable.

Parménides niega la realidad del cambio, exponiendo dos vías de conocimiento: la vía de la opinión (doxa) –

basada en los sentidos y con la cual creemos que las cosas cambian–, y la de la verdad –en la que la razón nos muestra

que no existe tal cambio–. Le da una especial importancia al ser, del que dice que es uno, inmutable y todo, inmóvil y

eterno, y lo relaciona con el problema del cambio: “lo que es, es, y no puede no ser, y lo que no es, no es (y no puede

ser)”. Heráclito, en clara oposición con él, afirma que todo es devenir, y sostiene que el arjé es el fuego, debido a que

cambia con facilidad. Dice que en la base del cambio natural está la lucha de contrarios, y que por tanto “la guerra es el

padre de todas las cosas”, pero que en ese cambio hay también una cierta armonía. Hay que mencionar que hubo otras

posturas como la de los pluralistas, que defendieron que el arjé se correspondía con varios elementos, y no con uno sólo.

Pero el desacuerdo entre los físicos para llegar a la verdad y las nuevas exigencias políticas y éticas de la nueva

época clásica llevaron finalmente al abandono de las cuestiones anteriores mediante un giro antropológico, que inicia una

nueva

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