El reino de Cristo como utopía.
Antonio DominguezTesis19 de Agosto de 2015
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Antepongo a todo lector u oyente que mis palabras a continuación son meramente de carácter pacífico, afable y crítico, siguiendo preceptos de una visión cristiana. Aclaro que mi intención no es ofender o persuadir a ningún credo religioso o político. Cada uno juzgue como le sea benigno. Aclarado esto, pasamos a lo siguiente.
EL REINO DE CRISTO COMO UTOPÍA
Escrito por: Omar Antonio Sánchez. UNAH. Honduras.
El anhelo de mundos ideales y perfectos podría ser ese reflejo en el espejo de lamento, protesta y por qué no decirlo y expresarlo meramente como un sentimiento de pena y disgusto por lo que es hoy en día nuestro mundo, en lo que se ha convertido. He aquí mi persona, sí, expresa su protesta en contra de tan vil, arrogante, bajo, indigno, infame y mezquino mundo que hoy en día tenemos; no cabe duda que hemos perdido a gran escala la claridad y calidad de un ser afable, bondadoso, humanitario, y temeroso de Dios. Me es casi imposible no expresar mi aflicción y pena; hoy el hombre le escupe en la cara a Dios sin conciencia alguna, arrastrándose a la inevitable y desconcertante destrucción de sí mismo.
Se dice que somos los seres más inteligentes en el planeta. ¿Cómo se podría respaldar esto con la inhumanidad que hoy impera? ¿Si es inteligente, por qué se autodestruye? La especie humana desprecia lo que le rodea pero no lo reconoce, el desprecio conlleva a la destrucción, el desprecio es equivocación. Por lo tanto, la equivocación no es más que el camino equivocado. Si bien es cierto que somos seres racionales, es un don que poseemos que no tienen el resto de animales. Sin embargo, nuestro propio razonamiento nos está llevando por un camino equivocado.
Pestes, guerras, trata de personas, corrupción, hambre, contaminación, maltrato de animales, etc. Todas llevadas a cabo bajo los caprichos del hombre, bajo falacias, ignorancia, inhumanidad, avaricia, narcisismo, ambición y toda aquella corriente con la que logre sus intereses. Es el hombre quien ha fijado los estándares de tales valores o juicios.
Pero por qué no preguntarse… ¿Podrá este mismo solventar sus defectos nadando contra la corriente de sus propias ambiciones e intereses? Los adinerados, por ejemplo ¿Podrán unirse sin importar clase social o credo llegando a un sólo pensamiento para cambiar al mundo, olvidando sus riquezas a cambio de igualdad para todos? ¿Por qué si el hombre sabe que con todas sus malas acciones llegará a su fin, por qué no hace nada? Si existe una respuesta, verdad o salida, NO está en el hombre.
Personajes políticos, teólogos y pensadores como Tomás Moro, Mahatma Gandhi y Platón, concibieron utopías y modelos de vida ideales y eficientes, quizá éstos planteen un ideal perfecto para la humanidad, sin embargo, ellos mismos reconocen que al hombre actual le es imposible llegar a sus dichas utopías por muy elaboradas y perfeccionadas que sean, incluso, los mayas lo dicen, pues el hombre en sí carece de dirección y es egoísta puesto que busca siempre su comodidad y su propio beneficio; aún más con el capitalismo, y ni hablar de la globalización (que en teoría nos permita relacionarnos con todo mundo y tener acceso a otras cosas que antes no podíamos). Pero la realidad es otra, lo único que ha causado es que el hombre desee aumentar sus bienes materiales, a ser visto y escuchado por el resto del mundo, olvidando escuchar a su prójimo. Platón en su obra “Lisis o de la amistad” nos dice que el hombre en sí, se acerca a alguien por interés o por un gusto no sólo por el simple hecho de querer ser social.
Por lo tanto, le es al hombre, imposible alcanzar utopías ideadas por él mismo, el hombre necesita ser transformado para que sea incorruptible en toda su manera de ser, pues de qué sirve crear una utopía en la actualidad donde haya igualdad para todos cuando alguien siempre va a desear lo ajeno o va querer un poco más que su prójimo, es por eso que para tener una verdadera utopía, el hombre debe ser cambiado desde sus RAÍCES y esto sólo puede hacerlo DIOS.
Tal como se titula el presente escrito, El Reino de Cristo como utopía es el mundo ideal refutando al mundo hecho para los poderosos “señores” que bajo el dominio y la opresión sojuzgan a las personas para mantener sus estatus, privilegios y comodidades. La ética del Reino de Cristo en el campo social, económico y político sirve de base para la formación de una nueva sociedad o una sociedad alterna más justa. El reino del mundo presente se caracteriza por la desigualdad social tanto económica y política; exclusión, opresión; competencia tanto económica, religiosa y política; una sociedad consumista, depredadora tanto humana como ecológica, violenta, etc. A este mundo se opone el Reino de Cristo, que no es de este mundo (no tiene un origen pecaminoso), sino es santo, esto es, es totalmente otro.
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