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LAS NOVENAS NAVIDEÑAS TEOTERÁPICAS

yulia09Documentos de Investigación4 de Marzo de 2017

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LAS NOVENAS NAVIDEÑAS TEOTERÁPICAS

Fechas sugeridas: 15 al 23 de Diciembre

Navidad = Natividad = Nacimiento de nuestro Salvador

El más maravilloso de los acontecimientos jamás vistos, el cumplimiento de todas las profecías y la más grande manifestación del amor de Dios por la humanidad: La venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (Juan 3:16). Celebremos con gran gozo y alegría este magno suceso que dividió la historia de la humanidad y la historia de nuestra vida.  

Propósito

  • Compartir preciosas lecciones de fe, amor, obediencia y entrega incondicional a Dios, que nos desafían a ver la gloria de Dios como lo hicieron los protagonistas de la Navidad y de esta manera, vivir para un propósito trascendental y eterno. Hermosas verdades que edifican, fortalecen y alientan nuestra vida, alrededor de cada uno de los eventos y personajes que envuelve la navidad.

  • Llegar con el mensaje de salvación para llenar de esperanza los corazones de muchas vidas y familias.
  • Compartir como familia en la fe, el dulce sabor del amor de Dios, fortaleciendo la unidad en el Espíritu, al interior de cada familia, célula, grupo de oración y ministerio.

Programa

(Llegar temprano y amenizar con villancicos)

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NOTA: Cada ministerio debe invitar a sus involucrados no sólo al día que les corresponde dirigir la novena sino a todos los días de la novena.

Meditaciones diarias

PRIMER DÍA          “UN GRAN ANUNCIO”

Pasaje bíblico: Lucas 1:26-38 (Dramatización de la anunciación del nacimiento de Jesús)

Enseñanza Teoterápica:

La Navidad constituye la mejor noticia, las buenas nuevas, el más grande mensaje de gozo y esperanza que puede recibir el corazón humano y la creación entera. Es por eso que debemos vivirla y celebrarla con una actitud de expectativa, alegría y gratitud.

  1. El mensaje de la Navidad anuncia el plan de Dios para nuestra vida

Dios nos hizo, nos conoce, nos aprecia, nos valora, nos ama profundamente, y tiene un plan maravilloso para cada uno de nosotros y nos lo revela para que al creerle y obedecer, podamos disfrutar de la más excelente calidad de vida y del mejor sentido y propósito para vivir (Lucas. 1:28-31)

  1. El mensaje que anuncia a Jesús, revela el plan de Dios de salvación de Dios para la humanidad

La Navidad es el cumplimiento de todas las promesas hechas por Dios a la humanidad. El hombre había caído, se había separado de Dios, pero Él había prometido rescatarlo. Él daría un Salvador, el cual no podía ser otro que Él mismo. Envía entonces a su Hijo, dándonos la mayor prueba de su perfecto y completo amor. (Lucas. 1:32-33, Juan 3:16)

  1. El mensaje de la Navidad revela a un Dios Omnipotente, para quien nada hay imposible.

Muchos escuchan con incredulidad el mensaje de la Salvación, pues no comprenden cómo Dios puede hacer algo tan maravilloso y darnos un regalo tan inmerecido. No entendemos cómo Dios puede cambiar nuestra vida, hacernos personas nuevas, restaurar nuestro hogar, hacer que nuestros hijos vuelvan a casa, sanarnos de una grave enfermedad, solucionar una grave crisis económica. Pero el mensaje de Navidad revelado primeramente a María, fue un mensaje de poder y de victoria: Nada hay imposible para Dios. Él tiene todas las cosas bajo control, él puede hacer florecer el desierto, nada le resulta difícil. María lo creyó y no dudó, así que vio el extraordinario milagro de la vida divina brotando en su vientre. Por su fe, llegó a ser el instrumento usado por Dios para sus planes divinos. (Lucas. 1:34-37)

Aplicación teoterápica:

Ante este mensaje, todo ser humano tiene que dar una respuesta. Es tan claro, tan contundente, tan definitivo, que nadie puede ser indiferente a él. En el caso de María, encontramos un corazón totalmente sensible a la voz de Dios. Ella escucha con atención, sin anticipar una respuesta hasta no saber todo lo que Dios tiene que decirle. No se previene, no se siente intimidada. Permite que Dios disipe sus dudas y quite todos los temores. Percibe el gran privilegio que Dios le está dando, y por el corazón tierno y amoroso que ha cultivado para con Dios, al igual que el conocimiento de las escrituras, entonces puede dar una respuesta correcta. No sólo ésta respuesta le concede su propia salvación sino la convierte en instrumento de salvación para el mundo. (Lucas. 1:38) ¿Qué respuesta tiene usted, ante el mensaje de la salvación?

