EL CONDÓR

Pre-lectura

Como grupo hemos optado por leer la leyenda o cuento del “cóndor y la pastora” para realizar un análisis crítico del mismo. Encontramos varias versiones sobre dicha leyenda, de las cuales hemos optado por dos que nos parecen interesante por la forma como concluye.

Es la primera vez que nos acercamos a ella, creemos que por el título se trata de alguna leyenda o cuento andino que cuenta de alguna relación entre una pastora y un cóndor. Como grupo buscamos conocer algo más sobre folclor de nuestros pueblos indígenas

LA PASTORA Y EL CÓNDOR.

Cerca del cerro vivía una joven pastorcita que todos los días salía acompañada de su perrito y a veces de su novio, solían llevar a sus ovejas y llamas a pastar.

Un día al igual que otros, después de beber su infusión de hierbas aromáticas y preparar su chapo, se encamino al paramo; las llamas, vicuñas y ovejas avanzaban lentamente comiendo paja y las hierbas que habían por el camino, por su parte el perro iba adelante del rebaño atajando a los animales impidiendo que se desviaran, así ayudaba a la pastora. De repente apareció un cóndor gigantesco que comenzó a seguir a la pastora. Se le acerco a la pastorcita convertido en un joven bien vestido con un traje negro y con una bufanda blanca.

- Hola señor, ¿cómo está usted?, expreso con cierto temor.

- Muy bien mi querida pastora, pasaba por aquí y quería conocerte, dijo el cóndor con voz fuerte.

Se fueron conociendo.

Así pues, una tarde ante la mirada del perro y el rebaño, el malvado cóndor convenció a la pastora para dar una vuelta, ella subió a su espalda y éste, aprovechando la ingenuidad de la joven la condujo a un alto cerro, lugar donde se encontraba la cueva donde él vivía.

El perro viendo que habían robado a su ama los siguió, conoció el sitio donde estaba la pastorcita y regreso donde estaban las llamas y el rebaño de ovejas, reunió a todos los animales y haciéndolos avanzar los condujo al poblado donde vivían.

Cuando el perro llego a casa, los padres le preguntaron por su hija, - - ¿ Dónde se quedó nuestra hija?, ¿dónde la abandonaste?, preguntaron ellos.

El perro aullando insistentemente y moviendo la cola, tomo el camino de regreso al paramo. Los padres de la pastorcita siguieron al perro, el mismo que caminaba y caminaba, cuando todos llegaron al lugar, donde la pastora se encontraba, comenzó aullar con desesperación; los padres viendo que su hija se encontraba prisionera, regresaron para dar aviso al novio y a los demás habitantes del pueblo. Todos los vecinos y amigos fueron a recatarla.

El cóndor había quedado sumamente enamorado de la pastora y nuevamente la rapto para que

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