Perfeccionismo
ajadriano10 de Marzo de 2014
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Perfeccionismo
En Psicología, el perfeccionismo consiste en creencia de que se puede y se debe alcanzar la perfección. En su modalidad patológica es convicción de que cualquier cosa por debajo de un ideal de perfección es inaceptable.
Índice
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1 Aspectos positivos
2 Aspectos negativos
3 Causas
4 Referencias
5 Véase también
6 Enlaces externos
Aspectos positivos [editar • editar código]
El perfeccionismo puede encauzar hacia el buen éxito y proporcionar motivación para perseverar ante el desaliento y los obstáculos. Roedell (1984) sostiene que "en una forma positiva, el perfeccionismo puede proporcionar la energía motriz que conduce a grandes logros. La atención meticulosa a los detalles necesaria para la investigación científica, el compromiso que empuja a los compositores a continuar trabajando hasta que la música refleja los sonidos gloriosos que suenan en la imaginación, y la persistencia que mantiene a los grandes artistas ante sus caballetes hasta que su creación encaja con su concepción, todo resulta del perfeccionismo."1
Slaney descubrió que los niveles de procrastinación (postergación de actividades) de los perfeccionistas adaptados eran más bajos que los preponderantes en los no perfeccionistas. Los deportistas de élite, científicos y artistas frecuentemente muestran signos de perfeccionismo. En la infancia el perfeccionismo se relaciona con la superdotación.
Aspectos negativos[editar • editar código]
En su modalidad patológica, el perfeccionismo puede ser muy dañino. Puede manifestarse mediante procrastinación, cuando se emplea para posponer tareas ("No puedo empezar el trabajo hasta que sepa la manera 'correcta' de hacerlo"), y autodesprecio cuando se usa para excusar mal rendimiento o para procurar comprensión y refuerzo de otras personas ("No puedo creer que no sepa alcanzar mis objetivos.¿cómo puedo ser incapaz de hacer esto?").
En el ámbito laboral, a menudo el perfeccionismo deviene en baja productividad, dado que se pierden tiempo y energía en detalles irrelevantes de las tareas o actividades diarias. Esto puede conducir a depresión, antipatía de los compañeros y mayor riesgo de accidentes.2 Adderholt-Elliot describe cinco características de estudiantes y profesores perfeccionistas que conducen a bajo rendimiento:
Procrastinación.
Miedo al fracaso.
Pensamiento polarizado todo o nada (véase distorsiones cognitivas).
Perfeccionismo paralizante.
Adicción al trabajo.3
En relaciones personales, por ambas partes, expectativas irreales pueden inducir a gran insatisfacción.4 Para intentar alcanzar sus objetivos, a menudo los perfeccionistas sacrifican actividades sociales y familiares.
Los perfeccionistas pueden sufrir ansiedad y baja autoestima. El perfeccionismo es un factor de riesgo propiciante de desorden obsesivo-compulsivo y depresión.
Los terapeutas intentan abordar el pensamiento negativo inherente al perfeccionismo, en particular el relativo a todo o nada, por el cual se piensa que un resultado es o perfecto o inútil. Alientan a sus pacientes a fijarse objetivos realistas y a afrontar su miedo al fracaso.
Causas [editar • editar código]
Como la mayor parte de los rasgos de personalidad, el perfeccionismo es de carácter familiar. Probablemente tiene un componente genético. Los padres que combinan carácter autoritario con amor condicional pueden contribuir a perfeccionismo en sus hijos.
El perfeccionismo puede ser un legado evolutivo. Los homínidos que estaban motivados para una mejora prolongada e incremental (perfeccionismo) creaban herramientas mejores. Esto les proporcionaba ventajas para la supervivencia.
El Ser humano siempre esta en busca de la perfección y muchas veces se obsesiona tanto con ella que deja de lado lo demás, olvida logros, lo que ha avanzado y aprendido en el camino, se empeña en ser superior cueste lo que cueste. ¿Cuántas veces no nos hemos enfocado más en los errores que en los aciertos?, solemos torturarnos cuando creemos que fallamos y le damos vueltas al asunto una y mil veces pensando donde nos equivocamos, que hubiera pasado si actuábamos diferente, donde estuvo el error; en cambio en los aciertos no acostumbramos celebrarlos los tomamos como obligación y los olvidamos de inmediato.
No vemos estas “fallas” como una oportunidad de crecimiento, sino como algo malo que nos recuerda constantemente que somos seres humanos, que tenemos limitaciones y sobre todo que somos y siempre seremos seres imperfectos.
