A Puerta Cerrada SARTRE

Hablar de Sartre es conectarse y familiarizarse con el existencialismo, corriente filosófica y literaria que funda el conocimiento de la realidad en la experiencia inmediata de la propia existencia humana.

Para evitar el abuso del término existencialista, debe limitarse su uso y aplicación a cierta época después de segunda guerra mundial, refiriéndose a ciertas corrientes o actitudes filosóficas de hombres y mujeres de carne y hueso que pensaron y vivieron existencialmente, es decir, que buscaron comprenderse o explicarse a sí mismos y a su situación con los demás y el mundo; que buscan entender su actitud, existencia y su estar en el mundo.

Los temas con los que se relaciona el existencialismo “son, entre otros, la subjetividad, la finitud, la contingencia, la autenticidad, la libertad, la enajenación, la decisión, la elección, el compromiso, la anticipación de sí mismo, la soledad, la compañía existencial, el actor en el mundo, el estar abocado a la muerte, el hacerse a sí mismo”.

Por ahora, dejo de lado la categorización del existencialismo y sus apellidos de ateo, teológico, cristiano o marxista, pues aunque es necesario señalarlo, poco interesa en este ensayo.

Quiero destacar, que los personajes de A puerta cerrada, viven su existencia en soledad y a puerta cerrada, donde solamente ellos se escuchan y se sospechan, y son víctimas unos de otros, implicados en un juego de presuntos culpables o verdugos que encarnan y confrontan para justificar o explicar su existencia. Garcín, Estelle o Inés, encarnan personajes que viven intensamente y se preguntan por el mundo de su ser y su ser en el mundo, y por el valor de su existencia, esgrimen sus dudas y temores acerca de lo que son y su razón de ser en el mundo: su mundo.

Los personajes deambulaban como fantasmas a puerta cerrada en busca de justificaciones o certezas; su ámbito de acción es un espacio y tiempo cerrado y su tema son las preguntas filosóficas ¿Quién soy?, ¿Quiénes somos?

Pero permitamos hablar a los personajes:

Estelle. - Me pregunto si existo de verdad

- No quiero quedarme sola

- ¿De veras, ya no soy nada?

- ¿A dónde quieres ir?

Garcín. – Los acontecimientos en la tierra pasan tan rápido

- ¿No podríamos intentar ayudarnos unos a otros?

- Mírame: estamos desnudos. Desnudos hasta los huesos.

- Me fusilaron

- Yo no decido

- La guerra ha terminado, mi mujer ha muerto y yo he entrado a la historia.

- Estoy seguro de que me salvaría

- Saldremos juntos del infierno

- Ustedes me dan asco

- A ti es a quien debo convencer: eres de mi raza

- Ya no soy nadie en la tierra, ni siquiera un cobarde. Inés, estamos solos…

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