“Democracia”

Democracia y “Democracia”

Por

Rafael Ciprián

La democracia, que

Abraham Lincoln definió como acierto

como el Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, es la fisonomía

política del sistema económico, social y

político que denominamos capitalismo. Por tanto, es ella la que vende la

imagen, con su carga de bondades y maldades del sistema capitalista.

Pero la democracia,

como concepto político, puede trascender al capitalismo. Los postulados que la

sustentan riñen frontalmente con el Capitalismo. Se puede decir que es su

negación dialéctica. Sobre todo porque la palabra democracia, morfológicamente

está constituida por elementos lingüísticos demo, que significa pueblo, y

cracia, que significa gobierno. Y es improbable, por no decir imposible, que el

pueblo se convierta en gobierno en el

capitalismo. Nada más absurdo.

Recordemos que el

sistema capitalista, como en toda sociedad poli clasista, existe una clase

social dominante. Así tenemos, por una parte, a la burguesía, apoyada por

sectores intelectualizados de la pequeña burguesía, que controla el poder

político, y , por la otra, a los obreros, campesinos y grandes sectores de la

pequeña burguesía víctimas de ese control.

La lucha entre la

burguesía, como clase dominante, y los obreros, campesinos y pequeños

burgueses, en posición de explotados y dominados, no tiene tregua. Es un

combate llamado a prolongarse hasta la muerte del o de los contrarios. Sus

contradicciones son antagónicas. Los períodos de aparente paz o armonía social

solo sirve para que los bandos se hagan más fuertes y se preparen para los

próximos choques. Pero en el capitalismo

la clase social que controla los medios de producción impone su voluntad.

El pueblo realmente

no está representado por la burguesía. Ella es su verdugo. Su rostro de

torturadora resalta por encima del maquillaje que suele emplear. El pueblo lo

forman los obreros, los campesinos pobres, la pequeña burguesía y los sectores sociales

que padecen las penurias que impone la sociedad de clases. La suma de la

burguesía y el pueblo es la nación. Aquí están representadas todas las clases y

grupos sociales del país.

Poco importa quien gane o pierda las

elecciones. Ellos tienen la experiencia, la destreza y el interés para hacer

que el capitalismo funcione y se mantenga. Son los favorecidos los otros solo

reciben las migajas mezcladas con alienación permanente. No desaparecen porque

el sistema los necesita. En las sociedades capitalistas altamente desarrolladas,

como los estados unidos de Norteamérica y gran parte de Europa, la burguesía,

se erige como clase social gobernante.

En tal función, dirige,

orienta y guía a las demás clases y capas sociales, impone las normas jurídicas

y valores morales, éticos y estéticos. Y se preocupa por dar el ejemplo de

respeto a esas reglas. Además, siempre se ocupará de las riquezas de la nación

permanezcan en el territorio de su país, y el Estado velará porque así sea.

Ella dirige su

país. Mientras que en las sociedades atrasadas, dependientes y deformadas, como

la nuestra, la burguesía no pasa de ser una clase dominante. Ni dirige, ni

orienta, ni guía. Solo manda, ordena y confunde. No respeta sus propias reglas

y poco le importa aparentar que las respeta.

Nunca realizará

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