En la antigua Persia cuando hilaban las alfombras ya fuera el diseño o tejido mas elaborado o el mas sencillo, sin excepción alguna a todas las alfombras les ponían un pequeño defecto, indetectable en muchos casos pero estaba, esto lo hacían para recordar que no existe la perfección, no importaba que la alfombra fuera del mas reconocido tejedor o del diseño mas complicado, la perfección no existe.
Eso es algo que deberíamos recordar mas seguido, estamos aquí para aprender, para crecer, no para ser perfectos, somos bellas piezas que con todo y defectos somos hermosas y cada uno de estas imperfecciones nos hacen únicos y valiosos.
Alejandrina
Publicado por Jessrubio Etiquetas: autoconocimiento, confianza, cuerpo - mente, psicologia
FILOSOFÍA DE LA PERFECCIÓN
“Es necesario desvincular al Vacío de cualquier concepción nihilista para asociarlo con la noción de plenitud, un campo que sostiene todos los objetos de la Realidad. Se le puede llamar: Gran Fuerza, me, maat, rita o rta, om, kha, Tao, śūnyatā, Uno, ciencia de la unidad, poder de poderes, energía creativa siempre rotante, poderosa y profunda, Camino Medio, Perfección de la Sabiduría, Ley Neutra, Destino e Inmortalidad… pero jamás con el vocablo Dios, Dieus o Dyaus”. C.C. Radovic.
A tal punto ha llegado el desconcierto en la reflexión con sentido profundo, que ya ni siquiera la filosofía es una materia obligatoria en la educación. Sin embargo, un país sin filosofía es un país sin pensamiento, carente de crítica constructiva, imposibilitado de llegar a la Verdad y fácilmente dominable. Un pueblo, un ciudadano o un Estado sin filosofía, peor aún, están destinados a hacer mal todas las cosas que requiere la sociedad para su evolución. En una época ideológica de “apagón cultural” resulta urgente superar los fundamentos pesimistas de la filosofía del siglo XX, sepultar su razonamiento para siempre, ya que nada bueno es posible para un Tercer Milenio si se sigue exaltando el materialismo, el existencialismo, el nihilismo, el dualismo y las guerra.
La Filosofía de la Perfección de la Sabiduría expresa un nuevo principio de razonamiento teórico y de identidad para mirar la Realidad, es decir, todo cuanto existe, facilitando el salto de la Conciencia hacia los campos superiores del espíritu humano. De ella depende la renovación conceptual de todas las agotadas estructuras culturales, ya que apunta a la esencia de la palabra, al logos con el cual creamos la Realidad.
La ciencia constituye un bien para el hombre, tal vez, el bien más preciado, porque sin ella no pueden existir otras libertades
“Nada puede ser creado de la nada”. Lucretius (1).
El logos, el verbo y la palabra, en estricto rigor, apenas sirven para hablar sobre origen del Universo. Las representaciones visuales poco ayudan. Ni siquiera la imaginación es muy útil. Por más que intentemos ir más allá, la primera dificultad que suscita el origen del Cosmos es la pretensión ingenua de abordar el vacío con nuestro lenguaje, y, de paso, la arrogancia de pretender definir el Absoluto. La primera y última respuesta verdadera a nuestro objeto de estudio es el silencio. Porque los conceptos, los ideogramas, el vocablo, así como la expresión, aparecen profundamente imperfectas para la tarea de describir el origen del Universo (t=0) y estatuir una visión aceptable sobre aquello por lo cual depende todo lo que existe (2).
La definición de un principio físico trasciende las posibilidades de las lenguas, aunque útiles, más parecen un obstáculo cuando intentamos expresar los fenómenos energéticos existentes en el comienzo. El lenguaje y el pensamiento dejan de ser un medio y un fin y comienza a ser un problema en el vacío, ya que crean dualidades ilusorias en un afán vano que termina eclipsando el objeto de estudio. Al analizar el vacío, el lenguaje y todo razonamiento humano carecen de utilidad, aunque no podemos sino pensar que es algo.
Gran parte de nuestro lenguaje oral y escrito es un despliegue de muchos niveles de significados, mas el conocimiento absoluto no puede ser comunicado por medio de palabras (3). Porque la palabra no es más que esto, a saber, un sonido procedente del choque de nuestro soplo con el aire, para declarar cualquier voluntad o pensamiento que el hombre pueda concebir, a partir de las impresiones sensibles. Es decir, un pequeño número de sílabas, cuya sustancia está completamente limitada y circunscrita.
Incursionar en las fronteras iniciales del universo parece una experiencia de la realidad totalmente ajena al intelecto, quizás un estado no ordinario de conciencia, más elevado, que podría ser un estado meditativo. Ninguno de nuestros pensamientos puede concebirle, ni lenguaje alguno puede bien definirle. Con referencia a Descartes, la substancia infinita de la cual apenas tenemos un criterio de certeza, propiamente,
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