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¿De qué trata el Orfismo?

isabella8490Ensayo7 de Junio de 2017

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¿De qué trata el Orfismo?

La significación histórica del Orfismo radica más bien en su doctrina del alma. La mística basada sobre ella ha podido desarrollarse realmente cuando se encontró una oposición hostil entre alma y cuerpo (la primera “Dionisiaca”, pura, buena e inmortal y otra parte “Titánica”, mala, perversa y mortal)*. El sentimiento de esta oposición era el profundo convencimiento de que el alma humana tiene naturaleza divina y que el cuerpo que posee es su cárcel. Eran estas concepciones que solamente pudieron desarrollarse sobre el suelo griego a consecuencia de la experiencia del éxtasis y, ante todo, del culto por Dionisio, teniéndose por firme creencia que el alma, libre de las ataduras del cuerpo, se hace partícipe de fuerzas maravillosas. De esta manera pudo desarrollarse el pensamiento de que también el alma tenía que purificarse del cuerpo como de un impedimento que la contamina.

Así se formó el sentimiento de esta tajante oposición y con ello, de la profunda distinción valorativa entre cuerpo y alma, una de las raíces de la ascética del orfismo. Consiste también en la aparición de una especie de conciencia de pecado y como consecuencia de esto, una nostalgia de salvación que brotaba de almas atormentadas. Por medio de esta ascética se quería liberar al alma de las ligaduras del cuerpo (el mundo de los sentidos), para que esta (supóngase de origen divino pero que, a consecuencia de una culpa anterior a su existencia terrenal había sido atada al cuerpo) se libre de la “órbita del devenir”, de todas las ligaduras terrenales, levantase el vuelo hacia la divinidad y pudiese unirse con ella de nuevo.

La ascética ha tenido también otra meta, pues una de las doctrinas principales de los órficos es el juicio final de las almas en el Hades, donde a los piadosos se les concede su premio en un banquete sublime y a los impíos se les da el castigo en un pantano, donde tienen que echar agua en una criba y llevar a cabo otros trabajos sin sentido, indefinidamente. Junto al trono de Zeus está la Dike, diosa de la Justicia, inflexible vengadora de todo delito. Así pues, la doctrina de una retribución en el más allá constituye una parte fundamental de la antigua creencia órfica. Para escapar de los terribles castigos en el Hades, las ánimas atemorizados ofrecían a los dioses infernales sacrificios y plegarias con los cuales esperaban no sólo expiación de las culpas para los vivientes, sino también para los que ya habían muerto. De esta manera pretendía también la ascética de los creyentes órficos escapar con la mayor indulgencia posible del juicio final en el Hades. Cabe resaltar que las pruebas de dichas almas, de volver a la existencia terrenal y tratar de recordar lo que se aprendió en otras vidas, tienen un límite. El alma, cuyas oportunidades se agoten, después de muchos fracasos, perecerá en las profundidades olvidándose de sí misma para después desaparecer.

El ser humano está compuesto de un cuerpo y un alma, un alma indestructible que sobrevive y recibe premios o castigos más allá de la muerte. Para los órficos es el alma lo esencial, lo que el iniciado debe cuidar siempre y esforzarse en mantener pura para su salvación. El cuerpo es un mero vestido, un habitáculo temporal, una prisión o incluso una tumba para el alma, que en la muerte se desprende de esa envoltura terrena y va al más allá a recibir sus premios o sus castigos. La metempsicosis. Tras la muerte y separación del cuerpo, las vuelven a la existencia terrenal en cuerpos humanos o de otros animales.

Una de las características que más llama la atención en la ascética y que es inaudita en la vida del pueblo griego es la catharsis o purificación que consiste en privarse de ciertos placeres, tanto corpóreos como alimenticios, mediante dietas encaminadas a que el alma se libere de su cárcel corporal y pueda volver a su ámbito divino. en cuanto a las ditas alimenticias no se atrevía comer carne pues como dice Platón: “Ni una vez se atrevieron, los que practicaban esto a probar carne de reses muertas, ni tampoco sacrificaron animales a los dioses, pero sí ofrecían tortas y frutas rociadas con miel y otras dádivas puras como éstas. Se abstenían, pues, de comer carne en la creencia de que esto era una profanación y de manchar de sangre los altares de los dioses. Una vida órfica, por consiguiente, la llevaban aquellos hombres, que se alimentaban de lo inanimado y que temían lastimar a lo animado”

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