El origen y la meta de la ética
drexDocumentos de Investigación28 de Octubre de 2012
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¿QUÉ ES LA ETICA?
ORIGEN
El sentido más antiguo de la ética (de origen griego) residía en el concepto de la morada o lugar donde se habita; luego referido al hombre o pueblos se aplicó en el sentido de su país, tomando especial prestigio la definición utilizada por Heidegger: "es el pensar que afirma la morada del hombre", es decir su referencia original, construida al interior de la íntima complicidad del alma. En otras palabras ya no se trataba de un lugar exterior, sino del lugar que el hombre porta a sí mismo. "El ethos es el suelo firme, el fundamento de la praxis, la raíz de la que brotan todos los actos humanos.
El vocablo ethos sin embargo, tiene un sentido mucho más amplio que el que se da a la palabra ética. Lo ético comprende la disposición del hombre en la vida, su carácter, costumbre y moral. Podríamos traducirla "el modo o forma de vida" en el sentido profundo de su significado.
Ethos significa carácter, pero no en el sentido de talante sino en el sentido "del modo adquirido por hábito". Ethos deriva de éthos lo que significa que el carácter se logra mediante el hábito y no por naturaleza. Dichos hábitos nacen "por repetición de actos iguales" , en otras palabras, los hábitos son el principio intrínseco de los actos.
En el ámbito conceptual de la ética, tenemos un círculo correlacionado entre ethos - hábitos - actos. En efecto si ethos es el carácter adquirido por hábito, y hábito, nace por repetición de los actos iguales, ethos es a través del hábito "fuente de los actos" ya que será el carácter, obtenido (o que llegamos a poseer -héxis) por la repetición de actos iguales convertidos de hábito, aquel que acuñamos en el alma.
El hombre a través de su vida va realizando actos. La repetición de los actos genera "actos y hábitos" y determinan además las "actitudes". El hombre de este modo, viviendo se va haciendo a sí mismo. El carácter como personalidad es obra del hombre, es su tarea moral, es el cómo "resultará" su carácter moral para toda su vida...
Podemos aproximarnos a la conceptualización de la palabra "moral" (origen del latín) como la adquisición de "Modo de Ser logrado por apropiación", o por niveles de apropiación, donde se encuentran los sentimientos, las costumbres y el carácter.
El carácter o personalidad moral, como resultado de actos que uno a uno el hombre ha elegido, es lo que el hombre ha hecho por sí mismo o por los demás. "El hombre en este contexto se hace y a la vez es hecho por los demás, tanto positiva como negativamente".
La Ética (repito: de origen griego) como muy bien dice Vidal, es la "realidad y el saber que se relaciona con el comportamiento responsable donde entra en juego el concepto del bien o del mal del hombre".
La ética florece a partir de nuestros valores que nos dictan si algo esta bien o mal (correcto o incorrecto) en un acto humano. Mayor relevancia adquiere cuando el acto afecta a un tercero.
La Moral (de origen Latín) significa lo mismo que ética ya que traduce el significado de ethos (costumbre) y ethos (carácter / talante), dejando atrás su primera aproximación en que el término mores solo se refería a "costumbre".
Normalmente la ética se emplea respecto a aproximaciones de tipo filosóficas y de tipo racional como tal. El término moral por su parte, se utiliza más en consideraciones de tipo religioso. Frente a la justificación de las normas de comportamiento utilizamos ética como concepto. Moral en cambio, es referido a "códigos concretos de comportamiento".
Lectura No. 1
POR QUÉ SER ÉTICOS
Uno de los enfoques más aceptados en el campo de los asuntos humanos admite que no se puede seguir esperando el cambio de las estructuras sociales y de las instituciones para conseguir de los hombres, aquí y ahora, un nuevo gesto, una nueva acción. Al contrario, es cada hombre, desde las profundidades de su corazón y en un movimiento intenso, quien ha de convertirse, de transformarse, según una idea (ideal) interiorizada y también compartida sobre lo conveniente y lo bueno para sí y para los otros.
Esta dinámica humana supone conocimiento y admiración por un lado y libertad por el otro. El hombre sin ninguna superestructura (o vinculación sobrenatural) desea el bien moral e inclusive lo cultiva. Esta apetencia le permite conformarse a un modo de ser (ethos). Desarrollar una ética. Naturalmente que las cosas no son tan simples porque los términos bueno y malo no son cada uno unívocos. Por estar inmersas en la cultura humana son susceptibles de apreciaciones, de punto de vista. Ello nos lleva siempre atener que escoger libremente. Y a correr el riesgo de equivocarnos. Igualmente, inventamos maneras de vivir que configuran una ética. Somos éticos, entonces, porque somos seres humanos.
