Poeta y Poesía "Juan Liscano"

Guacara, 24 de mayo del 2017.

Verónica Silva.

4to año “C”.

“Sobre Poeta y Poesía”

Juan Liscano

        El ser poeta es más que un arte o algo físico; es un sentir interior, un modo de vida, que implica un estado de alma y una actitud de conciencia para poder exteriorizar la artesanía de la escritura.

        Los éxitos en la poesía son difíciles de conseguir, y cuando son inmediatos es porque se involucraron en una situación política o porque los reveló algún premio como el Nobel, convirtiéndolos en noticia y sacándolos de su anonimia. Es importante destacar que la poesía como lenguaje de inspiración, dependiendo de qué tan buena sea y su contenido, puede convertirse en un producto de masa industrial, pudiendo aparecer en la letra de una canción popular.

        La poesía se compone de la esencia (alma y espíritu). El trabajo formal tiende a lo artesanal, por eso, cuando esto predomina en ella se pierde la inspiración y la condición humana. Los poemas se escriben desde el alma.

        La poesía no es artificial ni un hecho artístico puro; es mucho más que eso, porque nos brinda un conocimiento meta-literario y meta-artístico que ofrecen momentos irradiantes de la realización del alma y de la artesanía escritural.

        Siendo el arte menos aceptado, en la poesía inciden menos las exigencias mercantiles, librando al creador de presiones inmediatas y compromisos externos. Por eso los grandes dramas del poeta suceden cuando lo atrapa el compromiso político, ideológico; obligándolo a crear poesía comprometida, hasta el punto de no dejar otra alternativa que la supresión de sí mismo, como lo fue en el caso de Maiakovski, gran Habla de la Revolución de Octubre, quien se suicidó.  

        El principal problema de la poesía es cómo manejar la realidad sin caer completamente en ella. Hay contradicciones entre la idea de la realización espiritual y la proposición tecno-científica, capitalista y política; de querer manipular el mundo como un mercado de explotación, como territorio de conquista del instinto del poder. Juan Liscano leyó una vez una definición de poesía que lo convenció profundamente: “Una de las fuentes de la poesía es demostrar, sin que quepan dudas, que el mundo es de otra manera”.

        No se puede ser poeta y hacer poesía sin vocación. Para el aprendizaje artesanal, formal y lingüístico se necesita de la vocación previa, y esa vocación es un don, una gracia imponderable; a partir de la cual el poeta inicia un desarrollo más que todo intuitivo, mediante el cual afirma la otra cara del mundo.

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