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Redacción 6 Platón: Teoría del Estado Justo y el filósofo gobernante


Enviado por   •  11 de Enero de 2022  •  Tareas  •  1.074 Palabras (5 Páginas)  •  397 Visitas

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1.6 Teoría del Estado justo y del filósofo gobernante

La teoría del filósofo-gobernante afirma que para que un Estado sea justo, acabe con los males de la humanidad y nos permita desarrollar una vida feliz, debe estar gobernado por filósofos, puesto que, solo ellos son capaces de conocer el Bien y decidir con justicia.

Platón se plantea esta cuestión por la insatisfacción con la situación política de su época. Vivió la decadencia de Atenas, la derrota en la Guerra del Peloponeso, el violento y sanguinario gobierno de los Treinta Tiranos, la reinstauración democrática de Trasíbulo, la injusta condena a muerte de Sócrates, etc. Su conclusión fue que todas las sociedades de su época estaban mal gobernadas.

Estos sistemas políticos están mal gobernados las decisiones las adoptan ignorantes en la ciencia del bien e incapaces de obrar con justicia. Así, en una democracia el pueblo asume la dirección de los asuntos públicos sin ninguna preparación. Los demagogos ambiciosos de riquezas y honores manipulan los sentimientos de las masas populares para provecho propio. Platón explica esta crítica con el símil del navío: Del mismo modo que nadie aceptaría viajar en un navío en el que la tripulación desconoce el arte de la navegación, tampoco se puede aceptar que el timón de la sociedad quede en manos de una masa ignorante y manipulada que la conduzca irremediablemente hacia su naufragio.

 Como mediante la mera observación empírica de las sociedades existentes, todas injustas, no es posible encontrar el Estado justo, es necesaria una reflexión filosófica sobre el objeto y naturaleza de la sociedad. Una sociedad política es una comunidad natural de individuos que cooperan para llevar una vida buena.

El origen del estado es natural porque el ser humano es social por naturaleza. Está obligado a reunirse en una morada común para producir todo lo que le hace falta. De esto se deduce que las normas que regulan el comportamiento social son fijas y universales, y no creaciones humanas, como defendían los sofistas, que pensaban que el origen social era arbitrario y convencional. El árbitro de lo justo no es el propio Estado, sino que este es expresión o resultado del orden natural. Dicho de otra forma, el hombre no es la medida de todas las cosas, como afirmaba Protágoras, sino que los principios de la justicia, tanto para el individuo como para el Estado, no dependen de él.

La finalidad del Estado es cooperar para permitir la vida buena. Para ello debe dividirse y especializarse el trabajo. Cada ciudadano debe tener una sola ocupación adecuada a sus dones naturales y educarse para su correcta ejecución. Por este motivo, se distinguen tres clases sociales. El estado una especie de “individuo grande” compuesto de órganos o partes (organicismo). Cada una de esas partes desempeña una función en beneficio del conjunto, pues lo importante es la cohesión y el bien social, por encima del bien del individuo (estatalismo). Aunque esto no implica ningún conflicto, pues la vida de los individuos solo tiene sentido en el seno de la comunidad (comunitarismo). La consecución del bien individual depende de la consecución del bien común.

La justicia del Estado consiste en la armonía natural entre las tres clases sociales que lo componen. Cada una de las clases sociales debe cooperar desarrollando las virtudes que le son propias. De forma similar que la justicia en el individuo consiste en la armonía entre las tres partes del alma, la del estado es la armonía de las clases sociales. Las clases sociales son:

La clase de productores es la encargada de proveer a la comunidad de todos los bienes de consumo que necesita. Son artesanos, campesinos, comerciantes, obreros, artistas, etc. Esta clase social debería estar formada por individuos en los que mandan los deseos materiales de la parte apetitiva del alma. Para que la sociedad funcione bien deben comportarse con moderación, que es la virtud propia de esta parte del alma.  

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