El Hombre
gabyfm2 de Noviembre de 2012
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Este es un capitulo de uno de mis libros. Espero que les agrade.
RUBÉN.- En nuestro tiempo es muy común el uso de las palabras en forma automática, palabras como: persona, familia, pueblo, ciudad, país, comunidades, humanidad; me gustaría que hagas una reflexión sobre este tema, ya que presiento que la esencia o el espíritu de las mismas tiene un significado especial.
JULIÁN.- Tanto el cuerpo como el alma del hombre están en formación constante, impulsados por su espíritu. Las decisiones más importantes para este destino, para esta su creación, son decisiones particulares, personales. En este punto reside lo más bello del ser humano, su carácter, su coraje para seguir avanzando, creciendo como ser en su total magnitud.
Antes de dar respuesta a tu pregunta, quiero ahondar un poco más sobre el alma del hombre, para que de esta forma pueda ser más sencillo para tu entendimiento lo que pretendo explicarte.
El hombre es portador de una fuerza invisible, aséptica, potente, a la cual hemos llamado espíritu. Ella nos lleva a retornar al paraíso perdido a través del mejoramiento permanente, la perfección, la creación de un mundo espiritual.
Además de esta fuerza que impulsa nuestra existencia, existe otro elemento que no tiene movimiento, que no busca la perfección porque en sí él ya lo contiene. No es una fuerza, sino una fuente, un espacio, eterno e infinito, que habita en nuestro corazón.
El hombre desde siempre ha recurrido a este páramo en donde viven el amor, la fe, la esperanza, el sueño y todo lo que lo hace realmente feliz. Se podría decir o pensar que esto también es una conquista del hombre, pero no lo es. Lo que ha hecho el hombre desde que es hombre, en este campo, ha sido traspasar o llevar desde su corazón hasta su conciencia. Como su nombre lo dice, con ciencia, es decir, por medio de su ciencia.
Dos potencias de las que estamos hechos. Una en movimiento hacia su verdadero origen a través de la vida y otra en quietud, en paz, en armonía, como si todo lo divino viviera ya en ella.
Ahora sí trataré de dar respuesta a tu pregunta: Así como el pensamiento humano nos ha llevado a ver o a sentir al ser humano o persona como una unidad, así también la familia o un pueblo o un país es una unidad con sus propias características que la diferencian de las demás.
Se puede ver a través de la historia, y particularmente en los últimos siglos, que todos estos entes tienen una vida muy corta. Tienen un tiempo determinado de existencia.
Comencemos por la familia. Toda familia tiene su personalidad, su forma de ser. Normalmente nace del amor, de la creación de una vida compartida.
En los últimos tiempos nos hemos quedado solamente en la pasión; aunque ella fue el centro catalizador de la familia; esto ha tenido como consecuencia que cuando se terminaba la pasión con la pareja, se terminaba la relación y muchas veces la familia también.
Uno de los elementos importantes del ser humano y tal vez el más necesario, en estos tiempos de penuria, es el amor. A él sólo se lo conoce, se lo aprehende, a través de la familia. El amor es como la savia que circula desde la raíz del origen del hombre, y avanza a través y por el centro de todo lo sólido que rodea el alma del hombre. Esa savia bendita es la que se convierte en flores y frutos. El amor es la manifestación bella del espíritu en el alma del hombre.
Esto que te paso a describir es válido para la persona, para la familia, para una comunidad. Imaginemos un cuerpo humano. Vemos que está compuesto de diferentes partes, y cada una cumple una función diferente de las demás. Es decir, el ojo no se puede comparar con el estomago ni el estomago con el oído. Creo que los seres o familias o pueblos somos así, cumplimos una función que hace al conjunto.
Pero no son funciones temporales, fijas
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