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Cupido y Psique12


Enviado por   •  17 de Octubre de 2014  •  Informes  •  1.679 Palabras (7 Páginas)  •  242 Visitas

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Cupido (llamado también Amor en la poesía latina)1 2 es, en la mitología romana, el dios del deseo amoroso.3 Según la versión más difundida, es hijo de Venus, la diosa del amor, la belleza y la fertilidad, y de Marte, el dios de la guerra. Se le representa generalmente como un niño alado, con los ojos vendados y armado de arco, flechas y aljaba. Su equivalente en la mitología griega es Eros.

Cupido y Psique12

Cupido y Psique, de Bouguereau, 1889.

El escritor romano Lucio Apuleyo narró la historia de Cupido y Psique en su obra El asno de oro.

Cuenta Apuleyo que en cierta tierra remota hubo un rey y una reina, padres de tres hijas. La menor y más bella de todas se llamaba Psique (representación del alma). Su hermosura era tal, que le dio renombre de ser una segunda Venus. Su padre, a través del Oráculo de Delfos, intentó conseguirle un compañero. El Oráculo le dijo que ella no estaba destinada a ningún amante mortal, «porque el amor del alma siempre es inmortal», sino un dios deforme y temible a los otros dioses y hasta al mismo Plutón. Añadió también que debían abandonar a la princesa en un monte al borde de un precipicio, pero vestida con su traje de bodas.

Venus, celosa de la belleza de Psique, pidió a Cupido que usara sus flechas doradas para hacer que Psique se enamorase del hombre más feo del mundo; Cupido accedió. Mientras eso pasaba, Psique fue a la cima de la montaña. Céfiro, el dios del viento del Oeste, llegó, la arrebató, y la condujo flotando suavemente en medio de un bosque, donde había un magnífico palacio, al parecer deshabitado. En ese momento apareció Cupido, quien al ver a Psique quedó prendado de su belleza.

Cupido y Psique, de Jacques-Louis David.

Al entrar Psique al palacio, se sorprendió de hallarlo lleno de joyas y adornos. Llegada la noche, Cupido se unía a ella, y la dejaba antes de que amaneciera, recelando ser visto: muchas noches duró esto. Cupido pidió a Psique que no encendiese jamás ninguna lámpara porque no quería ser visto. La princesa se sentía muy segura cuando él la visitaba por las noches, aunque no viese su rostro, pues sentía que era el esposo anhelado.

El rey y la reina, preocupados después de un tiempo, enviaron a sus hijas en busca de Psique. Cupido prohibió a Psique que se dejara ver de ellas, pero viéndola entristecida y melancólica, consintió al fin que les hablase, a condición de que no siguiera sus consejos. Céfiro condujo al castillo a las hermanas de Psique, quien después de contarles las dichas que gozaba, les dio ricos presentes. En una segunda visita las hermanas descubrieron que Psique no veía a su marido, y celosas como estaban de que su hermana menor viviera en tan hermoso palacio, le dijeron que el Oráculo de Apolo había dicho que su esposo era un monstruo, seguramente una serpiente que acabaría con su vida de una manera horrible.

Cupido y Psique, óleo de Jacopo Zucchi, 1589.

Psique, aterrada por la funesta noticia, admitió el pérfido consejo de sus hermanas: a la noche siguiente, cuando su esposo dormía, se salió del lecho para tomar una espada con que darle muerte; mas en el instante en que tomó la lámpara, observó que en lugar de un monstruo era el dios Cupido el que dormía. En el despecho de haber dudado de su felicidad, Psique toma la espada e intenta clavársela en el pecho, pero la espada se le cae de las manos; considera entonces usar el arco y las flechas de Cupido, pero se hiere un dedo al tocar una punta de flecha. Se vuelve para mirar de nuevo a su esposo, que le genera inmensa pasión, pero una gota de aceite de la lámpara cae en la espalda de Cupido; éste despierta, y al instante emprende el vuelo. Psique intenta detenerlo tomándolo por un pie, pero la fuerza de Cupido es superior, y eleva a Psique.

Acercándose a un ciprés, Cupido deja caer a Psique, reprochándole su desconfianza. Psique, desesperada, se precipita a un río, pero el agua la arroja en seguida a sus márgenes. Se encuentra con el dios Pan, que trata de consolarla. Errando por el bosque, Psique llega al fin a casa de una de sus hermanas, y le dice, para vengarse, que Cupido la ha amenazado con casarse con una de ellas. Ilusionada, la hermana de Psique, corre al precipicio desde donde esperaba que apareciese Céfiro para conducirla, como había hecho con Psique, al palacio de Cupido. Cuando sintió un extraño viento sobre su rostro, la muchacha se lanzó al precipicio creyendo que Céfiro la sostendría, pero pereció miserablemente. Psique se vengó de la misma manera con su otra hermana.

Venus, al enterarse de que su hijo sufría un cruel dolor, creyó su deber ir en busca de Psique para hacerla sufrir por su temeridad. Psique, desde hacía días, caminaba por el bosque en busca del palacio de su amado Cupido. Habiendo

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