Reseña Semejante La Noche

Resumen de semejante a la noche

El mar se movía cuando el vigía anuncio las cincuenta naves negras que envió el rey a Agamemnon a oír la señal los que esperaban hace demasiados días empezaron a bajar el trigo que tenían hacia la playa y prepararon los rodillos para subir las embarcaciones a la fortaleza. Cuando las nutrias tocaron la arena hubo algunas peleas con los timoneles por que se decía que los micenianos carecían de inteligencia para las faenas marítimas por esto los hizo alejarse con sus pértigas. Avían muchos niños que entorpecían las maniobras de los soldados y se trepaban para robar nueces de los remeros las olas se rompían bajo muchas peleas y sin que los presentes dieran la bienvenida. Como yo estaba esperando algo más estivo me retire algo decepcionado y me fui hacia una higuera en una rama gruesa que me gustaba treparme.

A medida que las naves eran llevadas al mar yo me iba llenando de esa mala impresión iba disminuyendo, debido al desvelo de la noche y que había bebido demasiado con los jóvenes recién llegados a esta costa al observar los cargadores de jaras que venían hacia la nave crecía en mi un calor de orgullo y la conciencia de superioridad de guerrero. Ellos nunca pasarían bajo nubes oscura a esa hora, a lo lejos se veían las islas de donde traían el silfion de acre perfume. Ello no conocía la ciudad troyana que nosotros íbamos a atacar, cercar y desolar.

Durante muchos días no hablaron de la insolencia de Príamo, y que la miseria de mi pueblo se debía a sus súbditos que se burlaban de nuestras costumbres, llenos de rabia nos enteramos de los retos que lo Ilios nos habían puesto acaicenos de grandes caballeras no se igualaban con ningún pueblo.

Nos contabas de su belleza su porte y su adorable andar detallando las crueldades que hacia su amo y señor mientras los odres derramaban el vino. Y con el trascurrir de los días yo contemplaba las embarcaciones que venían en fila con sus quillas potentes, sus mástiles y virilidad del barón que se sentía dueño de esas maderas me tocaría a mi ir al lugar donde nacían las gestas cuya luz nos alcanzaba por los relatos de los marinos seria yo quien contemplara las murallas de Troya obedecer a los jefes y dar mi fuerza al rescate de Elena de Esparta era un empeño supremo un guerra que nos daría por siempre prosperidad y orgullo aspire profundamente y pensé que sería hermoso morir en tan justiciera lucha pensar en que me atravesara una lanza me hiso pensar en el dolor de mi madre y mi dolor baje tranquilamente al pueblo siguiendo el sendero de los pastores los marineros de la Gallarda andaban ya en parranda de negras horras alternando el baile. Con ayuda de los criados indios movían el vino, aceite y trigo apurados por regresar a sus lejanas tierras. Herramos como hombres de distintas razas a culminar algo que no conocía nadie en la plaza con los cobres al sol las seis trompetas de Adelantado se avían concentrado en folias.

Mi padre estaba en su tienda hincando la lezna de quien está en espera al verme me tomo en sus brazos con tristeza tal vez recordando la muerte de Cristobalillo mi amigo de travesuras de la infancia mi pensaba que era una locura embarcarse que eso era para locos me llevo para el cuarto de mi madre y me dijo que eso era lo que mas llanto le producía que esto ella se lo avia advertido mi padre le rezo a las vírgenes pidiéndole mi regreso mis padres se resignaron y mi madre me pregunto sobre la seguridad de las naves y para distraerla le hable de las fortunas del nuevo mundo y que existían fortunas en el nuevo mundo y le dije que existían tierras de omeguas toda echa de oro a menos que encontráramos nuestra fortuna en comarcas entonces mi madre empezó a hablar de las mentiras de amazonas y antropófagas en las tormentas de las bermudas pero le hable de altos propósitos

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