Caracteristicas Axiologas De Bullying

ASPECTO AXIOLOGO DE LA INVESTIGACION

Debido a que son pocos los estudios de violencia escolar que se han realizado en nuestro país, no quisimos establecer un porcentaje de frecuencia de maltratos, por eso afirmamos que es exploratorio. Pero si nos planteamos dar un giro a las hipótesis tradicionales al poner mayor énfasis en el aspecto axiológico, pues creemos que en cada maltrato subyace la ausencia de valores negativos.

Esto es porque creemos como diría Piaget (1971), que el hombre no nace, bueno ni malo y que la violencia no viene adherida en el humano al nacer, si no que la aprende en la observación, la experiencia y la convivencia del entorno social que le tocó habitar.

Nos apoyamos en la teoría del aprendizaje Social que propone que los individuos que se encuentran expuestos a la violencia, tienen mayor probabilidad de cometer actos violentos que aquellos que no están expuestos o que han experimentado a lo largo de su vida. Bandura (1982) sostiene que la violencia no se adquiere genéticamente, sino que se aprende, ya que las personas pueden adquirir estilos agresivos de conducta ya sea por la observación de modelos agresivos o por la experiencia directa.

De acuerdo con esta teoría, el ser humano rara vez expresará violencia, si ésta no tiene un valor funcional o si está sancionada negativamente. Sin ánimo de entrar al interminable debate con los teóricos que sostienen tres instintivitas; creemos, como la UNESCO (Declaración de Sevilla, 1986), que el comportamiento violento no se encuentra genéticamente programado en la naturaleza humana.

Como declararon los científicos que firmaron la declaración de Sevilla, no estamos a favor de las tesis que sostienen que el hombre posee un cerebro violento, pues si bien tenemos un sistema nervioso capaz de actuar violentamente, éste no es automáticamente activado por estímulos externos o internos. Por tanto, descartamos que el hombre nazca agresivo como afirman algunos estudiosos (Lorenz, 1963; Eibl-Eibes-Feldt, 1993; Sanmartín, 2002), porque como afirmaba Alonso-Fernández (1984) aunque a la luz de la perspectiva científica que hoy disponemos pueda reconocerse una agresividad autoafirmativa, que sirve para el desarrollo y para la afirmación de sí mismo; y por otro, como instrumento para defender la propia identidad de todo aquello que lo amanece; el excedente, el plus de la agresividad humana de calidad maligna tiene un origen sociocultural (Bonino. 1987; Fromm; 1987).

Esta postura evidentemente no es nueva, los griegos ya discutían sobre la bondad o maldad del hombre. En el debate sobre la virtud de Sócrates con Menón (Plantón, 1992) el filósofo griego ya hablaba de personas que cometen el mal porque creen que es bueno. Lo mismoocurre en un niño que observa en su hogar peleas, gritos, discusiones, burlas, sarcasmos y otros tipos de violencia. Con toda probabilidad, el pequeño considera

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