Pero somos éticos porque tenemos conciencia, reflexionamos, hacemos cabal uso de nuestra razón, mejor dicho, optamos por esta manera de ser, pues al final la responsabilidad obliga.
Somos éticos por amor propio. Porque lo que está en juego es nuestro bienestar suficientemente ilustrado por la experiencia humana que se expresa en la máxima: “no hagas a los otros lo que no quieres que te hagan a ti”.
Somos éticos, finalmente, porque en ello va la suerte de la especie. Esto quiere decir que si no emprendemos el cambio de una vida autorregulada con referencia a ciertos valores de conservación de la vida humana y la naturaleza y de promoción de la bondad, el respeto y la tolerancia, corremos el peligro de la desaparición. Nadie distinto a nosotros mismos puede asegurar el futuro. Esta es una tarea indelegable e irrenunciable.
La ética no es un regulador de la convivencia humana que se consigna en un papel. Tampoco es un código de comportamiento inocuo. En ningún caso es una mera declaración de principios.
Es una guía para la acción diaria. Es un referente contra el cual se contrasta la conducta individual. Es el inexorable camino que cada persona debe emprender para alcanzar una estatura verdaderamente humana.
Lectura No. 2
CAPÍTULO TERCERO ÉTICA PARA AMADOR
ÉTICA Y MORAL
La palabra “moral” etimológicamente tiene que ver con las costumbres, pues eso precisamente es lo que significa la voz latina mores, y también con las órdenes, pues la mayoría de los preceptos morales suenan así como “debes hacer tal cosa” o “ni se te ocurra hacer tal otra”. Sin embargo, hay costumbres y órdenes –como ya hemos visto- que pueden ser malas, o sea “inmorales” pues por muy ordenadas y acostumbradas que se nos presenten.
Si queremos profundizar en la moral de verdad, si queremos aprender en serio cómo emplear bien la libertad que tenemos (y en este aprendizaje consiste precisamente la “moral” o “ética” de la que estamos hablando aquí), más vale dejarse de órdenes, costumbres y caprichos. Lo primero que hay que dejar claro es que la ética de un hombre libre nada tiene que ver con los castigos ni los premios repartidos por la autoridad que sea, autoridad humana o divina, para el caso es igual. El que no hace más que huir del castigo y buscar la recompensa que dispensan otros, según normas establecidas por ellos, no es mejor que un pobre esclavo. A un niño quizá le basten el palo y la zanahoria como guías de conducta, pero para alguien crecidito es más bien triste seguir con esa mentalidad.
Hay que orientarse de otro modo. Por cierto, una aclaración etimológica. Aunque yo voy a utilizar las palabras “moral” y “ética” como equivalentes, desde el punto de vista técnico (perdona que me ponga más profesoral que de costumbre) no tiene idéntico significado. “Moral” es el conjunto de comportamientos y normas que tú, yo y algunos de quienes nos rodean solemos aceptar como válidos; “ética” es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y la comparación con otras “morales” que tienen personas diferentes. Pero en fin aquí seguiré usando una y otra palabra indistintamente, siempre como arte de vivir. Que me perdone la academia...
Te recuerdo que las palabras “bueno” y “malo” no solo se aplican a comportamientos morales, ni siquiera solo a personas. Se dice, por ejemplo, que Maradona o Butragueño son futbolistas muy buenos, sin que ese calificativo tenga nada que ver con su tendencia a ayudar al prójimo fuera del estadio o su propensión a decir siempre la verdad. Son buenos en cuanto futbolistas y como futbolistas, sin que entremos en averiguaciones sobre su vida privada. Y también puede decirse que una moto es muy buena sin que ello implique que la tomamos por la Santa Teresa de las motos: nos referimos a que funciona estupendamente y que tiene todas las ventajas que a una moto pueden pedirse. En cuestión de futbolistas o de motos, lo “bueno” - es decir, lo que conviene- está bastante claro. Seguro que si te pregunto me explicas muy bien cuáles son los requisitos necesarios para que algo merezca calificación sobresaliente en el terreno de juego o en una carretera. Y digo yo: ¿por qué no intentamos definir del mismo modo lo que se necesita para ser un hombre bueno? ¿No nos resolvería eso todos los problemas que nos estamos planteando desde hace ya bastantes páginas?
No es cosa tan fácil, sin embargo. Respecto a los buenos futbolistas, las buenas motos, los buenos caballos de carreras, etc., la mayoría de la gente suele estar de acuerdo, pero cuando
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