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No Quiero Hablar


Enviado por   •  15 de Octubre de 2012  •  1.368 Palabras (6 Páginas)  •  512 Visitas

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Las padres siempre quieren lo mejor para sus hijos. Quizá es por eso que existe la escusa de comparar hermanos con hermanos, o con primos, o con amigos que suelen tener mejores habilidades para asi hacer entender a sus hijos que deben ser mejor. Los padres creen que esta es la mejor forma de hacer entender a ese hijo rebelde lo que está haciendo mal y lo que podría estar haciendo bien. Los padres no se dan cuenta que puede ser algo peor, frustrante y llega a lastimar de por vida a esos hijos. Y los hijos no se dan cuenta que los padres solo tratan de ayudarnos a ser mejor, a lograr algo en la vida. Amy Tan, en su ensayo “Two Kinds”, nos relata su conflicto personal contra los deseos de su madre y el rechazo a una cultura que no sentia parte de ella. Como todo emigrante, la mama de Tan tenía todas sus esperanzas en este país, por lo que ella quería lo mejor para su hija. La historia de Tan me regreso unos cuantos años atrás, a mi propia historia, algo diferente pero algo similar. America siempre fue el país de mis sueños, donde siempre soñaba vivir, pero nunca imaginaba que al llegar a este país tendría que enfrentar mis conflictos personales para poder lograr una adaptación a la cultura Americana y asi encotrar mi propia identidad.

Cuando yo tenía 12 años mi padre emigro a los estados unidos, dejándonos en México a mi madre a mi hermano de 6 años y a mí. Mi padre vino a este país a encontrar una vida mejor para nosotros. Yo siempre supe que un día el regresaría y nos llevaría a vivir con él. Recuerdo que a menudo junto con mi prima solíamos hablar de cómo serian nuestras vidas en los Estados Unidos. Mi prima y yo dibujábamos historias felices llenas de ropa nueva y zapatos nuevos. Cuando veíamos la televisión, siempre le aseguraba a mi prima lo que iba a comprar cuando estuviera en Estados Unidos, cual computadora iba a tener y cual carro iba a manejar todos los días a la escuela. Mi prima hacia lo mismo, me contaba los vestidos que se quería comprar y contaba los colores de los zapatos que quería tener. Recuerdo que mi mayor anhelo era vivir en un lugar donde todo fuera verde, muchos árboles, mucho pasto y donde pudiera subirme a un camión amarillo con negro para ir a la escuela. Yo siempre deseaba vivir en un rancho donde existiera un barn viejo como en las películas de “Lassie”. Podía ver esa película tres, cuatro, cinco veces al día sin descanso y no podía dejar de anhelar esos paisajes y esa vida para mí. Cuando mi madre me dio la noticia de venir a vivir a los Estados Unidos no lo podía creer. No existía mayor alegría que saber que vendría a un lugar muy similar al que siempre estuve deseando, era mi sueño hecho realidad.

En Julio 28, 1999, llegue a este país con mis padres y mi hermano. Todo salió como esperaba, mi padre trabajaba en un rancho donde existían los campos verdes, arboles porque donde quiera y ese barn viejo que siempre quería ver. A las pocas semanas la escuela empezaba y me dieron la noticia que un autobús amarillo con negro pasaría todas las mañanas a recogerme a la esquina de mi casa. Esas primeras semanas fueron las mejores de mi vida hasta ese momento. Pero todo cambio mi primer día de clases, el peor día de mi existencia. Al llegar a la escuela y mientras bajaba de el autobús amarillo con negro, que por cierto los asientos eran súper incómodos, me di cuenta que no conocía a nadie, que no sabía a dónde ir y lo peor de todo que no podía hablar ni una sola palabra de ingles. Entrar a la escuela fue como entrar en a mi peor pesadilla, me preguntaba a donde tenía que caminar todos los pasillos estaban llenos de lockers rojos y alumnos caminando y yo no sabía a dónde ir. Mientras recorría con preocupación y miedo los pasillos

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