Oratoria Bullying

“La ley del más fuerte”, “El rápido le gana al lento”, “El pez grande se come al chico”, “El cruel abusa del noble”, etc., son frases que destacan el supuesto valor superior y el derecho de unos sobre otros.

Buenos días estimados miembros del jurado calificador, maestros, padres de familia y compañeros que hoy nos honran con su presencia en este certamen de oratoria, mi nombre es Rodolfo Reyes Velázquez y hablare sobre el acoso escolar mejor conocido como Bullying.

¿Alguna vez se han preguntado si su hijo hace bullying ó es a él al que se lo hacen?

Yo creía que cuando mis amigos molestaban a un compañero era divertido; no me sentía mal, ya que mi conciencia me decía que eran solo ellos…, y yo sólo observaba desde lejos. Me reía, pero a mi compañero no le daba risa, al contrario, en su rostro sólo se veía una impotencia. ¿Ustedes creen que sus hijos no hacen bullying? ¿Verdad? Mis padres piensan lo mismo porque llego con buenas calificaciones, en la escuela me comporto bien, y frente a los maestros tengo buena reputación; ¡total, el reírme de lo que otros hacen no tiene nada de malo, yo no soy un buleador, sólo un observador! El bullying o acoso escolar son todas las actitudes agresivas, o abusos por parte de uno o varios estudiantes hacia otro, de manera constante, y se puede dar de varias formas:

Físico: puedes golpear a niños menos fuertes, de menos estatura, menores de edad, meterle el pie a un compañero, o también, en grupo, aprovecharse y golpear a otro.

Psicológico: diciéndole que es un perdedor, que no va a llegar hacer nadie en su vida, que nadie lo quiere, etc.

Exclusión: No dejar que se junte con el grupo, no dejarlo jugar, si llega al salón y todos se salen.

Cibernético: Subiendo comentarios malos de esa persona, subiendo fotos no autorizadas para que se burlen de él o ella.

Estas clasificaciones del bullying vienen en el internet y en los libros, pero yo descubrí un tipo de bullying que no está clasificado, en la escuela, vi como un amigo le metió el pie a otro, no sólo cayó, sino que rodó por las escaleras, ¡eso ya no me dio tanta risa! ¡Y menos cuando vi que no se podía parar y que la ambulancia tuvo que llevarlo al hospital! Si yo, en vez de reír, hubiera hablado con algún maestro, a tiempo, esto no habría sucedido, si en vez de reír hubiera dicho como lo zapeaban y le tiraban sus cuadernos, ahorita, mi compañero no estaría en el hospital, pero me daba mucha risa y no sentía ni tantita culpa, ¡yo era un buen alumno y no era el que abusaba!

Hoy, sé que mi silencio es también un tipo de bullying, indirecto, por no denunciar a los bulleadores, por querer pertenecer al grupo, o porque no te digan soplón, es

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