Monografia
arivera230 de Abril de 2014
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Cada hombre y mujer tienen una personalidad distinta que desarrollaron con el transcurso de sus vidas. Estos practican, a través de su desarrollo, distintas formalidades que los ayuda a ser un humano respetuoso hacia la sociedad y con grandes valores. Todo hombre como mujer, llega su tiempo de poner en práctica todos los valores, sentimientos y emociones mucho más cuidadosamente. El momento de la crianza de un hijo es una etapa de gran sensibilidad, donde ese hombre y esa mujer pasan a ser ese padre y esa madre, en otras palabras, comienza el crecimiento y desarrollo de una nueva familia.
La familia, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento natural, universal y fundamental de la sociedad, tiene derecho a la protección de la sociedad. Los lazos principales que definen una familia son de dos tipos: vínculos de afinidad derivados del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente, como el matrimonio, y vínculos de consanguinidad, como la filiación entre padres e hijos o los lazos que se establecen entre los hermanos que descienden de un mismo padre. La familia es el principal recurso que tiene los hijos para el comienzo de su aprendizaje, ya sea emocional como físicamente. De esta, los hijos comienzan su desarrollo como un ser en la sociedad con una manera distinta de pensar. Todos somos humanos, pero todos tenemos diferentes pensamientos.
Los padres tiene diferentes ideologías, es por esto que cada uno de los hijos desarrollan distintas personalidades que ayudan a la sociedad a no ser estática y monótona. Además de representar la conservación del apellido paterno, deberán estudiar una carrera universitaria de prestigio y ejercer una profesión que les dé estatus social. “Las hijas serán las encargadas de cuidar y constituirse en compañía; será conveniente que estudien una carrera aunque no la ejerzan. En cuanto a la regulación de la conducta, a los varones se les insta a no llorar, a ser fuertes, a no dejarse de otros; a las niñas, en cambio, se les pide cuidar, ser buenas, ayudar en lo doméstico, ser limpias, hermosas y suaves en su trato.” (Torres, 2002). Esto se relaciona con los juguetes y formas de entretenimiento que los padres le brindan a sus hijos. En caso de los varones, se les concede juguetes como carros, deportes, entre otros. Por otro lado, las féminas reciben objetos domésticos a escalas menores como símbolo de las labores de su madre en su casa.
En todas las familias, independientemente de sus ideales y creencias, tanto la madre como el padre siempre habrán temores de sus hijos. En cuanto a las madres, estas sienten temor de que sus hijos tengan vicios, consuman alcohol o drogas, que tengan alguna enfermedad o accidente. En cambio, los padres temen morir sin que sus hijos cumplan con sus deberes como hombre o mujer al crear una nueva familia y, al igual que las madres, que tengan vicios. Hay una diferencia interesante entre los temores de los padres y de las madres, el varón tiene temor de no suplir las necesidades materiales de sus hijos, lo que no está en el pensamiento de las mujeres. Esto puede deberse a que generalmente es el varón el encargado de proveer económicamente el sustento de los hijos, que es una responsabilidad que el varón asume y siente temor de no cumplirla. Además, puede existir esa presión que van creando los padres y las madres de intentar criar a sus hijos tan perfectos que los lleve a la desconfianza y a las inseguridades.
A través de la vida siempre ocurren cambios que permiten desarrollarse y progresar. Cada familia tiene su manera de llevar a cabo esta etapa de la vida. Todas tendrán sus ideales y sus diferentes estilos para que sus hijos progresen, pero siempre estarán los temores, ese sentimiento de protección hacia esa criatura que está creciendo y los padres querrán el bienestar de ellos. Finalmente; cabe decir que la crianza de
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