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El Cuerpo Humano Y Su Emergencia.


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2011  •  1.602 Palabras (7 Páginas)  •  821 Visitas

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¿Se puede decir que el cuerpo humano emerge? Los autores, médicos y profesores, lo explican a su modo y justifican su actitud con una variada serie de consideraciones y razones rebuscadas en muy diversos campos y épocas del conocimiento. Así; esta publicación, que podría catalogarse literariamente como un ensayo, porque incluye una serie de divagaciones reflexivas acerca del tema, podría ser también una novela, como que es a la vez un relato de sucesos y pasiones que llenan y animan sus vidas.

Empieza la narración de este libro criticando cómo, aún en los años cincuenta-sesenta del siglo pasado, por razones religiosas, épicas, políticas, sociales de la época en fin, el cuerpo humano se despreciaba en su valoración sustancial, de modo que, en cualquier presentación, tenía que compartir con el alma sus significado, capacidad y rendimiento, pero con notoria desventaja que tardó en matizarse. El alma era seguro camino para la liberación, y el cuerpo, acaso, sujeto de pecado y perdición, porque distraía de nuestro compromiso sobrenatural, hasta el punto de creer los líderes más cualificados que había que castigarlo, someterlo, humillarlo con crueldad, para poder compensar con algún sacrificio meritorio su maldad.

¡Qué gravísimo error!, pero, tan arraigado estaba que, traducido a la pedagogía, los autores insisten en que, en esa época de un nacional-catolicismo exaltado, la citada "competencia" obligaba a tratar las presentaciones del tema con sumo cuidado, hasta en Medicina para no escandalizar al enfatizar la descripción de algún sector corporal significativo. que pudiera incitar al escándalo. El cuerpo femenino detallado con esmero podía resultar descarado en un aula donde podría haber dos o tres mujeres y muchos hombres, por el riesgo de convertirse ellas en el centro de miradas furtivas o, en el fondo, maquiavélico objeto de deseo, aunque fueran a ser, unos y otras, médicos. Por otra parte, el tratar de presentar sentimientos o ilusiones para un cerebro hubiera sido demencial, porque lo espiritual no podía estar en él -no se sabía dónde estaba-, aunque, poco a poco, se fue pasando de alma a espíritu, mente, psique, consciencia, etc., y así ya sí se encontraba.

A partir de aquí toda la obra es una reivindicación del cuerpo pleno, aunque cualquier lector no podría comprender aún cómo se puede pasar de esa presentación vigilada a la libre sublimación emergente que señala el título. Los autores hacen suyo este compromiso, pero advierten, de entrada, de una falta de preparación en la sociedad en que vivimos, su poca preocupación por las cosas trascendentes ante la tiranía de la urgencia de lo de fuera, de lo mediático absorbente, y por eso el primer paso es explicar la experiencia íntima transformadora y fortalecedora que la obra describe.

El propósito de esta obra, que insisten en llamar anatómica, es la de tratar de que el cuerpo humano vivo, objeto de su pedagogía, se entienda no en sentido vitalista sino existencialista; que no sólo se asuma como lo que se ve en su figura, lo de fuera, ni en lo que, aunque dentro, se puede describir con detalle, sino también en lo que la intimidad significa de acción, ilusión y destino globales, que todo sale de ella. Una cosa es ser, simplemente estar, y otra existir, que es dar sentido a lo primero. En cuanto a la asignatura, el pasar de Anatomía Descriptiva, de entonces, a Anatomía Humana, de ahora, debió significar ese cambio, pero, desgraciadamente no se ha asumido del todo.

Un espaldarazo a lo que aquí se está manifestando significó cuando, en la presentación del cuerpo en la tradición cristiana, se topó con términos trinitarios definitorio. Sarx, psique y soma venían a definir una trinidad corporal que, aunque no asumida aún del todo -o mejor olvidada y no recordada-, es esencial para el propósito de la obra. Respectivamente, sarx es soporte ejecutor en el viaje existencial de la vida; psique, principio animador; y soma, acción, testimonio o legado, la huella.

Esta "acción", que no es atribuible por separado al cuerpo ni al espíritu sino hecho corporal integral mancomunado, ha de entenderse como inmaterial en su esencia, como hecho cumplido, y, así, sin anclajes, se comprende que podría sobrevivir a la extinción como volátil legado de esta vida, acaso como capaz de merecer, si se le juzga, un premio en la otra; el cuerpo se destruye y el espíritu no puede concebirse sin él. De todo, el cuerpo único, integrado, será el responsable o depositario: la carne el vehículo, la psique el conductor, y las acciones la cosecha de un recorrido vital sembrando; el vehículo y el conductor desparecerán o dejarán de existir cuando ya no quede camino ni tarea, pero los legados, la huella, los senderos abiertos son otra cosa. La adjudicación global, en fin, de todo al cuerpo integrado, cae de su peso; ¿de qué otra cosa podemos servirnos?

Insistiendo en indagar en esta tesis, nació el reto de tratar de experimentar personalmente ese cuerpo para conocer cada uno el suyo y todos a

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