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DAFNIS Y CLOE


Enviado por   •  26 de Agosto de 2014  •  1.208 Palabras (5 Páginas)  •  386 Visitas

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Dafnis y Cloe

Al día siguiente, de vuelta en la pradera, Dafnis, sentado, según solía, al pie de una encina, tocaba la flauta, a par que miraba sus cabras, encantadas, al parecer, con el dulce sonido. Cloe, sentada asimismo a la vera de el de el, miraba sus ovejas y corderos; pero miraba mas a Dafnis. Y otras ves le pareció hermoso tocando la flauta, y creyó que la música le hermoseaba, y para hermosearse ella tomo la flauta también. Quiso luego que volviera el a bañarse y le vio en el baño y sintió como fuego al verle, y volvió a alabarle, y fue principio de amor la alabanza. Ninfa candorosa, criada en los campos, no se daba cuenta de lo que pasaba, porque ni siquiera había oído mentar el amor. Sentía inquietud en el alma; no podía dominar sus ojos y hablaba mucho de Dafnis. No comía de día, velaba de noche y descuidaba sus ovejas; ya reía, ya lloraba; si dormía, se despertaba de súbito; su rostro se cubría de palidez y luego ardía de rubor. Nunca se agito más becerra picada del tábano. Acontecía a veces que ella a sus solas prorrumpía en estas razones:

‹‹estoy mala e ignoro mi mal; padezco y no me veo herida; me lamento y no perdí ningún corderillo; me abrazo y estoy sentada ala sombra. Mil veces me clave las espinas de los zarzales y no llore; me picaron las abejas y pronto quede sana. Sin duda que esta picadura de ahora llega al corazón y es más cruel que las otras. Si Dafnis es bello, las flores lo son también; si el canta lindamente, no cantan mal las avecicas. ¿Por qué pienso en el y no en las avecicas y en las flores? ¡Quisiera ser su flauta para que infundiese en mí su aliento! ¡Quisiera ser su cabritillo para que me tomara en sus brazos! ¡Oh agua perversa, que a el solo haces hermoso y me lavas en balde! Yo me muero, queridas Ninfas; ¿Cómo no salváis ala doncella que se crio con vosotras? ¿Quién os coronara de flores después de mi muerte? ¿Quién tendrá cuidado de los pobrecitos corderos? ¿ A quien encomendare mi parlera cigarra, que cogí con tanta fatiga y que solía cantar en la gruta para que yo durmiese la siesta? En vano canta ahora, pues yo velo gracias a Dafnis››. Así padecía, así se lamentaba Cloe, procurando descubrir el nombre de amor.

Entre tanto, Dorcon, el bollero que saco del hoyo a Dafnis y al macho, mozuelo ya con barbas y harto sabido en cosas de amor, se habían prendado de Cloe desde el primer día, y como mientras más la trataba mas se abrazaba su alma, resolvió valerse o de regalos o de violencia para lograr sus fines. Fueron sus primeros presentes para Dafnis una zampoña que tenia 9 cañutos ligados con latón, y no con cera, y para Cloe la piel de un cervatillo, esmaltada de lunares blancos, para que la llevase en los hombros, cual suelen las vacantes.

Así creyó haberse ganado la voluntad de ambos y pronto desatendió a Dafnis; pero a Cloe la obsequiaba de diario, ya con blandos quesos, ya con guirnaldas de flores, ya con frutas sazonadas. Y hasta hubo ocasiones en que le trajo un becerro montaraz, un vaso sobredorado y pajarillos cazados en el nido. Ignorante ella del artificio y malicia de los amadores, tomaba los regalos y se alegraba más aun porque con ellos podía regalar a Dafnis.

No tardo este en conocer también las obras del amor. Entre

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