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Psicologia

MonicaKrum23 de Julio de 2014

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Teorías que sustentan la práctica

Ciertos campos teóricos de estas disciplinas profesionales han tenido éxito en otras actividades de intervención (Robles y Liscano, 2008):

Conceptos relacionados con la organización y administración de los programas de socorro para damnificados.

Intervención y atención en crisis.

Principios y prácticas de consulta.

Principios y prácticas de la educación.

De estas amplias esferas de la psicología social y las operaciones asistenciales en situaciones de desastre, se puede formular un marco filosófico para la intervención, consulta y educación en los programas para las víctimas de los desastres.

Según Robles y Liscano (2008), el cuerpo de conocimientos, conceptos, modelos teóricos y estrategias de intervención más importantes desarrollados a la fecha son:

"Crisis circunstanciales de la vida" de Lindemann y Karl Slaikeu.

Modelo del estrés basado en las respuestas psicológicas de los individuos durante situaciones de desastres o eventos traumáticos.

Teorías de la crisis de Gerald Caplan, Baldwin, Lazarus, y Slaikeu.

Teorías sobre el manejo del duelo.

Síndrome General de Adaptación.

Enfoque taxonómico de las consecuencias del estrés.

Descubrimientos del Estrés Trauma y su capacidad para el cambio del contenido bioquímico cerebral.

Descripción clínica del incidente crítico en estrés, estrés agudo y estrés postraumático.

Documentación de experiencias con las víctimas de la erupción volcánica de Armero en Colombia y las del atentado a la colonia Judía en Argentina.

Esto supone que existe un tiempo anterior a la emergencia en la cual el psicólogo debe entrar dentro de los equipos educativos y de prevención con el fin de mitigar el impacto de una futura emergencia e informar de una manera adecuada y continúa sobre la posibilidad y manera de actuar ante un evento catastrófico que no se espera. Técnicamente y de un modo específico es interesante entrenar en inoculación de ansiedad y estrés y demás reacciones del miedo (Nicolás, 2001).

El conjunto de víctimas comprende no solamente los heridos sino también, los supervivientes físicamente indemnes que tienen o no que deplorar la pérdida de un familiar y a éstos hay que añadir los familiares, amigos, etc., que van llegando. Entonces, hay que tener en cuenta las reacciones emocionales efímeras, tanto en cuanto todas las personas normales en tales situaciones, pueden adoptar un comportamiento inmediato inadaptado que se suele presentar bajo la forma de agitación psicomotriz incordiada como correr, no saber dónde se va, etc., o también, a través de una cierta agresividad, o de un gesto suicida o de una actitud de estupor. Estas reacciones no suelen tener una gran duración temporal, pero pueden dar lugar a sentimientos de culpabilidad, por ejemplo (Nicolás, 2001).

Sin embargo, existen otras reacciones más graves en los que ya eran propensos, como la neurosis traumática, la de angustia, la fóbica, la histérica que necesitan evacuación inmediata, vigilancia y tratamiento eventual, caso de que no necesiten un tratamiento más durable, y entretanto, controlar también cualquier comportamiento que pudiera provocar la desintegración del grupo social que socorre en tales situaciones de forma que no se cambien o pierdan los roles de cada actuante bajo la presión del fuerte shock emocional que provoca la llamada procesión de los fantasmas o el peligro de descontrol a través de reacciones primitivas colectivas. De todas formas, todas estas reacciones ceden generalmente de una manera espontánea, cuando llegan unos socorros seguros y con una buena dirección, cuando los cuidados y

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