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Como Tratar A Un Jefe


Enviado por   •  9 de Octubre de 2013  •  2.120 Palabras (9 Páginas)  •  272 Visitas

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Estos asuntos de jefes y empleados son clásicos en “recursos humanos” o en “gestión de personas”, y los hemos tratado antes, por ejemplo, en este par de artículos muy comentados en los que el debate giró en gran parte alrededor de la estéril asignación de culpas en la organización entre trabajadores y directivos.

Sin embargo parece más razonable exigir en el contexto de la empresa, tanto a trabajadores como a directivos, que hicieran lo mismo que planteamos en el artículo sobre la educación paradójica a padres, profesores y administración: dejarse de disputas sobre responsabilidades y que cada parte actúe como si toda la responsabilidad fuera sólo suya.

Desde la perspectiva de este artículo se propone que cada trabajador debe hacer lo que esté en su mano para mejorar su situación en el ámbito de su organización, y en concreto, en la relación con sus jefes, sin estar tan pendiente de qué deberían estar haciendo otros para que su vida fuera mejor. En fin, lo que siempre decimos: piensa lo que quieras, atribuye a otras partes la responsabilidad que consideres conveniente pero, mientras tanto, haz lo que debas. Os dejo con este buen artículo recordando, como siempre, que el tono general y algunos consejos son de “estilo norteamericano”, así que hay que extraer lo mejor de cada idea para adaptarlo a nuestro contexto laboral.

CINCO ESTRATEGIAS PARA SOBREVIVIR A UN JEFE DIFÍCIL. De Jerry Roberts

La estrategia es más útil que la emoción. Decir que tu jefe es un monstruo o culparle por todo lo que va mal en tu vida puede ser lúdico e incluso terapéutico, pero no ayuda nada a mejorar tu situación. Sólo una estrategia dirigida de forma clara y un conjunto de tácticas definidas lo harán.

¿Deberías quedarte? En casi 15 años que llevo ocupándome de cuestiones relacionadas con los puestos de trabajo me he encontrado con cantidad de gente que se quejaba de su jefe, pero muy raramente se ha llegado al extremo de que la persona trabajadora esté completamente angustiada y sintiéndose atrapada. Entiendo que aún suponiendo que tu actual situación financiera haga imposible que puedas dejar tu actual puesto, aún así puedes igualmente empezar con el proceso de planificación. Si tu trabajo te está arruinando la vida, no vale la pena ahorcarte. Ganar menos dinero puede suponer tener que pasar apuros al principio de este cambio, pero a la larga reemplazarás los ingresos perdidos y serás más feliz.

Sobra decir que si tu jefe es culpable de una mala conducta sexual o te ha convertido en objeto de continua crueldad psicológica, tienes que irte de ahí o informar a sus superiores. Obviamente, esto no incluye el hipotético caso de que te recrimine por llegar tarde o porque tu trabajo no sea bueno.

Veamos ahora unos pocos PUNTOS CLAVE que nos ayudarán a avanzar.

Los jefes malos son minoría. Existen jefes malos y mezquinos. Algunos tienen egos que necesitan sus propios códigos postales. Son una minoría, como los jefes excepcionales. La inmensa mayoría -, probablemente el 90 por ciento – están en el medio. A veces son buenos, a veces incompetentes, la mayoría sólo un término medio y gente decente que lucha por sobrevivir y se sienten sobrecargados la mayor parte del tiempo. Al igual que nosotros.

Los directores también necesitan desahogarse. A decir verdad, muchos directores se sienten frustrados por la calidad del trabajo que entrega la gente y también por lo que ellos valoran como indiferencia. He oído muchas quejas diciendo que crecen desenfrenadamente las actitudes pobres y egoístas. Demasiada gente lleva su cuerpo al trabajo pero deja su mente en otra parte. Cuando aceptaste el trabajo no le dijiste al jefe, “voy a realizar el trabajo cuando pueda, pero mi principal objetivo es conectar con la gente online y pasarlo bien”.

Haz la prueba de la cartera. Si se estuviese gastando tu dinero ¿qué querrías, un día honesto de trabajo o tener que decirle a la gente que deje de lado su Crackberry y que dejen el Twitter y el Facebook?

Tu jefe también puede tener problemas con su jefe. Puede que se encuentre bajo presión extrema para entregar resultados, o no recibe apoyo, o se le prometió la luna cuando aceptó el trabajo y descubrió luego que le habían mentido. Quizá su vida personal está patas arriba. A lo que voy es que probablemente no tengas todas las respuestas de por qué tu director es difícil de tratar. Bien podría ser un idiota total y no apto para la supervisión de ningún tipo –y esa sería toda la explicación-, pero hay muchas posibilidades de que haya que buscar mucho más que eso.

Sé honeso/a. ¿Eres parte del problema? ¿Podrías estar contribuyendo al estrés? ¿No eres más que un espectador inocente o te has puesto de tu lado avivando el descontento? ¿Estás a la altura de las expectativas y haces todo lo posible para reforzar el equipo? Una de las cosas más difíciles para cualquier persona es ser objetiva sobre su propio rendimiento, y en especial su personalidad en el puesto de trabajo. Si te abres a posibles críticas, te puede interesar preguntar a un par de compañeros imparciales cómo juzgan tu trabajo y tu conducta.

Ahora echemos un vistazo a esas 5 estrategias para relacionarnos con un mal jefe:

Estrategia 1: Prepárate para comprometerte

Si vas a aceptar la nómina, aunque encuentres a tu jefe detestable y carente de todo valor social que le pudiese redimir, vas a tener que encontrar la forma de trabajar juntos. Eso significa que tendrás que romperte la cabeza con este proceso. Tendrás que encontrar algo en él que te permita tolerar sus debilidades y pasar por alto el resto.

Incluso los peores directivos tienen buenas cualidades, a veces geniales. Si puedes dejar de lado tu ego y permitirte apreciar a esta persona por lo que hace bien –y bloquear las cosas que hace que te sacan de quicio- vas por buen camino. ¿Compartes su interés por un deporte o un hobby? Profundiza un poco y haz un esfuerzo por conectar. Te podría sorprender encontrar una persona humana bajo el traje de jefe mezquino. Tanto si lo haces de esta forma o no, tienes que aceptarle mental y emocionalmente y continuar adelante.

Estrategia 2: Reúnete 5 minutos

Para saber dónde estás con tu supervisor dale una nota manuscrita (no un e-mail) pidiéndole una breve reunión. “Necesito tu ayuda en algo importante. ¿Me puedes dar cinco minutos?” Eso es suficiente. No concretes aquí. La curiosidad juega a tu favor. Cuando entres en la reunión tienes tres objetivos:

1.- Conseguir la opinión del director

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