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Pesadillas... Todos hemos tenido pesadillas, ¿Verdad amigo?”.


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  649 Palabras (3 Páginas)  •  405 Visitas

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Pesadillas…

Todos hemos tenido pesadillas, ¿Verdad amigo?”.

Estas son, si todavía lo recuerdo, lo último que escuche decir a mi amigo Sebastián conscientemente, era de noche, y hacia algo de frío, así que decidimos irnos a su casa, desde que dijo esa frase, sin sentido, sin detalles, empezó a actuar de modo extraño, evitaba las conversaciones hasta el punto de empujarme violentamente, debí darme cuenta que las cosas no iban para nada bien.

Sebastián era alguien normal (Por no decir, sucio y gracioso) que no le daba importancia a lo que sucediera, pero después de ver una película (No recuerdo el nombre) se volvió misterioso y extraño toda la noche.

Era tarde cuando llegamos a su casa, y mis padres no estaban en la ciudad para recogerme, así que resolví quedarme allí, pienso que ese fue, mi peor error.

Como lo esperaba, él tuvo una pesadilla, pero luego de ella hablaba extraño, no era su voz, era una voz pálida, triste, casi de niña pequeña que se queda sin aire, teniendo en cuenta que fue un muchacho de 17 años, fue algo espeluznante, pero solo empezaban las cosas, recuerdo que me dijo “Ven conmigo, quiero hablarte”

Siempre me hacia el “Valiente” ante estas situaciones, pero dadas las circunstancias, lo único que pude hacer fue empujarlo y correr hacia la puerta, pero no habría, en ese momento sentí un miedo desde el cuello hasta las plantas de mis pies, acompañados de una mano tratando de jalarme de vuelta al piso, obviamente, de Sebastián.

Luego, volvió a la normalidad, y repitió su frase “Todos hemos tenido pesadillas, ¿Verdad amigo?”.

Se echó a dormir, pensé que era uno de sus estúpidos juegos, le di una buena patada a él y a la puerta y resolví dormir, no tuve un sueño en específico, pero recuerdo que estaba Sebastián riéndose, riéndose como nunca, incluso demasiado fuerte para ser el, pero era solo un sueño.

Me despertó un chillido, me sorprendía la cantidad de ruidos que aprendió a hacer esa noche, todos eran jodidamente horribles, estaba junto a la chapa de la puerta, como mordiéndola, la luz estaba apagada y no alcancé a ver, rápidamente la prendí y me dijo, con su voz de pequeña sin aire, que lo dejará salir o lloraría; ¿Lloraría? ¿Para que quisiera un cerdo de 17 años llorar? Me puse nervioso, no sabía que reacción tomar, después de pensar unos segundos, mire la hora en mi reloj, 22:00, e intenté abrir la puerta, en vez de eso, solo conseguí quemarme la mano, aún no me explico cómo.

Se tiro al piso, muerto de la risa, como si lo hubiera planeado, esta risa fue como la de un niño que hace travesuras, plena y rápida, sin embargo, me asusto lo suficiente como para no volverme a dormir, pero a él, definitivamente no.

Su tercera pesadilla fue la más triste, yo estaba muy pensativo,

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