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Kant Y El Problema Del Deber


Enviado por   •  1 de Febrero de 2015  •  2.295 Palabras (10 Páginas)  •  318 Visitas

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Lucía Rojas López

Rodríguez Duplá, L. (2006). La Ética de la razón de Kant. En L. Rodríguez Duplá, Ética (págs. 147-165). Madrid: BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS.

Kant y el problema del deber

El autor de la obra Ética Leonardo Rodríguez Duplá es un académico en la Universidad Pontificia de Salamanca, que nació en Madrid en 1963 cuyo campo investigativo y de estudio ha sido en el amplia área de la ética y filosofía política. Con estudios en Filosofía en Madrid, Salzburgo y Múnich ha realizado varias publicaciones tanto de libros como de textos filosóficos.

El capítulo once de la obra mencionada concerniente a la presente reseña que lleva el nombre de: La ética de la razón de Kant; el cual se encuentra dividido en seis partes que serán expuestas a lo largo del texto. Este capítulo se basa en la propuesta de un criterio moral realizada por Kant, en la cual su sentido es deducido a partir de la idea de un bien absoluto, el cual ha buscado el fundamento del imperativo categórico en una razón práctica auto legisladora, en donde el papel que juega la voluntad resulta imprescindible. A continuación se explicará como el autor llegó a esta construcción y de igual manera se expondrá a partir de la estructura del presente capítulo la línea argumentativa que se presentó para justificar lo expuesto por Kant.

En primer lugar, “la necesidad de una ética apriórica”, es la primera parte de este capítulo, en donde el autor menciona que el problema capital de la ética filosófica es la obligación moral, es por esto que Kant al tener una extraordinaria sensibilidad para los datos de la vida moral y su análisis, tuvo como propósito la elaboración de una ética de la razón pura, cuyo contenido se expresaba como una ética estrictamente racional la cual evita todo elemento empírico que pudiera comprometer la universal validez de sus principios. Esta ética, al fundarse en puros conceptos de la razón, tendrá validez para todos los seres racionales, puesto que sus leyes identificadas son enteramente a priori, y por esta razón se habla de ética apriórica.

(Rodríguez Duplá, 2006) Realiza una comparación entre lo que buscaba Kant con la ética apriórica y el entendimiento vulgar, puesto que en este último, si bien hay conocimiento sobre las obligaciones mediante las cuales actúan los individuos, se presenta una clara encuentra constante exposición a las asechanzas de la sensibilidad que lo inclinan a quebrantar la ley moral.

Por otra parte, lo que Kant plantea es que es indispensable la elaboración de una ética apriórica que identificando el fundamento y el contenido de la ley moral, apuntase a certezas espontaneas del entretenimiento común, por su parte, Kant en ningún momento se opone a tomar datos relevantes a la hora de aplicar las leyes morales a circunstancias concretas, sino que tales datos desempeñen alguna función en la identificación de la ley moral como tal, más no que la quebranten, es por esta razón que las exigencias de orden empírico no tienen la última palabra acerca de su propia legitimidad razón por la cual son juzgadas por una instancia superior la cual se puede entender como la ley moral.

En la segunda parte de éste capítulo, el autor se encarga de explicar la fundamentación de Kant, la cual consiste en el valor incomparable de una buena voluntad. “En ningún lado del mundo, pero tampoco siquiera fuera del mismo, es posible pensar nada que pudiese ser tenido sin restricción por bueno, a no ser únicamente una buena voluntad”-Kant (Rodríguez Duplá, 2006), esta afirmación da lugar a la explicación de Kant en la cual, se entiende que hay un sin número de bienes pero que el único de ellos que no está condicionado es la buena voluntad, aunque de igual manera, este bien puede verse incrementado por otros bienes heterogéneos. Un ejemplo de ello, es el Bonnum Consummatum que refiere a un compuesto de buena voluntad y felicidad, el cual supera a cualquier bien o suma de bienes e indica que aquel que posee esta combinación no tiene nada más que desear.

En cuanto al bien incondicionado de la buena voluntad, el autor establece que los demás bienes, por más que sean buenos, cabe hacer de ellos un mal uso para convertirlos en instrumentos al servicio de una mala causa, es por esto que los dones de la fortuna, los talentos del espíritu y las cualidades del temperamento son en realidad buenos a condición de que sean regidos por una buena voluntad.

Esta buena voluntad no ha de ser regida por nada más que por sí misma ya que esta no puede ser utilizada por que es ella misma la que utiliza, puesto que esta es entendida cono un usuario, más no como un bien cualquiera que puede ser utilizado, puesto que no está condicionada a nada externo a ella.

Por esta razón, la voluntad esta revestida de valor moral, contando también con que esta cumple simplemente con las determinaciones intrínsecas del querer mismo e indagar de cuál de ellas depende que el querer sea incondicionalmente bueno. Recordemos que según Kant el querer tiene dos elementos fundamentales, el primero de ellos refiere al fin y el segundo al motivo, por su parte, este último elemento es considerado como el más relevante ya que el conocimiento de este permitirá discernir cuáles son los fines que se propone una voluntad absolutamente buena.

Sin embargo, para hacer moralmente buena una voluntad, Kant establece que hay un único motivo, el cual es el sentido del deber. Si una voluntad obra por deber, no se propondrá una acción que ella tenga por contraria al deber, pero si una acción que se hace por conformidad con el deber, no es condición suficiente de la moralidad de una conducta, puesto que pudo ser elegida por un motivo egoísta. Es por esto que el rigorismo kantiano establece que el sentido del deber es el único motivo propiamente moral, puesto que cuando se obra por deber, se pobra movido por el respeto a una ley moral a la que se encuentra sometido y no por una inclinación (interés egoísta). Recordemos que para Kant, ninguna inclinación aunque posea valor, no posee valor moral en vista de que se encuentra condicionado a otro, que es este caso sería la voluntad.

Continuando con lo anterior, he de resaltar que (Rodríguez Duplá, 2006) indica la voluntad como una facultad racional cuyos actos son casos de principios universales que llevan a un fin. Dichos principios son llamados máximas, los cuales guían el querer (sentido del deber) de un sujeto. Recordemos que para Kant el deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley.

Con respecto a la ley, la ley práctica indica dos aspectos relevantes, el primero de ellos es su materia(el fin que la ordena) y el segundo es su forma (la universalidad con que ordena), en cuanto a la ley moral

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