De Nietzsche y la danza

Introducción

Durante el siglo XIX toma importancia dentro de las reflexiones filosóficas las cuestiones de la historicidad, la naturaleza y del espíritu. Estas nuevas propuestas filosóficas buscan evitar los idealismos y abstracciones, por lo que se reconoce a la filosofía como principal potenciadora de la vida; ya que esta se encarga de observar, cuestionar e interpretar el devenir de los seres humanos. En este sentido, retomares parte del pensamiento de Nietzsche, filosofo vinculado a la corriente vitalista, autor que pone atención en las innumerables realidades vivas del ser humano tomando a la vida (lo viviente) como punto de partida para valorar la realidad y la realización humana (proyecto vital).

Nietzsche propone que es mediante la intuición directa vital (cada momento) y a través de las diversas manifestaciones culturales del conocimiento (aspectos más significativos) que se puede enriquecer la vida mediante lo que se sabe o puede saber. De este modo la intuición directa vital nos permite no caer en la fijeza de lo inerte, de lo inmóvil, en el positivismo y el cientificismo racional como forma univoca, pues de ser así, no podría haber una captación total de la realidad, la cual naturalmente es múltiple y continua.

El presente ensayo busca retomar las ideas de Nietzsche como marco categorial, con la finalidad de lograr definir la danza como una expresión humana de libertad, un proceso de autodescubrimiento creativo y expresivo; como acto de resistencia ante el racionalismo-cientificismo y como el despliegue del espíritu dionisiaco, mismo que posibilita el re-conocimiento de la realidad a través del cuerpo, la naturaleza, el movimiento y el devenir.

Nietzsche nos ofrece una nueva visión del cuerpo ligada al pensamiento vitalista, la cual parte de la naturaleza y la animalidad. Esta última entendida como la existencia salvaje, que no se sujeta ni responde a razones ni órdenes humanas Patri, R. Es por eso, por lo que través de su pensamiento busca recuperar aquel cuerpo (superhombre) capaz de desdibujar y sobre ponerse a las fronteras entre el ser humano y el resto de los cuerpos vivos.

Para lograr este objetivo Nietzsche recurre a la concepción del arte, el cual toma su punto de partida en el espíritu dionisiaco, fuerza libre y clarificadora promotora de la vida adaptable y compenetrable a las vicisitudes Marcos, M.  Puesto que considera que es el medio idóneo para el reconcilio con la naturaleza, el regreso a lo natural (homo natura) y la conformación del superhombre. Es decir, el arte para Nietzsche posibilita en el ser un otro saber, un saber más allá de lo teórico producto de la existencia y los sentidos. El cual representa el contrapunto del espíritu Apolíneo (excepcionalidad humana, la ciencia de los datos, la racionalidad y las fórmulas); es decir, aquello que permanece en el esquematismo, ahuyenta la vida y la totalidad real de cada acontecimiento, sumergiendo al ser en el espíritu de pesadez Marcos, M.  

Nietzsche reconoce a la danza como fuerza motriz fuente de movilidad surgida de la parte de lo humano más se acerca a lo animal, la cual se ve exteriorizada mediante la afirmación del cuerpo y busca disolver el espíritu de pesadez a través de la transmisión visible de la idea del pensamiento (otro pensar, más allá del pensamiento) y la voluntad, por lo que la danza puede ser vista como un puente mediante el cual podemos acceder al descubrimiento de la realidad y penetrar en la multidimensionalidad de esta.

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