Romeo Y Julieta
1.25896.3544712 de Julio de 2015
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1. ROMEO Y JULIETA de William Shakespeare (versión a cargo de 6to grado 2013 Amapola) CORO: En la bella Verona, donde sucede nuestra escena, dos familias en nobleza iguales, de antiguos rencores forjan odios nuevos, tiñendo de sangre las manos ciudadanas.De la oscura entraña de estos dos enemigos, en mala estrella, nacieron los amantes desdichados cuya desgracia convirtió en piedad la furia de sus padres.La triste visión de su fatal amor puso fin a una cólera ancestral.Solamente la muerte de los hijos pudo traer a sus padres la paz. Escena 1 [Verona, una plaza pública. Entran Sansón y Gregorio, armados con espadas y escudos] Sansón.-Hazme caso, Gregorio, no tenemos que bajar la cabeza.Cualquier perro de la casa de los Montesco me encoleriza. Gregorio-.Cuando uno es enoja es débil; el valiente es paciente y firme. (Entran Abraham y Baltazar. Sansón se muerde el pulgar) Abraham-. ¿Usted se muerde el pulgar por nosotros,señor? Sansón-. Efectivamente, me muerdo el pulgar. Gregorio-. ¿Quiere pelea, señor? Abraham-. ¿Pelea señor? No, señor. Sansón-. Pero si lo desea señor, estoy con usted. Sirvo a un amo tan bueno como el suyo. Abraham-. Pero no mejor. (Entra Benvolio) Gregorio-. Di “mejor”. Aquí viene un pariente del amo. Sansón-. Sí, mejor, señor. Abraham-.Mientes. Sansón-. Saca tu espada si eres hombre. Gregorio, acuérdate de tu golpe maestro. (Pelean) Benvolio-. ¡Apártense, idiotas! Bajen las espadas; no saben lo que hacen. (Baja las espadas con la suya y entra Teobaldo) Teobaldo-. ¿Qué haces con la espada en alto entre estos viles siervos? Date vuelta, Benvolio, enfréntate a tu muerte. Benvolio-. Yo solo quiero paz. Baja tu espada o úsala para ayudarme para separar a estos hombres.
2. Teobaldo- Yo odio la palabra paz como al infierno, a los Montesco y a ti. ¡En guardia cobarde! (Se pelean. Entran varias personas de ambos bandos que se unen a la pelea; después entran ciudadanos armados con garrotes.) Ciudadano-. ¡Ciudadanos! ¡Con garrotes y picas! ¡Mueran los Capuleto! ¡Mueran los Montesco! (Entran Capuleto, en bata, y la señora Capuleto.) Capuleto-. ¿Qué ruido es este? ¡Denme mi espada grande! Señora Capuleto-. ¿Por qué pides tú espada? ¡Lo que necesitas es una muleta! Capuleto-. ¡Mi espada he dicho! ¡Allí viene el viejo Montesco y saca su arma para provocarme! (Entran Montesco y la señora Montesco.) Montesco-. ¡Infame Capuleto! ¡Apártate, déjame pasar! Señora Montesco-. ¡No te dejaré mover un pie hacia el enemigo! (Entra el Príncipe con su séquito) Príncipe-. ¡Ustedes profanan el vecindario con sus espadas sangrientas! Ustedes no son hombres sino bestias. Bajo pena de tortura, arrojen esas armas destempladas y escuchen la sentencia de su indignado Príncipe. Tú Capuleto y tú Montesco, han turbado tres veces la quietud de nuestras calles con peleas nacidas de palabras vanas y hasta han incitado a los viejos vecinos de Verona. Si vuelven a perturbar nuestras calles pagarán con sus vidas esa afrenta a la paz. Por esta vez retírense. (Salen todos, menos Montesco, su mujer y Benvolio.) Montesco-. ¿Quién volvió a despertar esta antigua discordia? Habla, sobrino, ¿Estabas presente cuando empezó? Benvolio-. Los sirvientes de nuestro adversario ya peleaban con los nuestros cuando llegué. Señora Montesco- ¿Y dónde está Romeo? Benvolio-. Solo faltaba una hora para que el sol amaneciese, salí a pasear por el bosque de sicomoros y vi a tu hijo allí, apenas lo vi me dirigí hacia a él, pero se internó en lo más profundo del bosque. Señora Montesco-. Dicen que va allí con frecuencia. Una pena enorme y sombría lo aqueja y seguirá creciendo si un buen consejo no lo llega a confortar. Benvolio-. ¡Aquí está! Aléjense por favor. Pronto sabré la causa de su mal.