Reseña

RESEÑA INCENDIES

Título: Incendies    

Año: 2010

Duración: 130 minutos

País: Canadá

Dirección: Denis Villeneuve

Guión: Denis Villeneuve y Valérie Beaugrand-Champagne

 Música: Grégoire Hetzel

Producción: Luc Déry y Kim McCraw

Siempre me han gustado las películas que llevan en sí, esa mezcla de misterio y drama. En mi opinión  la película “Incendies” está cargada de estas dos cosas. La película nominada a un premio Oscar a mejor película extranjera y ganadora del premio Genie a mejor película Canadiense, es un interesante recorrido por la historia ficticia de una familia que se ve destinada a revivir el pasado, pues a partir de la muerte de la protagonista Nawal Marwal se presentan varios feedback que permiten al espectador, ir entrelazando las escenas para poder comprender la finalidad de la historia y la cual posee un momento decisivo, siendo este cuando se hace la lectura al testamento de Nawal, en el que se revela un secreto que afectaría drásticamente a los hermanos Marwal, Jeanne y Simón,.

Nawal Marwal es una mujer de medio oriente y cristiana, quien al establecer una relación con Wahab, deshonra a la familia pues su pareja era un refugiado Palestino, entonces sus hermanos deciden asesinar a Wahab, pero Nawal estaba embarazada y es desde ese instante que la situación se le complica, pues al contarle a la abuela sobre su embarazo, esta le dice que después que dé a luz tendrá que dar a  su hijo a un orfanato y ella deberá irse a la ciudad a estudiar. Cuando nació el niño, la abuela hizo una marca de tres puntos en su talón para que después lo pudiera reconocer y Nawal tuvo que cumplir la promesa.

Cuando ya habían pasado unos años en los que Nawal había estado estudiando, los Nacionalistas se tomaron la universidad y supo que en la ciudad donde estaba el orfanato también estaba en guerra, al saber esto, ella decide ir a buscar a su hijo, pero en aquella ciudad lo único que había eran ruinas.

La historia se despliega por un sinfín de hechos atroces por los  que tuvo que pasar la protagonista, a tal punto de su desesperación por no saber nada de su hijo que resuelve infiltrarse en la casa de un refugiado Palestino llamado Chamseddine, donde su misión era asesinarlo. Nawal cumplió su misión y fue capturada y llevada a la cárcel “Kfar Ryat” donde cumplió una condena de 15 años de prisión y donde recibió un calificativo como “la mujer que cantaba”, pues ella para soportar los gritos de horror de las demás personas que eran torturadas, intentaba disipar el ruido con su canto. Ella también  tuvo que soportar una serie de torturas para que confesara, pero nunca confesó, además tuvo que soportar las violaciones reiteradas del más atroz torturador llamado “Abu Tarek” y en consecuencia de ello quedó embarazada de gemelos. Al dar a luz fue liberada y la ayudaron para que rehiciera su vida en otro lugar.

Luego la historia se traslada a un espacio donde Nawal estaba en una piscina con su hija y descubre una dolorosa verdad pues cuando estaba en el borde de la piscina se da cuenta que en frente de ella hay un talón con las tres marcas de su hijo, ella atónita sale de la piscina y se coloca detrás de él, pero que impacto tan fuerte cuando este se da vuelta para ver quién es esa señora que está detrás, el hombre que estaba frente a sus ojos era quien ella había parido, el mismo que durante muchos años la había llamado “puta número 72” y el padre de los gemelos que habían sido fruto de las violaciones. En ese periodo de tiempo Nawal queda en un estado de shock o mudez absoluta que la lleva a ser internada en el hospital y en el cual fallece.

Después de que muere Nawal, el notario Jean Lebel lee el testamanto a los gemelos y ellos se enteran que su padre está vivo y que además tienen un hermano, a partir de esto Jeanne y Simón  recorren los pasos de su madre, para dar con el paradero de estos hombres, pero descubren que el nombre de Abu Tarek correspondiente al del torturador era Nihad, es decir, era el mismo de aquel niño que había sido entregado al orfanato quien había decidido convertirse en un mártir para salir en los carteles y así su madre lo encontrara, y que por cosas del destino había sido entrenado y convertido en el torturador.

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