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PASTORELA: "REFLEJOS DE LUZ"


Enviado por   •  10 de Marzo de 2014  •  832 Palabras (4 Páginas)  •  607 Visitas

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Reflejos de luz

NARRADOR – Hace mucho, mucho tiempo, un poco más de dos mil años, sucedió una historia que cambió nuestra existencia. Surgió una luz que ahora brilla en nuestros corazones… Pero a eso pasaremos más tarde. Sí, será mejor que empecemos por el principio. A ver que recuerde… Sí, dos mil trece años… Belén… Aquí empieza:

(MÚSICA BAJITA. SALEN EN SILENCIO SAN JOSÉ Y LA VIRGEN MARÍA POR DETRÁS)

NARRADOR – La noche era fría y desagradable. Un hombre llamado José, carpintero y muy trabajador, y su mujer María, camina cansados por Belén. María está embarazada y su hijo a punto de nacer:

S. JOSÉ – Tranquila María, pronto encontraremos un lugar donde refugiarnos.

MARÍA – Seguro que sí, Dios proveerá. ¡Mira, una posada!

NARRADOR – Cerca del lugar había una posada de la que se veía salir el cálido humo de unas brasas. Seguro que allí podrían pasar la noche sin problemas, seguro que allí el niño de José y María tendría unas mantas donde dormir, pero…

POSADERO 1 – Pero, ¿qué os creéis? ¿Qué os voy a dar posada sin pagar? De ninguna manera. Si hace frío os fastidiáis, que no estoy yo aquí para dar cobijo a cualquiera.

NARRADOR – José y María dieron media vuelta y siguieron caminando. El frío era cada vez más helador, y la noche cada vez más cerrada. José, ayudando con cariño a su mujer, volvió a decir:

S. JOSÉ – Tranquila María, seguro que pronto encontraremos algún sitio donde guarecernos.

MARÍA – Seguro que sí, Dios proveerá. ¡Fíjate, otra posada!

NARRADOR – Por el sendero vieron una vieja posada de gruesa madera. Cuanto más se acercaban, más se podía sentir el calor de su chimenea. Seguro que allí podrían saciar el hambre que tenían, seguro que allí podrían ser bien cogidos, pero…

POSADERO 2 – Lo siento mucho, la posada está llena. No tengo sitio para vosotros.

NARRADOR – José miró a María con cara de pena. Cada vez lo estaba pasando peor. José respondió:

S. JOSÉ – Por favor, sólo queremos un lugar pequeño donde refugiarnos del frío.

NARRADOR – El posadero, viendo el estado en el que estaba María, se lo pensó mejor y dijo:

POSADERO 2 – Aquí detrás hay un viejo pesebre donde nadie os molestará. No es muy caliente, pero es mejor que nada. Tomad unas mantas y un poco de pan.

NARRADOR – Tras darle las gracias, José y María se fueron la pesebre. Era un viejo portal medio derruido en el que había un buey y una mula. Estaba lleno de paja, con lo que el frío se hacía más llevadero.

Al

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