Oración

Recibir a Cristo como lo hizo María, dar gracias por su amor y su elección para tan altos propósitos. Pedir la fe del Espíritu Santo para creerle, obedecerle y entregarle también nuestra vida, decidiendo caminar con Él, nunca soltarnos de su mano, y de esa manera que Él sea no sólo nuestro Salvador sino también nuestro Señor.

SEGUNDO DÍA                 “EL PODER DE UN UNGIDO”

Pasaje Bíblico: Lucas 1: 39-56 (Dramatización de la visita de María a Elizabeth)

Enseñanza Teoterápica:

El mensaje de la Navidad nos revela al Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad y Dios mismo, actuando en la vida de los hombres y las mujeres que le creen, capacitándolos y habilitándolos para ser instrumentos de salvación en sus manos. El Espíritu Santo es un enardecedor que pone coraje en el corazón apocado, vigoriza el brazo del débil en la guerra y convierte al hombre ordinario en alguien tenaz y aguerrido, valiente y esforzado, lleno de denuedo y de victoria, capaz de conquistar su vida, su familia, su empresa y aún hasta su nación para Dios, y ser luz hasta lo último de la tierra.  

  1. Oír la voz de Dios, creerle y obedecerle asegura la unción del Espíritu Santo en nuestra vida.

En el día de ayer vimos cómo María escuchó atentamente lo que Dios le dijo a través del ángel. Ella tomó muy en cuenta las palabras del Señor, creyó en ellas y se dispuso a obedecer. Esto trajo toda la bendición de Dios para su vida, representada en el precioso regalo de la unción del Espíritu Santo. La respuesta de Dios a la entrega incondicional de María fue ungirla con su Espíritu, dándole con Él, el poder necesario para creer en el Hijo, recibir Su vida y levantarse a glorificar al Padre, haciendo su voluntad.(Lucas 1: 35-40)

  1. Un ungido lleva bendición, gozo y alegría

Una persona llena del Espíritu Santo conoce los planes de Dios y se goza en cumplirlos, recibiendo preciosas recompensas y un gozo incomparable. Pero no se queda allí. La unción es como el aceite que fluye sin cesar, se derrama y tiene que abarcar otras vidas, el ambiente y todo lugar donde pise la planta de nuestro pie. Así lo describe el Salmo 133, indicándonos cómo la unción genera unidad entre las personas, pues se derriban las murallas de prevención, indiferencia, egoísmo, amargura y resentimiento, y en lugar de esto, coloca armonía y paz, pues se reconcilian los corazones. No hay nadie a nuestro alrededor que no se afecte positivamente con la vida de un ungido. Además, la consecuencia de vivir esta unidad y armonía dada por el Espíritu, es que allí derrama el Señor bendición y vida eterna.

María, llena del Espíritu Santo, visita a su prima Elizabeth, produciendo en su corazón gozo, alegría, gratitud y alabanza a Dios. Elizabeth cree en la maravillosa obra salvadora de Dios, que ahora ve concreta en el hijo que espera María y entonces, también es llena del Espíritu Santo. Pero no sólo ella es impactada, también su hijo que aún en el vientre recibe el impacto de la unción y salta de alegría (Lucas 1:41-45).

Aplicación Teoterápica:

Todos los seres humanos necesitamos la unción del Espíritu Santo que nos comunica poder, santidad y autoridad de Dios, para vivir vidas excelentes y cumplir propósitos trascendentales y eternos. En otras palabras, el Espíritu Santo nos comunica y transmite la vida de Cristo. ¿Quiere usted, poseer esta maravillosa vida, produciendo gozo y alegría por dondequiera que vaya, produciendo unidad y bendición de Dios a los lugares y a las personas, tener siempre un lenguaje de alabanza y exaltación a Dios? Le invitamos a  orar.

Oración:         

Espíritu Santo, hoy recibo tu testimonio acerca de Jesús. Creo que Él es el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador del mundo. (Oración de Recibir a Cristo)

Ahora, no sólo te reconozco Jesús como Salvador sino también como Señor de mi vida, y me dispongo a obedecerte siempre, orando y estudiando tu Palabra, teniéndola siempre presente en mi corazón y haciendo de ella mi principio rector. Someto todas mis áreas a tu señorío y te doy gracias por saturarme de la plenitud de la unción de tu Santo Espíritu. Amén.

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