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ADOLFO TORRES


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2013  •  26.231 Palabras (105 Páginas)  •  394 Visitas

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Adolfo Torres

He aquí la figura de un escritor que inspira admiración y simpatía. En este libro, vibrante de sinceridad y de verdad, se refleja su espíritu viril y valiente, que ve a la vida, no como un valle de lágrimas, sino como el reflejo de la mente colectiva de la humanidad, en donde todos encuentran el reflejo individual de su propio pensamiento pobreza o riqueza, éxito o fracaso, privaciones o abundancia, felicidad o desgracia, salud o enfermedad.

Ese es el tema principal de este libro: "Tu puedes tener todo lo que deseas, ser todo lo que deseas, hacer todo lo que deseas. El mundo te pertenece. El futuro está en tus manos. Tú eres el dueño de tu destino". Así habla Adolfo Torres, y antes sus palabras lógicas y enérgicas la vida se abre como una flor perfumada, el futuro pierde misterios, el presente sus temores, el pasado sus dolores. Todos los caminos son hermosos, todos los obstáculos insignificantes, todas las empresas fáciles. A su voz, el hombre deja de ser un pigmeo, juguete del destino, y se convierte en un gigante poderoso, ayudado en todas sus acciones por el poder infinito, por la sabiduría infinita, por los recursos infinitos, de la Mente.

"La llave de la Vida" es un libro invaluable y precioso para todos aquellos que sienten ese "descontento divino, que ha sido causa de todos los éxitos del mundo". En sus páginas se encuentran los mas hermosos ideales, las verdades más profundas, los consejos más sanos, expresados en un lenguaje claro y fuerte; ideales, verdades y consejos que convencen, elevan, entusiasman, fortifican. Aquí el autor nos dice, con la autoridad de un maestro, como triunfar, como avanzar, como adquirir. En las páginas de su libro abundan, como flores y frutos en un jardín perfumado, los pensamientos mas profundos, los ideales mas nobles y hermosos:

"No es la VOLUNTAD, sino el DESEO, lo que gobierna al mundo".

"La puerta de la oportunidad nunca está cerrada. Tendrás constantemente todo lo que puedas tomar".

"El destino del hombre no es la pobreza y los sufrimientos, sino una vida elevada y armoniosa".

"la imaginación es la mas divina de todas las cualidades del hombre, la que lo acerca mas a Dios".

"¡Aspira a lo alto! ¡Si no puedes alcanzar la luna, alcanzarás una estrella!".

"Nadie ha fracasado mientras pueda empezar de nuevo. No hay fracaso posible en una lucha que tiene por objeto adquirir lo que con justicia deseamos en la vida".

"Cuando comprendas que tienes derecho de triunfar, triunfarás. Cuando comprenda que tienes el derecho de poseer, poseerás..."

…y al final del libro, el autor dice:

"Si ya has empezado a comprender este tesoro, (tu mente) y a usarlo aun cuando sea sólo una parte pequeñísima de él, la cosa más maravillosa que puede pasar en este planeta te ha pasado a ti. Porque eso significa que un ser humano, afligido con todos los sufrimientos y terrores que tan erróneamente parecen ser la herencia del hombre sobre la tierra, ha aprendido la Ley de la Vida. Significa que has adquirido un gran poder sobre todas las cosas. Significa que te encuentras de pie sobre la Roca de la Vida. Que la puerta del Cielo está abierta ante ti, y que estás infinitamente más cerca de Dios..."

Adolfo Torres es uno de esos raros escritores que práctica lo que escribe. Por ejemplo: en junio de 1926 tuvo un horrible accidente. El automóvil que manejaba se estrelló contra una enorme roca en uno de los caminos del estado de Wisconsin, en los Estados Unidos. Cuando otros automovilistas lo sacaron, media hora mas tarde, de entre las ruinas de su automóvil, todavía no había recobrado el sentido, y así fue llevado al sanatorio más cercano. Allí los doctores encontraron que, a mas de una profunda herida en el cuello que por sí sola por poco le cuesta la vida, de dos heridas en la cara, de un hombro dislocado y siete heridas en el cuerpo, la rodilla izquierda estaba rota en cuatro pedazos.

Los sabios doctores movieron tristemente la cabeza. Aquél hombre nunca podría andar de nuevo sin la ayuda de muletas, y no podría dejar el lecho antes de seis meses. Grande fue la sorpresa de los doctores cuando al día siguiente lo encontraron manejando la máquina de escribir con la única mano que podía mover, y dando al mismo tiempo instrucciones a su secretaria. Al entrar, el herido los recibió con una pregunta: ¿Cuándo podría hacer uso del otro brazo? Era muy difícil manejar la máquina de escribir con una sola mano.

–Amigo mío –exclamó un anciano doctor–, ¿No comprende usted la gravedad de su estado? Y le repitió el diagnóstico de la noche anterior.

–Doctor –dijo el herido después de un momento de silencio–. Mi herida más grave es la de la rodilla. ¿cuánto tiempo necesitan esos huesos, según la ciencia para unirse de nuevo y formar otra vez un hueso sólido y resistente?

–será imposible –replicó el doctor– llevar a cabo la operación necesaria antes de dos semanas, puesto que los tejidos están ahora en muy mal estado. Después de la operación, como el hueso de la rodilla está separado de todos los demás y necesita absorber su nutrición por medio de los tejidos, necesitará un mínimo de seis semanas y un máximo de quince semanas para solidificarse de nuevo. Pero no podrá usted levantarse antes de seis meses, y ahora necesita usted tranquilidad y reposo completos.

–estamos a 11 de junio –murmuró el herido–. Doctor, me levantaré a fines de agosto; y no crea usted que me voy a resignar a usar muletas toda mi vida o a la pereza durante dos meses.

– ¡Imposible! –replicó el doctor–. En cuanto a su trabajo, sea como usted lo desea, pero juega usted una partida muy peligrosa.

Los doctores salieron, y el herido siguió trabajando tranquilamente.

Dos semanas después la operación se llevó a cabo. Al abrir la rodilla, los doctores encontraron que un trozo de hueso había perdido toda su vitalidad, y que tenía que ser extraído. Aquello confirmó su opinión: el herido nunca se restablecerá por completo. Pero antes de que el mes de agosto terminara, el herido dejó el sanatorio, ayudándose con un par de muletas; y dos semanas más tarde podía andar sin ayuda de ninguna naturaleza.

– ¡Un milagro de cirugía! –dijeron los doctores, asombrados a su pesar. Pero pocos días más tarde un eminente especialista de Chicago, famoso por

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