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Los Lavaderos


Enviado por   •  28 de Octubre de 2013  •  1.260 Palabras (6 Páginas)  •  335 Visitas

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LOS LAVADEROS

La escena se desarrolla en unos lavaderos de la ciudad de Xalapa, como esos de “Xalitic” o “Represa del Carmen”, son pasaditas las once de la noche y solo se logran ver dos lavanderas que se alumbran con un cabo de vela cada una.

CANDELARIA: ¡Qué barbaridad! No me cabe en la cabeza como un hombre tan trabajador haya cambiado tanto.

ALTAGRACIA: Tan trabajador y tan amable, todavía me acuerdo cuando me alcanzaba en la panadería y se desvivía en atenciones, cuando íbamos al parque sacaba su pañuelo blanco, limpiecito y lo extendía para que me sentará. Y la vez que nos correteo mamá porque no lo quería... me decía “no corras, ahorita hablamos con ella, tiene que entender”, ya me soltó cuando vio que venía con el machete... lo bueno que mis hermanos la agarraron sino quien sabe...

CANDELARIA: Pues no estará pasando por momentos difíciles... quien quite si habla usté con el compadre, a lo mejor entiende...

ALTAGRACIA: Que va a entender, ni que momentos difíciles, si ya lleva harto tiempo...

CANDELARIA: Y si lo lleva a que lo curen... Doña Rosa es muy buena para eso... a lo mejor le hicieron un trabajo... No sospecha usté de alguna vieja... o alguien que le tenga envidia...

ALTAGRACIA: No, pues no.

CANDELARIA: No vaya a decir que yo le dije... Se acuerda de don Juan Hernández.

ALTAGRACIA: El marido de la Reyna.

CANDELARIA: Ese mero, pues se acuerda que estaba re mal, que decían que ya se iba a morir, (en secreto) pues cuando se fue pa México se agarro a una vieja de por haya, ya ve como son los hombres de marranos... pues la canija vieja se quedó preñada y pues don Juan se desentendió porque la vieja era re loca...

ALTAGRACIA: Y luego.

CANDELARIA: Ah, pues que la vieja necia que era dél, y como no lo podía obligar a nada... que lo embruja.

Altagracia: ¡Ave María Purísima!

CANDELARIA: Dicen que agarro una foto y un cacho de su ropa, bien amarradita con pelos dél, con un listón rojo y hartos alfileres, y ahí tenía el molote en un baso de aguardiente.

ALTAGRACIA: Y cómo dieron de la maldad...

CANDELARIA: Pues la Reyna me platicó todo esto, y que como no se curaba y no se curaba lo llevó con doña Rosa y ahí salió el secretito y cuando halló la maldad se le fueron los piquetes del cuerpo, la comezón, el ardor de los hojos, hasta del trago se mejoró... por eso le digo que si lleva al compadrito se mejora, no mas hay que creer...

ALTAGRACIA: Eso es lo malo Candita, ese hombre no cree en nada, es mas chincualudo que nada, le agarró mas fuerte y no la deja. Todo el santo día se la pasa así, y es que ese no es el problema, lo peor es que se pone muy necio y muy agresivo. (lloriquea) Todavía que una se mata como burro lavando y lavando así le pagan a una.

CANDELARIA: Hay Altagracia, pues ya que le puedo decir. ¡Y si lo mete a los alcohólicos! No se, no es por nada pero ya ve que ahí se curo el Mario... Bueno, después recayó tantito, pero por lo menos un tiempo...

ALTAGRACIA: ¡Hay no dios mío!, nomás de imaginarse las tranquizas que les dan. El Mario la dejó un rato no se lo voy a negar, pero el pobre salió re flaco, yo pensé que se iba a morir. Además pues no es por nada pero antes por lo menos andaba siempre contento y después de los alcohólicos salió medio loco, “demasiado tranquilo”, y ya lo ve usted horita, pobrecillo, lástima que da.

CANDELARIA: Lástima que va dar chingao borracho igualado, re majadero que es con las señoras y luego ahí a las mentadas con los canijos

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