(Se van los padres de Romeo) (A Romeo)¿Qué dolores prolongan las horas de Romeo? Romeo: El carecer de lo que las haría breves Benvolio: ¿Enamorado? Romeo: Sin amor… sin que me corresponda la que amo. ¿Qué es el amor? Es sabia locura, hiel que envenena y dulzura que consuela… Adiós, primo (se va) Benvolio: ¡Despacio! Me ofendes si me dejas así. Hazme caso, deja de pensar en ella. Libera tus ojos. Contempla otras bellezas. Romeo: Así brillaría mucho más su hermosura. ¡Adiós! No sabes enseñarme a olvidar…
3. Escena 2 [Una calle de Verona. Entran Capuleto, el conde Paris y un sirviente] PARIS: Señor, ¿qué responde usted a mi pedido? CAPULETO: Ya he respondido. Mi hija aún no ha cumplido catorce años y no estará madura para el matrimonio hasta que pasen por lo menos dos veranos. PARIS: Hay otras más jóvenes que ya son madres. CAPULETO: Ella es mi única esperanza en esta tierra. Pero conquista su corazón. Cuando ella lo decida, con su dulce voz, te daré también mi consentimiento. Esta noche, recibo en casa a mis amigos y tú serás uno de ellos. Tú (a su criado) ve a recorrer las calles de la bella Verona. A todos aquellos cuyos veas escritos en este papel, invítalos a venir esta noche a mi casa (se van Capuleto y Paris.)(Aparecen Benvolio y Romeo) ROMEO: (al sirviente) Buenos días, muchacho. CRIADO: Buenos días. Por favor, señor, ¿sabe leer? ROMEO: Si conozco el idioma y la letra es buena, claro que sí. Aquí dice: “el señor Martino, su mujer e hijas, su primo Teobaldo, sus sobrina Rosalina, Lucía y la hermosa Elena…” ¿Y dónde es la fiesta? CRIADO: En la casa de mi amo. Se llama Capuleto. Y si usted no es un Montesco, venga, a tomar una copa de vino con nosotros. (Se va) BENVOLIO: La bella Rosalina, a quien adoras, asistirá con todas las bellezas de Verona. Allí podrás verlas y compararla con otras. ROMEO. Iré, pero no a ver esas bellezas, sino a contemplar el esplendor de mi amada. Escena 3 [La señora Capuleto y la Nodriza] SEÑORA CAPULETO: Nodriza, ¿Dónde está mi hija? NODRIZA: Ya la llamé. ¡Cordero!... ¡mariposa! Por dios, ¿Dónde estará esta niña? Julieta… JULIETA: Señora, aquí estoy. Dime que sucede. SEÑORA CAPULETO: Sucede que…¿te sientes preparada para casarte? JULIETA: Aun no he pensado en ese honor. SEÑORA: Ya puedes pensar en casarte. Hay en Verona madres de familias menores que tú y yo misma lo era cuando apenas tenía tu edad. En dos palabras, el noble Paris aspira tu mano. Quiero saber si podrás amarlo. Esta noche vendrá a la fiesta. Verás escrito en su rostro todo el amor que te profesa. Dime si podrás amar a Paris. JULIETA: Lo pensaré. Pero las flechas de mis ojos no irán más lejos de lo que tú predispones.(Entra un criado) CRIADO: Ya llegaron los invitados. La cena esta lista. Todos la reclaman. En la cocina están diciendo mil pestes de la Nodriza. Y todo esta revuelto. Les suplico que vengan en seguida.
