¿Sueño o realidad?

¿Sueño o realidad?

Ayer al sentarme nuevamente en la banca del parque principal de la ciudad; vi como pasaba la gente, con inmensa diversidad de gestos, vestidos, modos de hablar… en fin; como bien se dice, una infinidad pasando ante mis ojos de diversos mundos. Si al menos tuviéramos una vez al día ese espacio para observar, hacer un alto en el camino de la realidad en la cual estamos inmersos, si la mínima cantidad de tiempo parásemos para regresar la mirada.

Después de ver ese lugar lleno de tanta naturaleza y gente conviviendo con el entorno caí en la cuenta que somos tan llenos de lo externo así como el exterior esta tan invadido por nosotros. Sufrimos una invasión mutua, así como los miedos nos atrapan, los retos nos hacen escaparnos. La manera tan relajada de mirar mi entorno me llevo a conclusiones extraviadas y desvariadas para otros, pero para mí muy importantes y relevantes, porque son mis ideales. Viví en ese instante de relajación, sueños, compuse el mundo en un suspiro, renové desde la forma de trabajo y de convivencia en casa, no solo de mi ciudad sino también de país, que digo de mi país; del mundo. Solo en esos momentos de soledad y convivencia intima es cuando logro que mi pensamiento traspole a mi ser exterior a través de una sonrisa o de una carcajada o de una expresión entre labios que simplemente quede en un: ¡qué loco! solo estoy pensando estupideces y me reprimo y luego callo, es algo así como auto flagelarse o peor aún encarcelarse en lo que supones que van a pensar los demás antes de externarlo. No es valido callarse me han dicho en casa, sin embargo he aprendido a quedarme mudo por la pena del “que dirán”. Pero que carajos, tan solo estoy viviendo mi momento, mi instante.

Hoy no tengo todo el día para pensar en lo que digan los demás, porque nadie siquiera a volteado a verme a pesar de ser muchos los que transitan por aquí; es más ya me recosté en el pasto. Por cierto hace mucho tiempo que no sentía ese picor de la hierba en mi cuerpo; ese cosquilleo relajante que me invita a seguir viajando en mi filosofía, en el monólogo de mi composición.

Vivir mi tiempo en ese lugar llamado ensueño, donde soy libre de pensar y actuar como se me de la gana, de no tener represiones como las que tuve anoche donde luche con el monstruo de la inseguridad en mi, o con esa quimera que se traga mis pensamientos antes de expresarlos, o las terribles cadenas de los limites. Nunca había luchado con ellos antes, pero justamente anoche tuve que verlos; algo así como una especie de juego que va por niveles, uno por uno me atacaron, uno a uno me golpeo en lo mas sensible de mi ser, que es mi pensamiento. Inclusive hubo uno que no conforme con atarme me amenazo con salir a la realidad que concibo; uno que me congela cuando convivo con la sociedad, que me hace quedarme mudo, paralizado si se puede decir, pero todos comparten ese poder de trasladarse

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