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Concepto De Filosofía


Enviado por   •  26 de Septiembre de 2014  •  1.738 Palabras (7 Páginas)  •  142 Visitas

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“La filosofía, la educación y la familia”

En la actualidad hablar de familia es hablar de crisis, es decir, del elemento vital de la sociedad que está siendo constantemente amenazado por una serie de tendencias destructivas que atentan contra la propia naturaleza del hombre.

Materialismo, placer, consumismo, relativismo, entre otros, producto de tendencias manipuladas por la mercadotecnia, están deformando la esencia de la familia, socavando poco a poco el vínculo familiar que por siglos ha mantenido al hombre en clara perspectiva a su fin último.

Es por esto que debemos analizar bajo la luz de la filosofía la importancia de la familia en la sociedad y cómo de ella se generan los hábitos y virtudes que generan buenos ciudadanos para la nación que todos queremos.

En un princio, debemos establecer que la familia es el núcleo de la sociedad, el elemento más importante de donde se desprenden los valores morales que habrá de regir el destino y la búsqueda del bien común. Es la familia por derecho natural, la comunidad de los padres y los hijos en donde los primeros definen bajo la experiencia y el conocimiento, los valores y virtudes que habrán de provocar en los hijos para que a su vez, en su momento, éstos hagan lo propio con los suyos.

Debemos entender que en cuestión de educación, la familia tiene preeminencia sobre estado, pues en ella descansa la formación social del individuo que define su finalidad existencial, dejando al estado la responsabilidad de proveer la condiciones necesarias para que esas familias que forman la sociedad obtengan el bien común, su desarrollo y los bienes materiales para su subsistencia.

Importante es destacar que los padres sólo podrán sembrar valores morales y virtudes en sus hijos si conocen el fin último del hombre, si tienen pleno conocimiento de saber metafísico que define el rumbo en la búsqueda de la felicidad. De aquí la importancia de la filosofía en la familia y en la educación.

“Imposible comprender al hombre y todas sus dimensiones, si prescindimos de la metafísica, porque el hombre no es el todo ni mucho menos la medida de todo, sino que está inserto en el mundo que lo trasciende en su carácter de persona” (1).

Si bien la filosofía es la ciencia que estudia a todos los seres por sus últimas causas a la luz natural de la razón y que “la filosofía en cuanto ciencia del ser debe envolver así, el conocimiento de sus causas primeras, es decir, finalmente la de Dios que es la causa más inmaterial de todas”(2), debemos de cuidar la tendencias filosóficas que a través de la historia erraron o se desvirtuaron de la verdad del entendimiento y que en la actualidad están siendo retomadas o son herencia de aquellas, filtradas para generar anarquía social en consecuencia de la destrucción de la familia y del hombre.

Es en la familia que el individuo en formación recibe de sus padres el conocimiento de lo espiritual, de lo bello, de lo que es cultura, de lo que es arte, de lo que es buscar el bien común, en gran parte por lecturas de fábulas, leyendas, historia y literatura, todo abrigado bajo el techo que brinda el hogar. La escuela, en consecuencia, es el perfeccionamiento de estos valores en donde la ciencia y la técnica juegan un papel muy relevante para su futura inserción activa en sociedad.

Reconociendo de antemano la importancia que la tecnología está aportando a los avances de la ciencia, lo cierto es que también es causa de una postura individualista que repercute directamente en las familias, al separar la convivencia natural que todavía a mediados del siglo pasado encontrábamos en ellas.

La televisión en cada cuarto, los reproductores de música individualizados, los horarios diversificados entre el trabajo de los padres y los de la escuela de los hijos, están socavando la convivencia de las familias en donde poco se habla, poco se comunica y en donde las tendencias y modas consumistas y placenteras, producto de la mercadotecnia de los medios de comunicación masiva, son ahora la directriz familiar, en contraposición de la autoridad de los padres y desgraciadamente en la mayoría de los casos, bajo el consentimiento de éstos. “La familia , su capacidad educadora, ha ido perdiendo fuerza a favor de los medios de comunicación social y, más aún, a favor de la calle, del grupo de amigos que es el colectivo en el que el joven experimenta su autoconstrucción de valores” (3), donde la pregunta surge a priori ¿Cuáles valores? ¿Qué tipo de valores?

Sócrates, Platón, Aristóteles, Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, todos ellos nos enseñaron que la educación moral, supone la adquisición de determinados rasgos morales, el aprendizaje de habilidades valorativas, el desarrollo de destrezas morales. Es imprescindible y esencial la educación del sentido moral, es decir la adquisición de criterios capaces de orientar y dar consistencia a las decisiones que la persona ha de tomar día con día y que colaboran decisivamente a formar su carácter moral.

Es en el seno de la familia y al torrente de la fuente filosófica que la educación moral debe contribuir al logro de una vida personal realizada y de una vida colectiva justa en donde todos puedan encontrar horizontes de desarrollo y realización como personas. La educación del niño tendrá, de hecho, su mejor realización, cuando aquel pueda imitar el ejemplo de los padres. Ha de poder ver en sus padres la clase de ser humano que él debe llegar a ser. He aquí la gran importancia que reviste

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