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Un Cuento De Oro Y Plata


Enviado por   •  23 de Diciembre de 2013  •  1.217 Palabras (5 Páginas)  •  632 Visitas

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Un cuento de plata y oro

Esta noche voy a contarles una historia.

La chica de nuestro relato pasea con sus hermanas y amigas por la plaza del pueblo en fiestas mientras el chico la contempla desde una posición algo más alta, quizá un balcón. Chico conoce a chica en definitiva. El de siempre hace de las suyas y chico se enamora de chica. Chica también se enamora de chico. Nuestro muchacho le sale al encuentro no sin antes atusarse convenientemente, aunque se sabe guapo, y le pide permiso para salir con ella. Pasean cogidos de la mano mientras las amigas y hermanas los siguen cuchicheando. El cortejo llega a la casa de los padres de la chica.

Al poco tiempo, chico intenta entrar en casa de chica para ver a chica, pero la hermana (de la chica), en plan defensora (a que lo han adivinado..., de la chica) y no poquito celosa le impide el paso. Pero con el ruido sale el padre que entre otras cosas es el rico del pueblo. Lo cierto es que, para llevar la contraria a la mayoría de los relatos de esta naturaleza, el pater familias ve con buen ojos al chico como yerno y lo acoge en su casa. Es más, llama a su mujer y le dice que prepare algo rápido pero suculento porque acaba de invitarlo a comer.

A la mesa se sientan pues la chica, el chico, los padres y hermanas de ella. Tan solo la madre se da cuenta de que hay alguien más no invitado: la envidia que se dibuja en la hermana de la chica contra la susodicha chica. ¡Ay, que el panorama empieza a adquirir tintes de West Side Story!

Tras la comida, y contando con el beneplácito de los progenitores chico y chica bailan despreocupadamente. Por la noche y aprovechando un descuido de los padres de ella chico y chica caen muy gustosamente uno en brazos del otro y se empiltran.

Mientras, todos duermen contentos menos la cuñada. ¡Ay, la cuñada! La cuñada voyeuse espía y es testigo del encuentro sexual Además, la envidia, que siempre fue mala consejera, le magnifica la escena. Los celos se la comen y piensa seriamente en hablar con su padre y decírselo todo. Finalmente, decide salir al encuentro del chico y prohibirle de nuevo entrar en casa.

Pero hete aquí que el chico ya está harto de tanta historia y tantas contemplaciones. Le suelta a la cuñada cuatro frescas que la dejan de piedra y, acto seguido, se larga a la francesa; esto es, sin despedirse. Fin de la historia.

¿Les ha gustado? Este cuento que parece tan de hoy sin embargo es viejo como el mundo. Tan viejo, tan viejo que, en buena parte, fue escrito por un señor famoso justamente por ello hace muchísimos años. Y lo incluyó en uno de sus libros. Y luego, en el siglo XVI a otro señor muy rico le gustó tanto la historia que encargó que se la pusieran en dibujos; en varias escenas y a tamaño king-size. Y el artesano a quien le hizo el encargo decidió que ya que tenía tiempo, en vez de limitarse a dibujarlos, los adornaría un poco. El cómic finalmente quedó de vicio y durante años y años y años permaneció en casa de quien tuve el capricho. Y se transmitió de generación en generación hasta que a principios del siglo pasado un miembro de la citada familia, más listillo o con menos dinero, decidió partir el tebeo y venderlo a otros señores que andaban por aquí y por allá. Durante más de cien años la historieta permaneció separada hasta hace unos pocos meses...

Pero ya es hora de ponerse un poquito serios. Volvamos pues y pongámosle nombre a personajes, personas y hechos.

El

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