4. SEÑORA CAPULETO: Vámonos, Julieta. El conde nos espera. Escena 4 [Una calle de Verona. De noche. Romeo, Mercucio, Benvolio y máscaras] Romeo: Yo no quiero bailar. Mercucio: Nada de eso Romeo, tienes que bailar. Romeo: Siento un alma de plomo que me clava al suelo. Mercucio: Pide sus alas al amor y con ellas te levantarás de la tierra. Benvolio: Llamen a la puerta y cuando estemos dentro, que cada uno baile como pueda. Romeo: No tiene sentido que vayamos. Tuve un sueño anoche. Mercucio: Yo también. Rome: ¿Cuál fue el tuyo? Mercucio: Que los soñadores con frecuencia mienten. Ya me lo imagino, te ha visitado la reina Mab, la nodriza de las hadas. Es muy pequeñay aparece en su carroza arrastrada por caballos.En su carroza ronda noche y día por la cabeza los enamorados y los hacen soñar con amor. La reina Mab es quien enreda de noche las crines de los caballos y enmarañan el pelo de los duendes… Romeo: Estás diciendo cosas sin sentido. Mercucio: Sí, solo hablo de sueños, hijos de una mente ociosa; no son más que vanas fantasías… Benvolio: Nos espera la cena. Llegaremos tarde. Romeo: Mi corazón presiente que alguna desgracia comenzará amargamente su terrible curso en medio de la alegría de esta fiesta… Escena 5 [Casa de Capuleto] Señor Capuleto:-¡Bienvenidos, señores! Las señoras sin callos en los pies los desafían. A danzar, jóvenes. ¿Quién se resiste a tan imperiosa tentación? ¡Sean bienvenidos! ¡Celebro su visita! Comience la música. ¡Que pasen delante las muchachas! (Comienza el baile). (Extras bailando con máscaras. Julieta en un extremo junto con la nodriza y bailando con Teobaldo. Romeo en el otro extremo con Benvolio y Mercucio) Romeo: (a Benvolio) dime, ¿qué dama es la que enriquece la mano de aquel caballero? Benvolio: No la conozco Romeo: ¡Oh, ella enseña a brillar a las antorchas! Resplandece entre sus compañeras. Cuando el baile acabe, me acercaré a ella. ¿Amó realmente mi corazón hasta hoy? Hasta esta noche no conocí la belleza verdadera.
5. Teobaldo: Aquel, por la voz, parece un Montesco. (Al criado) tráeme la espada. ¿Cómo se atreve ese infame a venir enmascarado a perturbar nuestra fiesta? Juro por los huesos de mis antepasados que le voy a quitar la vida sin ningún cargo de conciencia. Señor Capuleto: ¿Por qué tanto enojo, sobrino mío? Teobaldo: Es un Montesco, enemigo de nuestra casa, que ha venido aquí para burlarse de nuestra fiesta. Señor Capuleto: ¿Es Romeo? Teobaldo: El infame Romeo. Señor Capuleto: Basta, sobrino. Es un perfecto caballero y toda Verona alaba su virtud. (Se van) (La gente baila. De fondo se ve la escena de la canción de la película. Baja la música levemente. Romeo y Julieta en el centro los demás congelados) Romeo: (tomando la mano de Julieta) Si con mi mano indigna profano este divino altar, mis labios como dos humildes peregrinos, borrarán mi pecado con este dulce beso. Julieta: Buen peregrino, no olvides que los santos tienen labios solo para rezar. Romeo: Entonces, no dejes que mi fe se convierta en desesperación. (Julieta duda pero luego acepta y se abrazan afectuosamente) Nodriza: ¡Julieta! ¡Julieta! ¡Tu madre te llama! (Julieta sale corriendo
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