Verdad mágica de 100 años de soledad

La verdad mágica de “Cien años de soledad”

Nota del autor

Ensayo de la obra “Cien años de soledad” presentado a la profesora María Helena Millán en la asignatura de lengua castellana.

La verdad mágica de “Cien años de soledad”

La primera condición del realismo mágico, como su nombre lo indica, es que sea un hecho rigurosamente cierto que, sin embargo, parece fantástico. (García, “En Reforma”, 2000)

    Desde el preciso instante que el Coronel   Aureliano Buendía, frente al pelotón de fusilamiento, recuerda cuando su padre lo llevó a conocer el hielo, hasta que los vientos ancestrales terminan con la estirpe de los Buendía en la tierra, Gabriel García Márquez narra en su novela hechos que parecen ser poco veraces y es ahí en donde este ensayo encuentra lugar, ya que todos los acontecimientos presentes en la obra, obedecen a una realidad; nada es inventado. Incluso la procedencia de algunos personajes que se mencionarán a continuación son representación literaria de personas célebres e importantes en la historia de Colombia.

    De todos los acontecimientos que se narran en “Cien años de soledad”, este ensayo se centrará en tres de ellos: el conflicto entre los partidos tradicionales colombianos, la instalación de la compañía bananera y la llegada de ferrocarril. El primero es la causa (por no decir el principal motivo que influye a favor de la violencia en Colombia) que en el libro se ve representado por el liberal Coronel Aureliano Buendía y el conservador Apolinar Moscote. El segundo, ocasiona una situación que termina en la conocida “Masacre de las bananeras” ejecutada por el ejército nacional e indirectamente por los inmigrantes estadounidenses acomodados en Macondo. Y por último pero no menos importante es la llegada del ferrocarril a manos de Aureliano Triste, que facilita la entrada de la compañía bananera, lo que llevará a la explotación de los habitantes y del pueblo.

   Entre los partidos conservador y liberal siempre ha habido disputas y diversos conflictos, siendo el pueblo colombiano el más afectado. En esta novela se habla de Don Apolinar Moscote y el coronel Aureliano Buendía en representación de estos dos partidos. El segundo hijo de Úrsula Iguarán, por su parte apoyará a las guerrillas liberales “el coronel obedece a la imagen del estereotipo de la personalización del poder del caudillo regional” (Pizarro, pág 189, 1976), es decir, históricamente se puede conocer como Rafael Uribe Uribe, el cual comandó dichos grupos en contra del gobierno nacional, alentando a los campesinos a alzarse en armas y luchar por sus derechos y tierras quitadas por el régimen. Por otro lado el primer corregidor de Macondo es la figura del gobierno en la época de la guerra de los mil días, el cual tiene al ejército de su lado. Además los liberales que fueron comandados por el coronel e inclusive él, eran personas que jamás tuvieron alguna formación militar y que solo luchaban por la inconformidad que sentían ante el gobierno. Hablando desde los conservadores, estos eran quienes tenían todo un pasado de estudios y formaciones militares y lo más importantes, estaban preparados para cualquier conflicto, como en este caso la guerra. Para concluir en el contraste de estos dos personajes, el fraude electoral jugó un gran papel debido a este, los liberales no le hubieran declarado la guerra al gobierno y Aureliano jamás hubiese sido líder y coronel de las guerrillas.

    Los problemas socio-económicos no se quedan por fuera y juegan un rol importante. En específico se habla de la llegada de la compañía bananera que trae algunos inmigrantes como el señor Herbert y también el ejército nacional. Cada uno con una misión diferente y que argumentan un cambio significativo en la vida de los trabajadores de la futura compañía. Por un lado, Míster Herbert llega para sembrar la fiebre bananera en el pueblo prometiendo trabajos como lo fue en Colombia en 1928 con el auge bananero. Por otro lado el ejército y los policías “fueron reemplazados por sicarios de machete” (García, pág 356, 1967) para proteger al “nuevo pueblo”; “un campamento de casas de madera con techos de zinc, poblado de forasteros que llegaban de medio mundo en el tren” (García, pág 343, 1967), y la compañía para ser protegidas, pero los que en verdad son agredidos son los habitantes autóctonos de dicha región. Desde otra mirada más crítica, se puede afirmar con seguridad que este extranjero hace referencia a todas las empresas y firmas que ven un gran potencial económico en las tierras colombianas y que ven a su pueblo como mano de obra barata, la cual se puede explotar fácilmente. Mientras el ejército representa, la gran ignorancia por parte del gobierno de proteger a dichas compañías y no al pueblo. Así que esta tierra, esta gente, esta vida fue utilizada en 1928 como herramienta para satisfacer a compañías extranjeras.

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