El Deber De Kant

El deber, según Kant es la necesidad de llevar a cabo una acción por respeto a la ley. La ley se define por su forma, que es la universalidad. El deber es un concepto a priori. No es un concepto derivado de la experiencia, porque ésta nos dice lo que es, no lo que debe ser.

La ley se convierte en mandato y la fórmula del mandato es el imperativo. Todos los imperativos se expresan con el verbo deber (sollen).

Para Kant solamente las acciones que se hacen por deber tienen validez moral. El valor moral no radica en los resultados de una acción, sino que consiste en la voluntad cuando está determinada por la razón (en determinar racionalmente la voluntad). De ahí que Kant afirma que lo que define la moralidad de la acción es realizarla como un fin en sí misma, no como medio para conseguir otro fin. Esta exigencia la expresa Kant en el imperativo categórico y nos indica cómo hay que actuar. La ley se convierte en un fin en sí misma, de ahí que Kant lo formulara también como “actúa siempre de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la de los demás, como una finalidad en sí mismo y nunca como un medio”

En conclusión Kant asume un carácter rigurosamente formal a la libertad. Para él, la libertad no tiene un contenido especulativamente objetivo, sino sólo como principio práctico de determinación de la voluntad según el deber.

Como crítico que es, el fundamento de la libertad y, por consiguiente, de la moral, no es una metafísica al estilo tomista. La moral del hombre no reside en una sustancia o naturaleza inmutable y compuesta.

Si la moral reside en la razón y, a su vez, se considera a ésta como el fundamento de todo ser humano, la conclusión de Kant sería afirmar que la naturaleza del hombre es la razón. Esta razón que manda y obliga también da especio a la libertad. Desde este punto de vista, la vida –o la razón- más bien, es vista como don y deber. Pero esta visión comporta un problema difícil de resolver: ¿Cómo conciliar la libertad y deber? Para Kant ambas realidades provienen de una misma “sustancia” que –como hemos dicho- es la razón.

La conciliación de la libertad y el deber es posible, pues las obligaciones en sentido moral, lejos de excluir en el hombre el libre arbitrio, son una prueba de él. Para los seres carentes de esta forma de libertad no hay –no puede haber- ningún deber. Sin la existencia de la libertad, no sería necesario el deber moral; así como el deber no tendría sentido sin la libertad. Ambos elementos, libertad y deber, son medios que deberían facilitar el fin último del hombre, medios que posibilitan el desarrollo del ser humano; su humanización.

Kant, al poner de relieve los valores de la interioridad y libertad del hombre, supera el cientificismo y psicologismo que tendrá auge poco después. Ha aportado una antropología más humanizada en donde resalta

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