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Los Reflejos

florenciairiarte11 de Julio de 2011

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Los reflejos.

En el momento de nacer el bebé dispone de respuestas automáticas ante determinados estímulos que favorecen la adecuación al nuevo ambiente. A estas respuestas las denominamos reflejos. Podemos distinguir los reflejos primarios o arcaicos y los secundarios o respuestas posturales.

LOS REFLEJOS ARCAICOS O PRIMARIOS están presentes durante los primeros meses de vida. La fecha en que desaparecen puede ser variable, aunque su persistencia después de los cinco meses debe ser motivo de una exploración más profunda por parte del Neurólogo. Estos son algunos de los reflejos primarios habitualmente explorados:

Reflejo de succión. Al colocar cualquier objeto rozando los labios, el bebé succiona repetidamente.

Reflejo de deglución. Completa al anterior y permite la correcta alimentación del niño.

Reflejo de los cuatro puntos cardinales. Se encuentra relacionado con los dos anteriores y persiste hasta los dos meses. Al tocar la mejilla, el recién nacido desplaza la boca hacia el lado presionado. Del mismo modo flexiona la cabeza al tocarle la barbilla o la frente.

Reflejo de marcha automática. Con el niño en posición vertical, cogido por las axilas, con los pies en contacto con una superficie dura, se le inclina ligeramente hacia delante. En esta posición el bebé adelanta alternativamente los pies, como si caminase.

Algunas investigaciones mantienen que la marcha desencadenada por este acto reflejo tiene un grado de adaptación muy sofisticado, ya que si en la marcha el bebé encuentra un pequeño obstáculo, adapta su paso y lo franquea. También es capaz de desencadenar unos pasos sobre una pendiente ascendente.

Este reflejo suele desaparecer entre los dos o tres meses de edad.

Reflejo de prensión palmar. Al colocar cualquier objeto pequeño en la mano, se provoca una fuerte reacción de prensión en los dedos (grasping). Esta prensión suele desaparece entre los dos y los cuatro meses.

Reflejo de respuesta a la tracción. Cuando se obtiene la prensión de los dedos de ambas manos antes descrita sobre los dedos índice del adulto, o sobre una barra del mismo grosor, el niño es capaz de mantenerse suspendido en todo, o parte de su peso.

En el segundo trimestre el reflejo de prensión es sustituido por la prensión voluntaria, de modo que al colocar el adulto sus dedos el bebé los tomará como punto de apoyo para intentar llegar a la postura de sentado.

Reflejo tónico-asimétrico del cuello. El niño, echado sobre su espalda, gira la cabeza hacia un lado y mantiene los brazos en la postura de un “espadachín”, esto es, el brazo del lado hacia el que gira la cabeza extendido, y el otro tónicamente flexionado a la altura del hombro. Las piernas suelen estar cruzadas.

Este reflejo se observa durante el primer trimestre de vida. La posición favorece la fijación visual del bebé, ya que durante largos períodos de tiempo observa como su mano se abre cierra, o bien experimenta las sensaciones cuando roza con ella la ropa, los barrotes de la cuna, etc. Posteriormente observa los movimientos que realiza voluntariamente con la mano.

Reflejo de moro. Consiste en una flexión del tronco, hombros, caderas, manos y pies, a la vez que se extienden codos, rodillas y dedos; todo ello seguido de llanto. Esta reacción se obtiene al fingir una caída hacia atrás del niño.

Durante el primer trimestre el reflejo es completo, a lo largo del segundo la respuesta se limita a abrir las manos y posterior llanto. Más tarde desaparece.

Reflejo de prensión plantar. Cuando un objeto fino, por ejemplo un lápiz, roza la parte posterior del dedo pulgar del pie, provoca que los dedos se flexionen, llegando incluso a retener el objeto.

Este reflejo desaparece más tarde, aproximadamente a los nueve meses.

Reflejos oculares, principalmente:

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