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Teoría del Estado justo y del filósofo gobernante.

Montse Rovira RipollResumen24 de Noviembre de 2015

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Teoría del Estado justo y del filósofo gobernante.

En esta redacción se nos plantea la manera con la que Platón propone un Estado justo mediante el filósofo gobernante. ¿En qué consiste un Estado justo y bien gobernado? ¿Cuál es el fin que debe perseguir la política? Como el propio Platón confiesa en la “Carta VII”, su filosofía arranca, en primer lugar, como una reacción contra las teorías filosóficas y epistemológicas de los sofistas (relativismo, escepticismo, convencionalismo y empirismo político); y en segundo lugar, como insatisfacción con la situación política de su época, y en particular con el régimen de gobierno propio de la ciudad en la que nació y vivió: la democracia ateniense. La democracia es la forma de gobierno en la que el pueblo asume la dirección de los asuntos públicos. Acudió a la filosofía por asuntos políticos, con la esperanza de encontrar la medicina política. La “ciencia de la justicia y del bien”, sólo puede proporcionarlo la filosofía. De este modo se explica que los gobernantes sean filósofos y propone como solución a los males políticos de su tiempo un gobierno de filósofos (teoría política del filósofo-gobernante). En esta redacción vamos a tratar varios puntos como por ejemplo por qué Platón rechaza la democracia, que solución propone, la influencia de Sócrates mediante el intelectualismo moral y la armonía del Estado justo.

Platón formula algunos inconvenientes contra la democracia.

Rechaza el principio fundamental de la democracia ateniense, según el cual cualquier ciudadano es competente para desempeñar funciones públicas sin necesidad de preparación alguna. Los magistrados eran elegidos por sorteo y cualquier ciudadano tenía derecho de voz y voto y podía presentarse a la elección de cargos públicos. Esto le parece a Platón peligroso para la armonía y el buen gobierno de la comunidad. Para Platón nadie es competente por naturaleza en materia política; se requiere poseer o aprender el “arte” de la justicia y son pocas las personas capacitadas para aprender este arte. Platón supone la democracia ateniense mediante el símil del navío: del mismo modo que no aceptaríamos viajar en un navío en el que una tripulación inexperta se ha amotinado contra su capitán y, sin tener ni idea del arte de la navegación, dirige el timón de un barco, así tampoco deberíamos aceptar un régimen político como la democracia, en el que el “timón” del Estado está en manos de la masa ignorante y manipulada, o de dirigentes inexpertos.

Según Platón, en la democracia ateniense quien realmente gobernaba era una minoría de políticos y demagogos que abusaban de la incapacidad política del pueblo, de su falta de reflexión y de su insensatez. Platón veía a los dirigentes de la democracia ateniense como auténticos demagogos ambiciosos de honores y poder, formados y educados por los sofistas para alcanzar el poder mediante el engaño, y manipulando los sentimientos de las masas populares. Para Platón la verdadera competencia política llega mediante la adquisición del arte de la justicia y del bien, que es el verdadero arte de la política.

Por último, la decepción de Platón frente a la democracia fue ya definitiva cuando, bajo este sistema político, se cometió la extrema injusticia de juzgar y ejecutar al más justo de los hombres, a su maestro Sócrates, lo cual demostraba que la democracia no era garantía de justicia.

Platón rechaza la democracia pero también la oligarquía. La teoría platónica del filósofo gobernante afirma que los males de la humanidad sólo tendrán remedio cuando el gobierno esté en manos de personas que, gracias a la filosofía, han alcanzado la sabiduría y la virtud. Para gobernar es necesario aprender el “arte de la justicia” y este arte sólo puede aprenderse mediante la filosofía. La propuesta platónica del filósofo gobernante es el resultado de aplicar el intelectualismo moral socrático al terreno de la política, es decir, sólo pueden ser individuos justos y buenos aquellos que saben en qué consiste la justicia y el bien. Platón deduce de aquí que sólo los filósofos pueden ser los gobernantes perfectos, pues la filosofía es el único saber que proporciona el conocimiento de las esencias de la Justicia y del Bien, es decir, un conocimiento global de la armonía. Puede decir que la forma de gobierno que propone Platón es una aristocracia, “gobierno de los mejores” (aristoi). Platón propone el gobierno de los mejores en virtud y en saber, consiste en una aristocracia de la virtud y el saber, una especie de “meritocracia”.

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