EL CUERPO, CARCEL DEL YO AUNTENTICO

EL CUERPO, CARCEL DEL “YO” AUTENTICO

La autenticidad hace referencia a lo que realmente es genuino y verdadero, por lo tanto cuando se habla de una persona autentica, se hace referencia a una persona que actúa y se desarrolla conforme a lo que realmente es, siente y piensa sin tener en cuenta modelos o patrones externos. Lamentablemente en la actualidad, es muy difícil encontrar a una persona cuya personalidad sea totalmente autentica, ya que la mayoría de las personas para liberarse de los juicos y prejuicios de la sociedad, se cohíben de mostrarse como realmente son y mas bien buscan acoplarse a lo que se considera “normal” entre la gente, exponiendo ante el público un “yo” supremamente falso. El culpable de esta profunda falsedad no es nadie más que el propio cuerpo, el cuerpo inhibe la autenticidad de la personalidad, ya que es el “portafolio” con el cual cada persona es identificada y reconocida en el mundo, y por ende hace que la persona identificada por todos se convierta en un blanco fácil de críticas y juicios.

Según Platón, “el alma constituye nuestra verdadera identidad, nuestro ser verdadero, mientras que el cuerpo es un obstáculo, un impedimento, una cárcel en suma para el alma” el cuerpo es ese impedimento que reprime al hombre a que explote su verdadero “yo”, pues hace que el hombre reconocido ante todos como “Julano” o “Sutano”, se avergüence de mostrar sus verdaderas actitudes, cualidades y características que lo distinguen y hacen diferente a los demás, por el miedo a ir en contra del gradiente de concentración y ser señalizado como “no normal”.

Oscar Wilde una vez dijo, “El hombre es menos sincero cuando habla por cuenta propia. Dale una máscara y te dirá la verdad”. Si se tuviera la oportunidad de estar en otro cuerpo por un día, el hombre tendría la plena seguridad de actuar, ser y pensar conforme a su personalidad, conforme a sus propias convicciones, porque no sería identificado en la sociedad, nadie reconocería quien realmente es, y por ende todo juicio y toda burla no sería impedimento para que el hombre, oculto en otro, mostrara su verdadera autenticidad.

Un ejemplo claro que demuestra que el cuerpo es el inhibidor de la verdadera personalidad se puede observar en la leyenda mitológica del Anillo de Giges, un pastor que encontró un anillo que lo hacía invisible, y que aprovechando esta situación mato al rey, para apoderarse del reino; en este relato, se puede evidenciar, la represión que el cuerpo tiene hacia la personalidad del ser humano, pues si Giges no hubiera tenido la oportunidad de ser invisible, jamás habría mostrado sus verdaderas intenciones, propósitos y objetivos, ya que hubiera sido juzgado e incluso asesinado, su cuerpo visible, lo hubiera cohibido del verdadero actuar o pensar de su mente.

En conclusión, el cuerpo siendo el que vuelve visible al hombre ante todos en el mundo y siendo

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