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EL BALCÓN DE SÓCRATES


Enviado por   •  23 de Mayo de 2014  •  4.327 Palabras (18 Páginas)  •  619 Visitas

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EL BALCÓN DE SÓCRATES. UNA PROPUESTA FRENTE AL NIHILISMO

José María Barrio Maestre nos ofrece una perspectiva a la vez amplia y profunda sobre la educación, y en su pensamiento confluyen la filosofía, la pedagogía y la convivencia social, tres elementos de la vida humana que dependen el uno del otro. Ejerce la filosofía participando en la reflexión en común sobre los temas importantes para la comunidad. Insiste en que el hombre moderno comete un error al adoptar un pensamiento egocéntrico en vez de uno abierto a la realidad del mundo. El ser humano necesita sentir que la vida tiene un sentido, algo que se consigue a través de la reflexión y la búsqueda de la verdad.

Ya que su papel es dar, el docente tiene que tener buenos conocimientos; después el alumno tiene que abrirse para recibir, para apropiarse, con esto que se le da, el alumno se forma. Con el conocimiento para algo curioso y es que el que comparte su conocimiento no lo pierde, sino que el conocimiento se multiplica.

No se alude directamente a los temas políticos de actualidad, se distingue entre el diálogo que busca la verdad y la mera negociación para llegar a un acuerdo. Se encuentra frases contundentes como decir de la escuela actual que ofrece una “conversación intrascendente”; el autor denuncia en la escuela el “lenguaje poco libre de la corrección política que predica la tolerancia general para evitar la controversia”

Nos invita a una conversación cordial sobre la convivencia significativa, la educación y el sentido de la vida, no es posible la vida buena sin amigos, sin comunidad y sin conversación no trivial.

Sólo se transmite educativamente aquello que nos colma y se nos muestra merecedor de ser transmitido.

La educación se produce en el diálogo, sobretodo de hablar de lo mismo.

La capacidad de mutuo entendimiento no radica sólo en que usemos un mismo lenguaje, sino también en que éste sea realmente significativo que sirva para entender la realidad.

El propósito es explorar la relación entre educación y lenguaje significativo, de manera que desde ella puedan hacerse más visibles algunos rasgos esenciales de lo educativo.

CAPÍTULO 1

LA RAZÓN DIALÓGICA Y SU VALOR POLÍTICO

Para Aristóteles la Política se constituye como un capítulo, incluso un aspecto, de la Ética. A su vez, hay una perfecta continuidad entre ambas y la Economía. Las condiciones de la vida recta, los parámetros del buen gobierno doméstico y los de la buena convivencia ciudadana mantienen entre sí una estricta continuidad. El ethos doméstico tiene mucho que ver con el reparto de cargas y beneficios, y con el necesario arte del ahorro, pues mientras las necesidades humanas crecen ilimitadamente, los recursos para satisfacerlas son siempre limitados. Mas estas tareas han de estar reguladas por la justicia y la templanza.

Dicho negativamente, quien es incapaz de gobernar rectamente su propia vida será muy difícil que lo haga en su casa, y menos aún en la ciudad, cuando le corresponde hacerlo.

Dos son las claves para comprender el discurso Aristotélico en materia ética y política: la importancia del lenguaje y la dimensión pública de las virtudes morales.

Aristóteles entendía que sin la amistad no puede pensarse que alguien pueda llevar una vida excelente. No es posible disfrutar de ningún bien sin amigos, es decir, sin compartirlo con ellos. La koinonía o comunidad es necesaria para la felicidad. Esta, a su vez, radica en la virtud. Y la virtud por antonomasia es la amistad: “ La amistad es una virtud o va acompañada de virtud, y, además es lo más necesario para la vida”.

Si la amistad es virtud es porque no se limita a ser un sentimiento aunque tenga en el su origen y su inicial viático. Pero sobre todo se consolida como el producto resultado de un praxis, de una buena acción. Dado que el amigo es alter ego (otro yo), y que la amistad es una virtud, también puede decirse que la virtud es una forma de amistad consigo mismo.

Los amigos sólo pueden serlo en el bien: amigos son quienes mutuamente se complacen en las buenas acciones. De quienes se asocian para el mal no decimos que sean amigos sino cómplices. La maldad es desgarro interior, enemistad consigo mismo. Amistad es concordia en el bien, y eso reviste importantes consecuencias políticas. Los amigos no se comportan injustamente entre ellos.

CAPÍTULO II

EDUCACIÓN Y VERDAD

Como maestro, interna conexión de ambas tareas: la de buscar la verdad y la de ayudar a otros en su búsqueda.

Su doble condición de iniciador de la filosofía y de la pedagogía hace de Sócrates el patriarca de la cultura occidental.

Todo conocimiento es verdadero, es decir, conocimiento de la verdadera realidad de lo conocido. De lo contrario, no sería conocimiento de algo, pues conocer lo falso es más bien desconocer.

La cuestión de la verdad hoy resulta poco pacífica, tanto en el gremio filosófico como en el pedagógico.

Sin la verdad no hay paideía, ni praxis, ni ethos. Tampoco puede haber amistad, pues el diálogo carecería de sentido. ¿Qué puede ser el diálogo sino una mancomunada búsqueda de la verdad?

Es preciso distinguir verdad de opinión. Toda opinión es, como tal, una pretensión de verdad, que puede cumplirse o no. La opinión es subjetiva -de cada sujeto-.

Justamente porque valora el diálogo, posee un alto concepto de la verdad y la filosofía –la forma más ambiciosa de buscarla- e igualmente de la opinión y la democracia, que supone el reconocimiento práctico de que la verdad nunca se deja decir del todo, ni se agota en un solo punto de vista.

No es humana una vida no examinada, decían los griegos. Una vida no escrutada, no analizada, no reflexionada, vivida sin más como viene, aunque pueda ser biológicamente la de un homo sapiens, se parece más a la de un mono con pantalones. El hombre, en fin, no puede vivir sin verdad.

La verdad siempre compromete; como dice L. Polo, siempre encomienda algo.

Lo que se transmite educativamente es lo que se vive, y lo que se vive es lo que se ha represado en la soledad interior de un pensamiento que se ha hecho propio.

Conocer no es transformar sino transformarse; no es deformar sino informarse. Conocer es enriquecerse, “formosearse”.

Platón hablaba de la belleza del alma: cuanto

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