César Octavio Hernández S

Somos

César Octavio Hernández S

Todos, innegablemente somos un poco Pedros Paramos, tenemos un esbozo en la vida de Quijotes y algunos nos domina la presencia de Sancho Panza, pero somos nosotros, creaciones únicas, jóvenes irreverentes en una madurez forzada por las circunstancias y los caminos.

Vivir, he aprendido que es no negar, vivir es de muchas maneras ser todas las fantasías en una y no perder los sueños porque se pueden perder los caminos e incluso peligrar ante una brújula dispersa, pero los sueños no deben de extraviarse jamás.

Somos un detective audaz, una princesa de castillos asediada por dragones feroces esperando su príncipe, o por lo menos su Sherk; Somos el origen de una caricatura que se desdibuja y se remarca dependiendo de la circunstancia y la necesidad.

Cambian los rumbos, buscando como Paramo a su padre, se puede estancar en esa estación donde el guardagujas solo orienta pero no te da la certeza del próximo tren; somos un DaVinci extraviado en una paraje de la vieja Italia y vivimos con una túnica griega disfrazada de modernidad.

Somos Maestros, somos alumnos, un poco locos y forzosamente cuerdos, vestidos de las lagrimas de Doña Libertad Lamarque y peinados eternamente con un gel estilado décadas atrás.

De las imágenes la genética tiene sus maravillas porque somos lo mismo que quien nos antecedió, a veces en versiones que confundimos con mejoras pero que en realidad solo retratan las tendencias del día.

Gritamos a voz batiente, lloramos en las penurias de la soledad y reímos ante la necesidad social, hasta que la carcajada alcanza sus decibles más profundos e íntimos.

Somos buscadores dispuestos a ser encontrados, mariposas de un ala marchita complacientes a renovar el siguiente miembro para subir aunque como Ícaro nos derrita el calor de la luz, pero subir al fin y al cabo.

Hoy reímos ante la juventud que se busca en los placeres, la misma que tuvimos cuando la tuvimos presente, pero presente en donde los medios se vuelven ausentes.

Queremos a rabiar y Amamos con la locura de un personaje telenovelesco, aun en su peor fantasía y farsa, conjuntando personajes que creemos originales pero que somos, como humanos la creación más íntima de quien creemos nos dio el alma, la conciencia y una realidad absoluta para entender con congruencia de que somos irrepetibles, perenes, pero irrepetibles, con todos los quijotes dentro.

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