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Todo empezó con una llamada de teléfono


Enviado por   •  24 de Abril de 2021  •  Exámen  •  986 Palabras (4 Páginas)  •  74 Visitas

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Todo empezó con una llamada de teléfono, yo, que por aquellas fechas solo tenía 14 años, no entendía las caras de preocupación de mi abuela y mi madre, ni la mirada perdida de mi padre mientras hacíamos las maletas. Teníamos que dejar nuestras vacaciones de verano en casa de mis abuelos paternos para volver a Ceuta. Durante el viaje de regreso ya no sonaban las típicas canciones veraniegas, solo las noticias y en ellas un nombre en común, la Isla del Perejil.

A la llegada a mi ciudad, lágrimas en la cara de mi madre que pasaba horas y horas junto al  televisor y la radio pendiente de las noticias, pues mi padre hacia días que se había ido y a mí me empezaron a surgir muchas preguntas. No sé si por la angustia de ver a mi madre pegada al televisor o porque siempre he sido muy inquieto empecé a indagar y mis dudas pasaron a ser incredulidad, no entendía  por qué tanto revuelo por un pedazo de piedra en medio de la nada.

A los pocos días mi padre regreso a casa y las noticias hablaban de operación militar limpia y de absoluto éxito. Meses después, un desfile militar, para mi uno mas de los tantos que llevaba viendo desde que tengo uso razón, a mi padre le concedían una medalla, pero la sensación era diferente, ya no solo era mi madre a la que se le veía la cara de orgullo por aquella medalla, si no que todos los allí presentes aplaudían mas que nunca y los compañeros de mi padre me daban la mano con la misma expresión “De mayor tienes que ser como tu padre”. En el desfile un discurso del cual me quedo una frase grabada “Estos soldados hubieran dado su vida por España de ser necesario”. Tras unos mil brindis ese día, o al menos a mí me los parecieron, me acerque a mi padre y le pregunte: ¿De verdad hubieras dado tu vida por un pedazo de piedra? El, que es una persona seria que siempre evitaba hablar del trabajo en casa, sonrió, no se muy bien si empujado por las copas de vino que ya corrían hasta por los suelos o por el orgullo de que su hijo se interesara por la milicia, y contesto: “Hubiera dado mi vida por defender ese trozo de piedra, por la bandera de España y por la sangre derramada por todos los soldados españoles”.

Desde ese momento, mi curiosidad crecía por días y todo lo que me rodeaba empezaba a tomar sentido; Aquel  ¡BOOM! Que  sonaba  al mediodía, pasó a ser para mí el cañón  de artillería marcando las doce, mi barrio Teniente Coronel Gautier, insigne ingeniero de los años 30, la calle del centro de mi ciudad donde solía jugar  la calle Millán-Astray fundador de la legión y las clases de historia solo despertaban mi interés si en ellas se hablaba de historia militar.

Con 17 años y ya fuera de casa con una vida cómoda gracias al deporte profesional, llego a casa por vacaciones de navidad y decido contarles a mis padres mis planes de futuro: quiero ser militar. Mi padre callado como de costumbre solo me miraba y mi madre, bueno ya sabía por aquellas que no le iba a sentar muy bien mi decisión pues había sufrido la ausencia de mi padre durante largas temporadas, hasta el punto de  conocer a mi hermano el menor con 6 meses, por encontrarse de misión en lo que era allá por el 1992 Yugoslavia. A pesar de todo eso y de que mis amigos pensaban que dejar el balonmano profesional por ser militar era como poco de estar loco, la decisión estaba tomada y esperaba el día con impaciencia.

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