Borrador

Borrador 19 de mayo de 2015

Hasta aquí si quisiéramos hacer un abreviado esquema de las circunstancias del surgimiento de los DH, podríamos mencionar que se trata en efecto, del surgimiento hacia el siglo XVII de un paradigma de carácter jurídico e institucional, que de la mano del pensamiento de juristas y filósofos, va a concretar legal y moralmente las garantías que definirán las leyes del siglo XVIII, para defender los entonces muy desprotegidos derechos y libertades de los individuos.

La conjugación del pensamiento político así como el constitucionalismo norteamericano aunado con la realidad política social que mostraba a todas luces, una alternativa a un despotismo político que transgredía la integridad humana. La declaración de los derechos humanos se apoya entonces en la defensa de éstos derechos naturales e inalienables, de este modo se exaltaban las libertades civiles del hombre, y con ello los “poderes políticos del ciudadano”^[1] (ibíd. 60)

Más tarde, en los años de 1793 a 1795, nuevas declaraciones revisan los postulados de los Derechos Humanos^[2], haciendo de ellos un compendio ético y político, fundamental para la promulgación de Constituciones que promuevan derechos y deberes de los ciudadanos, haciendo manifiesto las libertades civiles del hombre,

La condición en la que el Estado liberal se encuentra hasta este punto, requería entonces de la transformación de los mecanismos jurídicos, a fin de que las instancias democráticas pudieran asumir las demandas que apelan al derecho colectivo, a las libertades de asociación, de enseñanza, de prensa, de culto etc.

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