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Complacen su estadía con lujuria reprimida en los brazos de María


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2015  •  Ensayos  •  1.517 Palabras (7 Páginas)  •  85 Visitas

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Complacen su estadía con lujuria reprimida en los brazos de María,

 en los pliegues de sus mantos, en los vuelos de su velo.

 Zarpan y escapan de una realidad paradigmática,

experimentan todo en su piel y su alma

  y entre ello se oprime la claridad.

                                                                                                                   Franco Martín

En esta ocasión voy a escribir sobre una relación invisible, pero tal vez simbiótica, entre las ideas básicas y principales de Friedrich Nietzsche y la travesía que realizo Christopher McCandless, donde siguió sus principios hasta el final, hasta las últimas consecuencias.  

“De todo lo escrito yo amo sólo aquello que alguien escribe con su sangre. Escribe tú con sangre y te darás cuenta que la sangre es espíritu”, dice Zaratustra. Escribir con sangre es escribir con la vida misma. “He aprendido a andar: desde entonces me dedico a correr. He aprendido a volar: desde entonces no quiero ser empujado para moverme de un sitio. Ahora soy ligero, ahora vuelo, ahora me veo a mí mismo por debajo de mí, ahora un dios baila por medio de mí”, continúa Nietzsche en la voz de Zaratustra. Es la escritura que empuja a viajar. Tal vez dentro de lo salvaje encontremos a dios bailando para nosotros.

Hacia rutas salvajes, es una película estadounidense con guión y dirección de Sean Penn del año 2007 y está basada en el libro homónimo de Jon Krakauer escrito en 1996. El film dirigido por Penn cuenta la historia de Christopher McCandless, un joven norteamericano que en 1990, tras terminar sus estudios universitarios decide emprender un viaje huyendo de todo aquello de lo que reniega. La familia y la sociedad en la que vive son cuestionadas por Christopher, quien está obsesionado con llegar a Alaska. Durante dos años andará por la tierra sin nada más que un escaso equipaje y los libros de sus autores preferidos: Tolstoi, Jack London, Thoreau, intentando ser un viajero de lo estético y hacer del camino un hogar, perdiéndose en la salvaje naturaleza, alejándose de la civilización que tanto dolor le ha causado en su hipocresía y violencia.

La narración se estructura en capítulos en los que se establece un paralelismo en la vida de un ser humano y el viaje que emprende.

Así, en la adolescencia veremos la rebeldía y la aventura hacia lo desconocido que se idealiza pleno de libertad; con la madurez encontraremos a un joven que entiende que para vivir, incluso en soledad, es necesaria la organización del tiempo y de los materiales y la planificación para concretar esa vida; luego el encuentro con la familia, la elegida, la que ha hecho en el camino, huyendo de aquella que no puede perdonar; y en la vejez de su juventud, la obtención de sabiduría, aquella que sólo se obtiene andando, escribiendo la propia vida, sabiendo que esa escritura tiene un final. “Si quieres algo estira los brazos y tómalo” le dice Chris a la adolescente que se enamora de él antes de despedirse de ella, para siempre. Chris no sólo lo toma, lo exprime, lo lleva al límite: obtener algo puede costar la propia vida. Pero él se inventa un camino y un nombre: Alexander Supertramp, otro de los modos de deshacerse de la herencia social. Nombrarse a sí mismo como para elegirse a sí mismo, ¿para ser dios? ¿Es posible soportar tanta soledad? Hay una verdad que se le revela en la lectura de los libros que ama, mientras escribe su diario. Hay una verdad que busca y que llega en soledad: la felicidad, ese destello, cuando ocurre, necesita ser compartido. Una verdad que escribirá con su propia sangre. Dentro de este orden y paralelismo, podemos encajar perfectamente muchas de las ideas de Nietzsche, pero en este caso voy a utilizar su concepto de superhombre. El superhombre aparece en uno de los mensajes de Zaratustra. Es el hombre del futuro que vivirá cuando se haya realizado la transformación de los valores y se haya cumplido la defunción de la cultura occidental. El superhombre encarna los valores de la época presocrática.

Encontramos similitud en palabras de Christopher hacia un amigo: “No eches raíces, no te establezcas. Cambia a menudo de lugar, lleva una vida nómada… No necesitas tener a alguien contigo para traer una nueva luz a tu vida. Está ahí fuera, sencillamente”

El hombre es un animal no fijado, es defectuoso porque tiene que hacerse a sí mismo dentro de la libertad. Pero corre el peligro de fijarse, de convertirse en animal doméstico, perdiendo la voluntad de poder, el deseo de superación constante que es su principal valor.

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